Loco por ti

Capítulo 7: Desconocido (Kaze)

Tantos meses pasaron que la gran mayoría de soldadas aun en el extranjero ya estaban en casa, al mismo tiempo que los resultados de ADN y una lista muy completa de las veteranas que regresaron a casa.

-Nada por aquí- dijo Anel tallando sus ojos mientras se recostaba completamente en la silla

-Tampoco aquí- dijo Fátima apagando el monitor de la computadora- no hay registro de llegada, pero ningún cadáver comparte su “ADN”, de hecho, su estado no ha cambiado, dice muerto en combate, incluso tiene dos medallas en su honor-

-Y la investigación no da para mucho… tenemos que hablar con Laura-

-Si… tenemos que hacerlo… ambas, no te dejare en esto y tu tampoco lo harás… pero creo que es algo muy delicado-

-Ni que lo digas, espero que no sea muy tarde, ha estado casi un año creyendo que Eduardo está vivo-

-Vamos ahora, esto no puede esperar un solo segundo más- dijo y se levantó de su escritorio

Anel también se levantó de la silla en la que estaba y acompañó a Fátima hasta el auto donde manejó hasta casa de Laura.

-¿Lista?- preguntó Anel poniendo el freno de mano

-Para nada, prefiero que me pongan en una guardia de doscientas horas-

-Y yo que me asignen a una zona llena de minas… vamos, tienes que tomar al toro por los cuernos si quieres terminar-

Ambas bajaron del auto y caminaron par a par hasta la puerta, Anel respiró profundamente y tocó el timbre haciendo sonar una bella melodía, Laura abrió la puerta a los pocos segundos y saludó amistosamente de un beso en la mejilla a Fátima y luego a Anel.

-Adelante, pasen, ¿Quieren un poco de té?-

-No creo… venimos a hablar de un tema algo delicado- dijo Fátima entrando frente a Anel a casa de Laura

-Haz estado viviendo una ilusión- soltó Anel haciendo que todas frenasen en seco

-¿Qué dices?-

-Eduardo fue declarado desaparecido en combate hace tres años y oficialmente declarado muerto hace uno… y no hay registros que digan que el regresó a casa-

-¿De que hablas Anel?, día de los inocentes ya paso-

-No Laura, Anel tiene razón, fuiste la única sobreviviente de un bombardeo, saber que Eduardo estaba muerto rompió tu cabeza y creaste una ilusión para no sufrir el estrés del síndrome del superviviente-

-No, dejen de decir tonterías, Eduardo regresara en poco tiempo y…- paró con lágrimas en los ojos- ¿Qué me dicen de los cuadros?- dijo entrando al estudio y sacando los cuadros- yo no sé pintar-

-El ser humano aprende por imitación, tal vez veías mucho a Eduardo pintar y copiaste tal cual su técnica- dijo Anel sin despegar la vista de los cuadros

-¿Y los ingresos?, el trabaja y me ayuda a pagar la comida-

-¿En qué trabajas Laura?-

-Soy asistente en un banco, tu me conseguiste ese trabajo Fátima-

-No Laura, yo te conseguí un trabajo de contadora en el gobierno, trabajas seis horas y te pagan muy bien, creo que te has mentido en muchos aspectos-

-No… no, eso es mentira, ¡Eso es mentira!, Eduardo vendrá en una hora y les demostrare que están equivocadas, largo de aquí, una estúpida mata sanos no me engañara tan fácil, y tu- dijo y arrancó la estrella de oro del seno de Anel- no mereces ser heroína de la nación- dijo y arrojó con odio la medalla hacia la calle- ¡Largo de aquí, ahora!-

Laura con enojo empujó a Anel y a Fátima fuera de casa y les cerró la puerta sin escucharlas un poco más, Anel levantó su medalla y la volvió a colocar en su seno, tomó la mano de Fátima y ambas entraron al auto, Anel colocó su frente contra el volante y se hecho a reír.

-Eso salió pésimo- dijo llorando sin parar de reír

-Mata sanos… hace mucho que no escuchaba eso…- dijo y colocó su frente contra la caja para bolsa de aire- no debimos de ser tan duras-

-No… no debimos, ya lo dice Blake, “Viven engañados pero viven que es lo justo”… viven… mierda, espero que Laura no se quite la vida-

-Ya no podemos hacer mas por ella, nos hecho de su vida… llévame a comer una hamburguesa, y a beber alcohol, quiero olvidarme de lo que acaba de pasar-

-Si, yo también- dijo y encendió el auto

Anel y Fátima se alejaron de la calle en el auto hasta un bar cercano al que entraron con ganas de beber, Laura se quedo en casa mirando el reloj, se suponía que haría algo de comer para la tarde, pero no tenia muchas ganas, solo quería ver a Eduardo y asegurarse que el estuviese ahí.

-El no va a tardar, el no va a tardar- se decía y se puso de pie

Laura caminó de un lado a otro con cierta inquietud, en el proceso se encontró con un espejo en el que se miró, tenía un rostro cansado, delgado, como si no estuviera comiendo lo suficiente, la cicatriz en su cabeza que antes se había asegurado de cubrir con un lindo peinado estaba totalmente despejada y por más que intentó volverla a cubrir, le era imposible, también vio sus manos, estaban igualmente delgadas, no se explicaba por que eso pasaba, volteó asustada la vista al reloj y ya habían pasado algunas horas, se supone que solo en una llegaría Eduardo, sin embargo, parecía que él no llegaría ese día.

-No… el llegara, estoy segura- dijo y se desmayó

 

-¿Me escuchas Laura?, Laura, despierta- decía Eduardo mientras movía los hombros de Laura

-No creo que eso sea buena idea- dijo la doctora tomando suavemente el hombro de Eduardo

-Creo que ya no hay más que decirte, tu sabes de esto, mira- dijo señalando uno de los monitores

-No, debe de haber otra manera, se que ella despertará, yo sé que lo hará- dijo y comenzó a llorar

-Eduardo, seré sincera contigo, tú no tienes ningún derecho legal con ella, esa tarea me la dieron a mí, y a Anel, no es necesario que tu me des tu aprobación, tengo libertad para desconectarla-

-Carajo… si solo le hubiera dicho antes de irme… ¡Maldita sea!- gritó y se levantó para salir de la habitación con enojo



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En el texto hay: lesbico, amistad, amor secreto

Editado: 12.11.2021

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