Me siento en la orilla de la cama fumando un buen cigarrillo, e imagino mil cosas, recuerdo aquel día donde probé por primera vez un LSD.
Aquel día la vida fue agridulce.
Subí a un cerro con dos extraños amigos de la prepa, consumimos cada uno dos trips a medio camino de nuestro destino, paso muy poco tiempo para que comenzaremos a reír sin parar por cualquier tontería, caminábamos unos metros y volvíamos a reír como 5 minutos, extrañas y perfectas eran esas risas, fueron alrededor de 4 secuencias de risas duraderas, parábamos unos segundos nos mirábamos y volvían las risas.
Uno de esos extraños nos mencionó que es lo que más o menos habría por suceder..... solo recordé que menciono lo de las risas, fue perfectamente encantador ese momento, lo disfruté al máximo.
Y de repente la vida la comencé a ver de color café, como si estuviera en una época de los 70 dentro de un televisor, en ese momento sentía los tallos de los árboles y la esencia de los troncos como nunca antes, una sensación increíble; explorando sobre unas veredas hacia un destino inimaginable....