Locura Real

Capítulo 2

Victoria

Doy vueltas en mi estudio, debo tener todo listo. En tan solo unos días termina este calvario para mí.

—Vicky, ya llegaron las modelos que mandaste a llamar y ya se midieron los diseños que hiciste y quedaron perfecto— Dice Helena entrando y no demora en acomodarse en mi silla para empezar a dar vueltas en ella como si fuera una niña.

—Puedes dejar de jugar y ayudarme a encontrar los últimos bosquejos— Digo completamente irritada.

—Ya pues, deja de ser tan amargada— Se levanta y empieza a buscar entre los papeles los bosquejos que le pedí —Toma despistada— Ruedo los ojos y se los arrebato de las manos.

—Solo falta una semana para el desfile y esto me tiene al borde del colapso—Digo y empiezo a ultimar los últimos detalles en los bosquejos.

—Eso es por ser la mejor—Dice con orgullo.

Suspiro y termino de organizar los últimos detalles. Mi amiga me ayuda hacer algunas llamadas y a confirmar las modelos que necesitan los otros diseñadores.

Helena me ayuda y nos la pasamos revisando hasta el último detalle.

—Listo jefa, ya puedes relajarte un poco—

—Por fin— Digo y me dejó caer en mi silla. Helena me sonríe y sale del estudio y no demora en traer un delicioso emparedado de pollo.

—Gracias— Le guiño el ojo y empiezo a devorar mi comida.

—Debes tómatelo con calma Vicky—Dice Helena —Últimamente te veo muy pálida y cansada— Suspiro tomando la servilleta y me limpio la boca.

—Sabes que desde que llegamos de las Vegas no he parado—Hago una pausa y bebo el jugo de mango que trajo mi amiga.

—Hablando de las Vegas— Levanta sus cejas y las mueve de arriba abajo.

—Cállate, no me hagas recordar ese episodio tan bochornoso— Mi amiga se ríe y yo le muestro mi dedo de medio.

—¿Acaso no extrañas a tu esposo? —Pregunta con burla.

—Vete a la mierda—Le digo y ella lanza una carcajada —Menos mal que estamos en otro continente y ese matrimonio no es válido— Murmuró dándole un bocado a mi emparedado.

—¿Quién dice que no es válido?— Dice con voz melodiosa y yo abro mi boca para mostrar el contenido de mi boca —¡Eres repugnante!—Grita y sale de mi oficina.

—¡Y tú eres un grano en el culo!— Grito.

Escucho cómo me insulta y suelto una carcajada que hace que me atragante con la comida.

Helena me escucha y entra con un vaso de agua para poder pasar el mal sabor de boca.

 Por poco término ahogada.

—Mierda—Digo entre risas y tos —Por poco te quedas viuda— Helena termina de limpiar el desastre que hice con la comida.

—No importa que te hayas casado con otro—Dice — Pero si te mueres, esto es mío—Señala a su alrededor.

—Cállate estúpida— Me levanto tomando mis cosas y ambas salimos de la empresa.

La verdad es que no sé qué me estaba pasando por la mente en ese momento y acepté casarme con un completo desconocido. Pero de algo estoy segura es que disfruté mucho de esa noche.

Llegó a mi departamento y no tardó en lanzar mis plataformas por el lugar. Camino descalzo y siento los pasos de Helena detrás de mí.

—Eres muy desordenada—Dice recogiendo mis zapatos —Si no fuera por mí esto sería un peor chiquero— Mira con asco mi sala, todo está desordenado. Hay ropa por todos lados, bolsos, zapatos, papeles.

—La señora Inés está de vacaciones— Susurro y me tiro en el mueble extendiendo mis brazos—Además para eso te tengo a ti, mi esclava— Helena me mira con cara de pocos amigos y empieza a recoger un poco el desorden de la sala.

Cierro los ojos un momento y poder descansar un poco. Últimamente, ando con mucho sueño y ni hablar la gastritis me está matando.

Soy una mujer muy ocupada. No solo diseño ropa, también cuento con una agencia de modelos, boutiques y varios negocios.

No recuerdo a mis padres, ellos murieron cuando era una niña y llegué a un orfanato, ya que no contaba con quién se hiciera cargo de mí.

No puedo decir que mi infancia fue mala, al contrario, siempre conté con buenas personas. La madre superiora y las hermanas del convento siempre hicieron que me sintiera bien.

También contaba con los chicos, mis compañeros que de alguna forma eran mis hermanos, en especial John. Cuando yo tenía trece y él catorce lo adoptaron y no lo volví a ver hasta unos años después.

Cuando cumplí la mayoría de edad me fui del orfanato para poder extender mis alas. Me volví modelo, pero cada vez era más extenuante seguir las normas de las agencias. Ellos siempre pedían tallas pequeñas, entre menos peso tuvieras más llamaban su atención.

Caí en la anorexia y la bulimia. Entre en las drogas con los antidepresivos y poco a poco me fui sumergiendo en la oscuridad hasta que mi cuerpo colapsó y terminé en urgencias. No todo fue malo, el médico que me salvó la vida terminó siendo mi hermano John. Que, aunque no seamos de sangre, él siempre ha sido mi hermano.

Nos encontramos de nuevo y desde ese momento él no se separó de mi lado. Me ayudó con mis problemas de salud y me impulsó a estudiar diseño. Me pagó la carrera y poco a poco y con su ayuda fui surgiendo.

Decidí montar mi agencia de modelos. Una donde no catalogaría a las mujeres por su físico. No importa si eres alta, baja, delgada o con curvas. Diseño ropa para todo tipo de mujer.

Eso impulsó más mi carrera de diseño e hizo que mi agencia fuera de las mejores. Grandes diseñadores me buscan para que mis modelos los represente.

Fui creciendo hasta ser una reconocida empresaria. Todos me conocen como Vicky Le Black.

—Pedí algo de comer— Dice Helena sacándome de mis pensamientos — Meteré la ropa a la lavadora así que espero que no te duermas aún con el estómago vacío—Me señala con el dedo.

—Si mamá— Digo y levanto las manos en señal de paz.

Helena me muestra el dedo del medio y sale con la ropa en las manos hacia el cuarto de lavado.

Ella es mi mejor amiga, la conocí hace unos años cuando estaba empezando con mi agencia. Ella vino en busca de trabajo como modelo y se quedó a mi lado como mi mano derecha. No dude en hacerla mi socia y desde entonces somos inseparables.



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En el texto hay: comediaromantica, romance, realeza

Editado: 07.01.2022

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