Abro los ojos lentamente y me siento desorientada. Una fuerte punzada en mi cabeza me hace gemir del dolor.
Cierro los ojos y siento como la bilis sube por mi garganta hasta quemar mis cuerdas vocales.
—No te muevas mucho—Alguien susurra y abro los ojos para encontrarme con mi esposo.
—¿Qué pasó? —Pregunto y trato de incorporarme —¿Dónde estoy?—Derek se acerca y me ayuda a sentarme en la camilla.
Aprovecho y observo el lugar dándome cuenta de que estoy en un hospital. En mi mano izquierda hay una sonda que se encuentra conectada.
Hago una mueca de desagrado, siempre he odiado los hospitales. Odio las agujas y odio su olor.
—Quiero irme— Susurro con voz ahogada. Derek me observa y le señaló la jarra que se encuentra delante de nosotros.
—¿Necesitas algo más?—Lo observo por un momento mientras bebo el agua. Su rostro luce preocupado.
—No, gracias... Solo quiero irme, odio los hospitales—Derek recibe el vaso y se acerca para acomodar las almohadas detrás de mi cabeza.
Suspiro y me acuesto. Ambos nos observamos por un momento sin decir nada hasta que decido romper el silencio.
—Espero que hayas traído los papeles de divorcio— Hablo y Derek levanta una ceja.
No dice nada solo se queda ahí con sus brazos cruzados haciendo ver como sus brazos enormes se flexionan y como su camisa se ajusta a su pecho haciendo ver su tonificado cuerpo.
Jumm ese cuerpo que yo me encargue de acariciar y besar. Mierda. No puedo creer que ahora empiece a fantasear con este hombre.
—¿Ya terminaste tu escaneo?—Pregunta con una sonrisa pícara y yo solo finjo una sonrisa.
—Solo estaba viendo en que me fijé para haber cometido esa estupidez— Su rostro se contrajo.
—Pues esa noche no era una estupidez cuando estabas debajo de mi cuerpo pidiendo a gritos que no me detuviera—Muerdo mis labios y antes de poder lanzar unos cuantos insultos la puerta se abre.
Ambos nos quedamos de nuevo en silencio al observar entrar al doctor. Asumo que es él, ya que trae una bata. Me sonríe y empieza a hacerme unas preguntas de rutina mientras me revisa la presión y otras cosas.
—Bueno doctor ¿Ya me puedo ir— Pregunto ya cansada, la verdad que lo único que quiero es salir y encerrarme en mi departamento
—Bueno señora O'Sullivan —Hago una mueca de desagrado.
—Soy Blackmart—Corrijo.
—Lo siento—Se disculpa el médico —Pensé que llevaba el apellido de su esposo—
—¿Me puedo ir? —Pregunto de nuevo completamente irritada.
—Claro, ya está la orden de salida—Asiento y trato de levantarme de la cama —Pero debe de tener mucho cuidado, señora...—
—Llámeme Vicky por favor— Interrumpo antes que empiece con lo del apellido.
—Bueno, Vicky, debes de cuidarte te a partir de este momento, tuviste un bajón de azúcar y parece que estás empezando a sufrir de anemia— Resopló estirando mi boca.
—Solo dígame que tengo que hacer y lo hago, pero de verdad quiero irme de acá odio los hospitales— Me encontraba muy nerviosa y ansiosa.
Asumo que todo se debe a mi querido esposo. Oigan el sarcasmo.
—Bueno la alimentación es muy importante y debes descansar mucho más a partir de ahora—Voy a reprocharle al doctor que yo no tengo descanso, pero él sigue hablando —En tu estado es muy importante seguir las recomendaciones para no tener ningún riesgo en tu salud ni la del bebé—
Estoy en shock ¿Acaso dijo bebé?
—¿Disculpe doctor, que acaba de decir?— Derek se ha adelantado en preguntar, ya que yo sigo con la boca abierta sin articular palabra.
—Señor su esposa está embarazada—