Desde mi ventana podía ver aquella sombra detrás de los árboles, pareciera que se mezclará con la oscuridad de la noche y el bosque sólo lo hacía parecer más espeluznante, me observa con esos ojos amarillos que es lo único que no puede mezclarse con la oscuridad y me pregunté el porqué de su soledad, sobre todo por qué no se va y permanecía toda la noche acechándome desde la oscuridad acerca. No era la primera vez que pasaba aquello, pero tampoco era la primera vez que me queda despierta mirándolo y retándolo a acercarse, pero a pesar de todo jamás se acercaba y cuando yo estaba por hacerlo se esfuma, la curiosidad me mata, no recuerdo cuando ni cómo empezó, pero al instante que me di cuenta y miré sus ojos me pareció extraordinario.
-Megan es hora de ir al instituto!
- ¡Yo estoy arreglando!
-Apresura que se nos hará tarde y el camino es muy largo!
Hace más de siete años vivo sola con mi madre ya que mi padre decidió abandonar cuando tenía nueve años y desde entonces no recibió ninguna noticia de él.
Tengo dieciséis años y hoy es mi cumpleaños, quince de marzo y en Canadá estamos a punto de terminar invierno, para estar a punto de terminarlo hoy hace demasiado frío y está nevando, me encanta, pero me pregunto si sentirá frío en las noches cuando me observa, ¿si quiera siente calor o frío?
-Megan si no apresuras no podrás tomar desayuno!
Salí de mi burbuja y me dirigí corriendo a las escaleras provocando un gran estruendo haciendo que mamá se asustara.
-Megan dios santo, podrías por lo menos arreglarte el cabello?
-Es difícil peinar mi cabello en especial secarle y estos rizos jamás se quedan quietos
-Megan
-Está bien me lo amarrare
-Sabes que no puedes ir al instituto tan desarreglada y ¿lo que llevas es maquillaje?
-Ma sabes que odio mis pecas
-Odias las pecas que te heredó tu hermosa madre?
-Mamá no es por ofender
-Lo sé, pero ya hay que ir partiendo al instituto. A si ahora que recuerdo tendrás que volver en autobús por qué me quedaré trabajando hasta tarde y no se a qué hora podré llegar
-Me darás dinero para el autobús?
-Aquí tienes para el autobús y tu almuerzo ya que no alcance a cocinar nada
Saque una manzana del frutero y me dirigí a él coche de mamá para subirme, ponerme el cinturón de seguridad y esperarla ya que siempre se demoraba más en salir que yo.
Sin esperarlo vi esos ojos amarillos detrás de un árbol acechando mis movimientos, algo que realmente me sorprendió que se dejara ver de día o tal vez no dejaba que yo lo viera de día y pude observar que aún de día se mezclaba con la oscuridad que irradia el bosque, nos miramos varios minutos hasta que el ruido del motor encendido me saco de aquella pequeña burbuja y me indicó que ya estábamos por irnos.
-Megan no salgas al bosque de noche
-Y tengo que cerrar todo con llave y también mi habitación por si no llegas temprano
-No es un chiste Megan
-Me lo dices todos los días y todos los días te hago caso
-Lo digo para que no lo olvides no quiere que te pase nada ya que estamos apartadas de casi todo el mundo
-No pasará nada
No solíamos conversar mucho con mamá ya que cada una iba pensando en sus asuntos y era todo mejor que una serie de preguntas sobre mi vida personal.
Mire a mamá por unos minutos y me di cuenta que me parezco más a papá que a mamá ya que ella tenía un cabellera muy lisa y de color negro aún que tenía muchas pecas que no combinaban para nada con su aspecto ya que siempre vestía formal y sujetaba su cabello con un tomate y siempre estaba para así verse más adulta de lo que era, pero sus pecas sacaban a relucir su verdadera edad cuarenta años, solía ponerse lentes de contacto, pero ahora lleva sus hermosos ojos color avellana con gafas para ver y lo que la hacía radicar belleza era su tez morena que parecía un bronceado de en sueños. Por mi lado mi cabello es muy rizado de color dorado, tengo muchas pecas que suelo tapar con maquillaje, lo único que saqué a mi madre son las pecas ya que mis ojos son azules como el mar y mi tez es blanca,
-No me mires así que me pones nerviosa y por cierto feliz cumpleaños!
-Pensé que lo habías olvidado
-Habré la gaveta hay algo para ti
Fui directo a la gaveta y una vez que saque aquel paquete de extraño contenido note que eran unas nuevas diademas para mi pulsera. La primera que me coloque era de un lobo, la segunda era un número, 16, y la última era una pluma.
-Gracias mamá me encantaron
-No olvidaría jamás que te encantan
-Te daría un abrazo, pero creo que podríamos tener algún accidente
-Me lo cobraré cuando lleguemos a tu instituto
Volví a dirigir mi atención a la carretera hasta que mamá tuvo que frenar bruscamente.
Giré mi cabeza para ver por qué nos detuvimos y un lobo de ojos amarillos nos miraba más bien me miraba a mí y una vez que cruzamos miradas el volví a adentrarse al bosque.
- ¡Estas bien!?
-Si
-Apareció de la nada menos mal que no le pasó nada a ese lobo ni a nosotras
-Es mejor que sigamos nuestro camino o si no llegaremos tarde, mamá
-Tienes razón, Megan
Nadie dijo nada en lo que quedaba de camino y una vez que llegamos abrace a mamá, me dirigí a entrar al instituto para dirigirme al salón correspondiente.
- ¡Megan!
Gire para encontrarme a una agitada Anne muy despeinada y sudando
-Que te paso?
-Me quedé dormida y tuve que correr para llegar
-Si no fueras tan dormilona no serias mi amiga Anne de toda la vida
-Ja ja ja, mira como rio
-Vamos a clases ya que nos toca literatura y sabes que odio perderme esa clase
-Sabes si Demian vendrá
-No lo sé, anoche se cortó la electricidad y no tuve Internet más que del móvil
-Deberían venir a vivir cerca del instituto tu madre y tu
-Sabes que jamás lo haremos
-Como lo suponía
-No te enojes, pero sabes que amamos aquella casa
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Editado: 20.10.2020