Los 3 dígitos

Capítulo 1

El olor a metal quemado y cloro le llenó los pulmones.
Clara intentó abrir los ojos, pero la luz blanca del techo le perforó la vista.
El dolor en la cabeza era punzante, como si mil agujas le taladraran el cráneo.

Estaba tendida sobre un suelo gris, con una cadena ajustada al tobillo derecho.
Al moverse, el metal chirrió con un sonido seco que la hizo estremecer.
El corazón le latía tan fuerte que apenas podía oír otra cosa.

—¿Qué… qué es esto? —susurró.

Nadie respondió.
Solo el sonido de una gota cayendo rítmicamente desde una tubería oxidada.
Gota.
Gota.
Gota.

El teléfono vibró de nuevo, sobre la bandeja metálica frente a ella.
En la pantalla, los tres dígitos: 666.

Clara dudó. Quiso lanzarlo contra la pared. Pero algo, una fuerza irracional, la obligó a contestar.

—¿Quién eres? —preguntó con la voz rota.

Silencio.
Luego, la voz mecánica:
—Bienvenida, Clara. Has sido elegida para participar.

—¿Participar en qué?

—En un juego.
Un juego muy simple.
Tres errores, tres vidas.
Tu primera decisión marcará quién merece seguir respirando.

Un zumbido llenó la habitación. En el suelo, frente a ella, una compuerta metálica se abrió con un golpe seco. Dentro, una pantalla pequeña mostró una transmisión: una mujer llorando, con cinta adhesiva en la boca y las manos atadas.

Clara sintió que el alma se le helaba.
—¡Dios mío, es Elena!

La voz continuó:
—Error número uno: negligencia.
Ella pidió tu ayuda. Tú la ignoraste.
Tienes tres minutos para corregirlo.

En la pared, una caja con un botón rojo se iluminó.
Debajo, una nota: “Presiona para liberar… o para condenar.”

El teléfono marcó la cuenta regresiva: 03:00.

Clara cayó de rodillas, temblando.
—No… esto no puede ser real.

—Dos minutos, cuarenta y cinco segundos —anunció la voz, implacable.

El corazón de Clara retumbaba en su pecho.
Elena sollozaba al otro lado de la pantalla, con los ojos desorbitados.

Clara levantó la mano hacia el botón… y se detuvo.
Porque justo debajo, en letras diminutas, se leía una advertencia:

> “Presionar salva a una... pero mata a la otra.”

Y entonces, la segunda pantalla se encendió.
Otra mujer.
Otra víctima.
Otra conocida.

El reloj marcó 02:00.

Clara gritó.
Y el teléfono volvió a vibrar.

Los tres dígitos cambiaron.
665.



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En el texto hay: terror, miedo y suspenso

Editado: 07.10.2025

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