Los 3 dígitos

Capítulo 4

El grito se apagó del otro lado del muro, reemplazado por un jadeo sofocado.
Clara golpeó el metal con el puño cerrado.
—¡Hey! ¡Respóndeme! ¿Estás bien?

Silencio.
Luego, una respiración agitada.
—Estoy… vivo. Por ahora.

Clara tragó saliva. La voz era masculina, grave, rota por el miedo.
—¿Sabes dónde estamos?
—No. Me desperté con un candado en el cuello y un temporizador al lado. —hizo una pausa—. ¿Tú también recibiste una llamada?

Clara dudó. Miró el teléfono, que seguía en su mano, como un animal dormido esperando despertar de nuevo.
—Sí. Tres dígitos. 666… luego cambiaron.

El hombre rió, un sonido seco y sin humor.
—Entonces estamos en el mismo infierno.

Un clic sonó en lo alto.
Los altavoces del techo se activaron.
La voz metálica volvió, más clara que nunca.

—Bien. Ya se conocen.
Eso ahorrará tiempo.

Las luces parpadearon y, por primera vez, Clara notó una cámara giratoria apuntando hacia ella.
La lente la siguió cuando dio un paso atrás.

—Escuchen con atención —dijo la voz—.
Tres jugadores. Tres pecados.
Solo uno puede ganarse la absolución.

Una pantalla encendida en la pared mostró tres imágenes:
Clara.
El hombre al otro lado del muro.
Y una tercera figura que no reconoció.

Cada uno tenía un número en la frente.
001. 002. 003.

La voz continuó:
—El juego consta de tres fases.
En cada fase, deberán tomar una decisión.
Salvar a alguien… o salvarse a sí mismos.
Cada decisión afectará su puntaje.

—¿Puntaje? —susurró Clara.

—Sí. —la voz sonó casi divertida—.
El jugador con más puntos al final vivirá.
Los otros… pagarán sus errores.

Clara sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
—¿Y si nos negamos a jugar?

—Entonces pierden.
Y cuando pierden, sangran.

La cámara se acercó a su rostro, como si la desafiara a intentar escapar.

El hombre del otro lado gritó:
—¡Bastardo! ¿Qué quieres de nosotros?

La voz respondió con calma, como si fuera la cosa más simple del mundo:
—Nada. Solo que entiendan.
Cada número representa una culpa.
Cada decisión, una confesión.

Un pitido resonó.
El teléfono vibró en la mano de Clara.
En la pantalla, un nuevo mensaje:

> “Primera fase: La traición.
Encuentra la llave antes de que el agua suba.”

Un rugido metálico llenó la habitación.
El desagüe del suelo empezó a burbujear.
De pronto, agua oscura comenzó a brotar, subiendo rápido.

Clara levantó la vista.
La cámara giró una última vez.
La voz susurró:
—Tres horas… y contando.



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En el texto hay: terror, miedo y suspenso

Editado: 07.10.2025

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