CAPITULO 1

Estábamos en nuestra nueva casa, hace poco nos mudamos; el problema para instalarnos fue sacar a los cadáveres, nos costó un poco sacarlos, el olor pestilente aún era presente.

Tyler, Max y yo somos como una familia, aunque me fastidia que me sobreprotejan, al final termine por acostumbrarme, porque era eso o vivir amargadamente lo que me queda de vida.

Lo hacen porque me creen débil por ser menor que ellos. Solo por ser menor me creen de alguna manera inferior, pero les pienso demostrar que están muy equivocados.

Tyler, 1.80, pelo rubio, ojos verdes, complexión delgada y tiene 19 años.

Max, 1.76, pelo castaño, ojos azules, complexión delgada y tiene 18 años.

Yo, 1.65, pelo café claro, ojos color miel, complexión delgada y tengo 16 casi 17 años.

Recuerdo que un día hace 1 año, comenzamos a preguntarnos algo que para nosotros era inexplicable e incomprensible, en pocas palabras como la clase de matemáticas. ¿Qué nos unía? ¿por qué nosotros?, no hay ninguna conexión, los tres tenemos edades diferentes, lo único que podríamos recalcar era que solo es un año de diferencia por cada uno, de ahí en fuera no había conexión alguna o anormalidad.

-Deberíamos ir a explorar-propuse aburrida mientras jugaba con mi comida.

Sobrevivimos día a día buscando en los supermercados productos no perecederos, filtrando agua y midiendo muy bien lo que comemos, no estamos seguros de cuanto nos pueda durar el alimento y el agua, así que lo mejor es prevenirnos.

-Callie, se que quieres salir, divertirte y explorar, pero no queremos que te pase nada-dijo Tyler excusándose mientras daba pequeños bocados a su comida.

No entiendo el por qué me sobreprotegen, el mundo esta completamente desierto, no hay ningún alma allá afuera. El rubio es la cabeza de la familia, es quien nos a cuidado a mi y a Max; siempre lo verán con tres anillos decorando su mano derecha y una expresión imponente, aunque en realidad si es tierno aunque el no lo admita.

-Yo opinó que si deberíamos salir, además es bastante temprano y así sirve que vamos por comida-intervino Max comiendo como si no hubiera un mañana; cualquier plato que le pongas enfrente termina en su estomago.

Vamos por comida una vez a la semana, pero nunca me dejaron explorar más allá de 15 metros a la redonda y es frustrante porque vamos, hay todo un mundo sin humanos allá afuera y no me dejan explorar, saben lo bien que se debe de sentir viajar por todo el mundo sin nadie que te mire feo por como vistes, que nadie te juzgue por tu religión, nivel económico o social, tu lenguaje y por tu orientación sexual.

-Esta bien, pero no más allá del supermercado-resoplo Tyler rindiéndose.

Brinque en mi silla, esbocé una gran sonrisa, aunque quisiera explorar más allá, el supermercado es un buen inicio.

Hay días en los que si extraño un poco a las personas, tampoco es que las odiara pero no eran unas santas, estaban literalmente matando al planeta con sus actos y algunas veces me digo a mi misma como consuelo que tal vez fue lo mejor.

-¡Pues vamos!-exclamé con emoción.

Me levante enseguida de mi silla, tomé mi plato y lo tapé poniendo otro encima, ya que no había terminado mi comida.
Nuestra casa era sumamente grande, escogimos la más extensa y que estuviera cerca del supermercado; todos los colores combinan son algunas cosas beige, otras blancas y algunas grises.

-De acuerdo, vayan por sus mochilas y algo con que puedan cubrir su boca y nariz-mando Tyler, levantándose con mucha lentitud de su asiento.

Los cadáveres aún seguían despidiendo un olor sumamente horrible, por eso nos cubríamos la boca y la nariz con prendas.

Los tres enseguida subimos al segundo piso, cada quien tiene su dormitorio y debo decir que son hermosos y muy lujosos, ahora podía decir que somos los humanos mas ricos del planeta.
Recorrí el gran pasillo hasta llegar a la última puerta, la cual era mi habitación.

Me adentre en ella, es demasiado grande, cama king size con un dosel de madera tallada, propio baño, dos mesitas de noche, escritorio, un balcón y mi cosa preferida: un estante de libros, es lo único además de los chicos que me ha mantenido cuerda.

Tomé mi mochila, la cual se encontraba debajo de la cama, abrí un cajón de la mesita de noche y tomé una camiseta grande.

Baje enseguida y me quede esperando en la puerta de la entrada un tanto impaciente.
Minutos después llegaron los chicos, nos comenzamos a acomodar las prendas, de modo que cubrían nuestra nariz y boca, evitando que el olor a los cadáveres putrefactos inundara nuestras fosas nasales.

Tyler abrió la puerta y salí yo primero, después Max y por último Tyler, quien cerró la puerta.

Al salir el sol impacto con mi rostro, haciéndome cerrar los ojos con fuerza, hasta poder acostumbrarme a la luz.
El día estaba muy soleado, las calles desiertas, carros atravesados en las calles, cadáveres por doquier y bichos caminando en grupos. Al principio ver a los cadáveres no fue nada fácil, saber que antes habían sido personas con una vida y familia de alguna manera me afectaba, me afligía.

-Siempre detrás de mi, no se distraigan con nada-indicó el rubio examinando con esos ojos verdes exóticos el lugar.

Comenzamos a caminar por la acera, como siempre yo era la del medio.
Mientras caminábamos teníamos que esquivar a los cadáveres y a los bichos. Miraba hacía todos lados emocionada, quería correr por toda la ciudad, visitar una librería y algún parque.

Después de cinco minutos caminando pudimos llegar al supermercado.
Tyler abrió la cortina de metal, pasamos en el mismo orden de siempre.

No era difícil entrar al supermercado, ya que seguido lo hacíamos, solo al principio se nos complico porque tuvimos que romper los candados.
Tomé un carrito y comenzamos a revisar todos los pasillos.

-Callie, ¿Qué comida quieres para mañana?-pregunto el castaño sonriente.