Los 3 Inmunes

CAPITULO 2 PARTE DOS

-¿Cómo es que sabes mi nombre?-inquirió el pelirrojo enojado.

Estaba a punto de desmayarme, me encontraba muy débil, mi vista estaba nublada.

-¡Te diremos lo que quieras saber, pero llévala a otro lugar por favor!-exclamó suplicando Tyler.

Edmond se volteo dirigiéndose a la celda, la mujer de bata blanca y el señor se colocaron a mi lado. El ambiente era muy tenso, se percibió la preocupación y enorme confusión en todos los presentes.

Yo no podía maquinar nada, era solo dolor constante y horrible, era solo mi mente en blanco intentando que mi pequeño cuerpo no perdiera la consciencia.

-De acuerdo, ¿a donde la llevó?-pregunto Edmond rápidamente y nada indeciso.

Me faltaba el aire, me era difícil poder respirar, sentía los párpados pesados, en cualquier momento perdería la consciencia. Sentía piquetes en todo el cuerpo y adormecimiento en mis dos piernas.

-Solo llévala lo más lejos que puedas, hasta que ella se comience a sentir mejor, en cuanto ella se encuentre bien, podrás preguntarnos lo que desees, incluyéndola a ella-farfulló Tyler muy rápido.

Edmond me miró, estaba a punto de quedar inconsciente, no lo pensó más y me desató de la silla, para después pasar sus brazos por mi espalda y piernas cargándome, era bastante fuerte y firme su agarre.

-Amy acompáñame, la tienes que atender-ordenó Edmond.

Al parecer Amy es doctora, por eso la bata blanca; ahora sabía un poco de estas personas, en realidad casi nada pero algo es algo.
Pasamos por un pasillo largo y angosto, solo logre ver las luces del techo las cuales eran sumamente blancas y saturaban aún más mi vista.
Conforme Edmond avanzaba conmigo en brazos, el dolor aminoraba, unos minutos después llegamos a una habitación completamente blanca con mucha luz, él me dejó en una pequeña camilla.

Yo miraba hacia todas las direcciones desorientada, sólo habían unas cuantas cosas que aun no lograba distinguir.
Amy comenzó a revisarme, tomarme la presión, el oxígeno y revisar los latidos de mi corazón.

-Edmond, por ahora le puedo diagnosticar hipoxemia, tiene dificultad para respirar severa, tiene taquicardia: aumento de la frecuencia cardiaca y tal vez dolor en el pecho-dijo Amy, mientras me colocaba una mascarilla con oxígeno.

Comencé a sentirme mejor, mi respiración se comenzó a normalizar y empecé a tranquilizarme.

Pude observar con más detenimiento a Amy, tenía el pelo muy largo y negro, recogido en una cola alta, llevaba puesta una bata blanca desabrochada y sus ojos eran cafés.

-Callie, ¿te sientes mejor?-inquirió Edmond, quien estaba a mi lado erguido y mirándome sin expresión en su rostro.

Yo solo asentí, no tenía idea de qué intenciones tenían estas personas, pero yo conocía a Edmond, por alguna razón apareció en mi pesadilla. Intente recordar pero no había nada, según yo jamás lo había visto, su nombre no me resultaba familiar pero su voz sí.

No tuve tiempo para pensar antes, pero había más personas, no éramos los únicos vivos en todo el mundo, lo que por una parte era genial.

-Necesito que me cuentes todo-dijo Edmond tomando una silla y sentándose junto a la camilla.

"Si alguna vez encontramos sobrevivientes, no confíen en nadie", las palabras de Tyler resonaban en mi cabeza una y otra vez, ¿debería confiar? No, no se las intenciones que tienen, ¿Cómo sobrevivieron? ¿Acaso ellos también son inmunes?.
No podía confiar en nadie y más aún si sentía un dolor muy fuerte al estar en este lugar.

-No diré nada si no están los chicos-anuncie sería, me quite la máscara de oxígeno, mi respiración volvió a la normalidad, me sentía bien como si no hubiese pasado nada .

Edmond se levantó de la silla y salió de la habitación con Amy, yo me quede sola ahí recostada en la camilla; tenía que descubrir de dónde conocía a Edmond, que yo recuerde solo lo había escuchado en mi pesadilla.

Me levanté de la camilla, necesitaba descubrir más sobre este lugar, ¿como es que los bichos no lograron entrar?, ¿cuántos sobrevivientes habrá?, ¿son los buenos o los malos?.

Al lado de la camilla había aparatos, había una bandeja con instrumental quirúrgico, un escritorio; parecía ser un consultorio.

Me acerqué a la bandeja y tomé un bisturí que decía número 15, después abrí con mucho cuidado la gran puerta de metal para poder salir, me asomé por el pasillo y no había rastro de persona alguna.

¿Derecha o izquierda?, cerré los ojos intentando concentrarme...... ¡Izquierda!.

Enseguida corrí hacia la izquierda, había una puerta y unas escaleras en forma de caracol, decidí subir por las escaleras, es como si algo me llamara, como si algo me dirigiera hacía arriba.
Al subir había una gran puerta de metal con una reja pequeña, además en la cerradura tenía un pequeño panel con números.

Me asomé por la rejilla, era un cuarto blanco, con luz tenue, parecía ser como un laboratorio y había una persona: una chica.

Toque a la puerta, tal vez podría entrar sin necesitar utilizar el bisturí, pero si lo tenía que utilizar no dudaría en hacerlo.

-¿Quién eres?-preguntó la chica asomándose por la rejilla con cierta suspicacia en la expresión de su rostro.

No podía dar a conocer mi identidad; dentro de la habitación comenzó a escucharse un sonido muy raro, pero lo más extraño es que me era familiar, como lo fue la voz de Edmond. Mi cabeza iba a explotar por tanta confusión.

-Anabel Smith, Edmond me envió para darte un recado-respondí neutra sosteniendo el bisturí por detrás de mi espalda y mostrando una expresión afable.

La chica ingresó una clave y la puerta emitió un pitido; la puerta abrió.
Edmond era tal vez una especie de jefe para todos, pero es el más joven, ¿cómo lo lograría?.

Entre enseguida a la habitación, la chica avanzó y yo pase mi antebrazo por su cuello, en la mano tenía el bisturí y presionaba levemente el filo contra su cuello.



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En el texto hay: apocalipsis, findelmundo, inmunes

Editado: 29.03.2021

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