CAPITULO 3

Desperté por la luz de la habitación muy fuerte,  me incorporé en la camilla y me tallé los ojos.
Me percate de que Amy estaba en la habitación.

-Buenos días-saludó sería tomando mi mano y retirando la intravenosa.

La cabeza me palpitaba un poco, pero en general me encontraba bien, obviamente con muchas dudas acumuladas en mi cabeza.

-Buenos días-salude neutra.

Amy tomó una carpeta y comenzó a anotar mis signos vitales.

-Te encuentras muy bien, así que ya puedes ir a desayunar, los chicos vienen por ti en unos minutos-anunció Amy entregándome ropa.

La desdoble y era una camiseta verde olivo y un  pantalón tipo cargo de color negro, la ropa desprendía un olor a limpio.
Amy salió de la habitación así que comencé a cambiarme de ropa.

Ya que termine, doble mi ropa y la puse en la camilla, enseguida tocaron la puerta.
La abrí y era Tyler, Max y Edmond.

-Venimos por ti, iremos a desayunar-anunció Max con emoción.

Salí del consultorio, caminamos por el pasillo del que salí ayer, pero ahora nos dirigimos hacia la derecha, era bastante largo y angosto.

Al fondo del pasillo se encontraba una gran puerta de madera, Edmond la abrió y yo quedé atónita con lo que veían mis ojos, parpadee varias veces y talle mis ojos para ver si no era un sueño o si me había fumado algo, pero no, lo que mis ojos veían era real e increíble.

Era el exterior.....  pero era un domo gigante, cubriendo un pequeño pueblo.
Habían cabañas unas más grandes que otras, árboles, un río y había personas... personas vivas.

-Bienvenidos a Salvezza-dijo Edmond señalando todo el lugar.

Volteé a ver a Tyler y Max, estaban anonadados con el paisaje al igual que yo.

Tanto tiempo sin ver a más personas nos había quitado las esperanzas y ahora hay muchas personas frente a nosotros, disfrutando de su hogar, riendo y corriendo, eran reales y se sentía bien; era lo que tanto había querido y Salvezza parecía un lugar muy agradable. Las personas estaban cargando madera y alguno niños corrían por la orilla del río, parecía un sueño, pero era real.

-¿Cómo es que construyeron esto?-pregunto curioso Max mientras su mirada pasaba de un lugar a otro observando todo.

Yo y los chicos mirabas hacia todas las direcciones, era algo increíble, ¿cómo había existido este lugar sin que nosotros nos diéramos cuenta?

Estábamos a tan solo unos metros de todo este lugar y jamás lo encontramos, nunca imaginamos lo que había dentro de ese gigantesco y hermoso bosque, quien diría que habría todo un pueblo de sobrevivientes.

-Cuando llegamos ya estaba hecho, este proyecto fue por parte del gobierno, se supone que ellos y demás personas con poder e influencias vivirían aquí, pero nunca llegaron, yo, Amy y Frank, tomamos el lugar y reclutamos sobrevivientes, solo la primera semana llegaron, porque después todos habían muerto-explicó el pelirrojo mirando con orgullo todo el pequeño pueblo.

Edmond comenzó a caminar y los tres lo seguimos.
Había mucho césped y algunos niños corriendo a la orilla del río.
Entramos a un gran edificio: era el comedor, al llegar las miradas recayeron sobre nosotros y las voces murmurando se escuchaban perfectamente; me sentí incómoda por ello, es como si me juzgaran y la verdad es que ya había tenido mucho con los compañeros de mi clase antes de la tragedia, recuerdo el día en que le puse alto a todo eso.

6 meses antes de la tragedia.

Era de nuevo un horrible día, entre al salon de clases y comenzaron las burlas, todos murmuraban y se reían disimuladamente de mi, y lo peor es que era por algo completamente normal, solo por leer, solo porque me encanta leer, ellos nunca lo comprendieron.

Así de vez en cuando evadía la realidad, al comenzar a leer un libro me adentraba a un mundo y a una realidad diferente, sentía lo que pasaban todos los personajes, lloraba, reía, sufría y sonreía con ellos, me aferraba, me hacían sentir demasiado bien, me enamoraba de cada uno de ellos, la lectura es lo más hermoso que pueda existir, cada que quería rendirme abría un libro y todo pasaba, ya no había sufrimiento, solo esa interesante historia, porque es extraño pero de alguna manera formas lazos con los personajes y al terminar un libro había un vacío extraño.

Me senté en mi pupitre y saque un libro, ya que si se iban a burlar de mí preferiría que lo hicieran bien y no a medias.

-Ya guarda eso rarita-habló Pamela atrás de mi.

Solté un suspiro cansado, ya me tenían harta, no iba a soportar su actitud tan estúpida, me levanté de repente y me posicione frente a la odiosa de Pamela.

-Claro que lo guardaré, no antes de hacer esto maldita zorra-hable mientras tome mi libro de tapa dura y lo estampe contra el rostro de Pamela.

Todos se quedaron callados, yo no perdí la compostura y  volví a sentarme en mi lugar a leer tranquilamente.
 

-Tomen una bandeja, sírvanse lo que deseen y se sientan en mi mesa-ordenó Edmond para después darse la vuelta y dirigirse a una mesa completamente sola.

Los tres asentimos, tomamos una bandeja negra y nos posicionamos en la fila, el lugar era demasiado grande, eran bastantes personas, como mucho supongo que había 200.
Había muchas mesas repartidas por todo el lugar, la fila avanzaba con rapidez, pude observar que la mayoría de las personas eran jóvenes.

Llegue a la mesa en donde se encontraba la comida, me serví arroz, frijol, lentejas y puré de papa, era la comida más completa que comería desde el día de la tragedia.

Espere a Tyler y a Max, ya que los dos salieron de la fila nos dirigimos hacia donde se encontraba Edmond.

Nos sentamos frente a él, todas las personas  traían puesto la misma vestimenta que yo, incluyendo a Max y Tyler, la mayoría de chicas se fijaron en los dos y no las culpo esos condenados si que son atractivos.
Ayer en la madrugada me surgieron muchas dudas, ayer Edmond había mencionado que científicos nos crearon y eso me dejó más perdida que en clase de matemáticas.