CAPITULO 7 PARTE DOS

Camine por Salvezza hasta que dieran las 3:00 pm, a esa hora debía ir a la zona donde entrena el equipo de táctica, en donde me estaría esperando Dan para comenzar con mi entrenamiento.

Intente dejar de pensar en lo que Amy me había dicho, sabía que si me ponía a darle vueltas terminaría por completo desenfocada del entrenamiento. Tenía en claro que por ahora tendría que esperar para poder ver qué pasará.

Me afligía mucho la idea de que mis padres hayan aceptado hacer tal experimento en mi, nunca me lo dijeron y tenía claro que ellos lo sabían, porque lo pude ver claramente en los ojos de mi padre el día de su muerte.

Camine despacio, dirigiéndome hacia la cancha en donde se realizan los entrenamientos.
Pase entre las cabañas hasta llegar a la cancha con tejado; ahí estaba Dan, en medio de la cancha al lado de una mesa, que a lo lejos se distinguía que tenía armas.

La cancha era bastante grande tenía colchonetas, tiro al blanco y un gran tejado de lámina que la cubría del sol. Corrí hacia Dan y me posicione frente a él.

-Hola-salude mientras nuestras miradas se encontraron.

Él era alto, pelo castaño claro, ojos azul verdoso y complexión delgada, pero su cuerpo muy bien trabajado.

-Hola, ¿estás preparada?-preguntó entusiasmado.

Estaba muy emocionada al respecto, siento que si pasó más tiempo con Dan tal vez podría llegar a tenerle la confianza suficiente como para revelarle mi secreto.

-Sí, demasiado-respondí sonriente.

-Primero empezaremos a ver cuánta es tu resistencia, darás vueltas corriendo a toda la cancha hasta que sientas que no puedes más, ya después comenzaremos con la puntería-explico sin quitarme la vista de encima.

La cancha quedaba un poco retirada de todas las cabañas, supongo que era porque practicaban con armas. Me emocionaba el hecho de aprender a manejar armas y poder defenderme por mi cuenta.

-¿Comienzo ya?-pregunte preparada.

Dan asintió y yo comencé a correr alrededor de la cancha.
Después de varias vueltas mi cuerpo comenzó a sentir cansancio, seguí respirando por la nariz, pero no pude evitar respirar por la boca, haciendo que mi respiración se entre cortará.
Aguante lo más que pude y regresé a donde se encontraba Dan; el sudor comenzaba a bajar por mi frente, en gotas y lentamente.

Me quedé en cuclillas con mis manos en las rodillas, respirando entrecortadamente.
Dan me ofreció una botella de agua la cual se veía muy helada y empañada, las gotas cayendo de ella.
Tomé la botella, la destape y tomé un gran sorbo.

-¿Quieres comenzar con la puntería?-pregunto Dan observándome.

Me erguí frente a él y asentí, comencé a inhalar y exhalar, para que mi respiración volviera a la normalidad.
Enseguida me acerqué a la mesa y tomé una pistola, la cual tenía puesto un silenciador.

-Pon tu mano derecha lo más arriba posible de la empuñadura, tu dedo índice colócalo recto por encima del gatillo y por último coloca tu mano izquierda abajo, esto para que no se caiga el cargador y lo más importante mantente lo más firme posible, una última cosa, al disparar deja de respirar, así podrás tener mejor puntería-explicó mirándome desde cerca.

Enseguida seguí sus indicaciones, me posicione a un lado de la mesa, mirando al frente, en donde se encontraba el objetivo: un círculo rojo.
Dan estaba detrás de mí, observando todos mis movimientos.

Empuñe la pistola correctamente y me erguí para poder disparar, tome aire y lo solté.
Apunte y dispare una vez, revise si había dado en el blanco y así lo hice, no en el centro pero sí bastante cerca.
Brinque de la emoción, jamás había empuñado ni disparado ningún tipo de arma, por lo que a ver dado cerca del blanco era un gran paso.

Seguí disparando continuamente y cada vez que lo hacía estaba más cerca del centro, parecía tener un don para eso.

Después del entrenamiento Dan me acompaño a mi cabaña.

Era un poco tarde y el cansancio se hacía presente en mi cuerpo.
Entre en ella y me encontré a Tyler encima de lo que pude observar era Alicia, estaban enredados en una sábana por lo que afortunadamente no vi más.

-¡Perdón, perdón!, yo ya me voy-vociferé volteandome lo más rápido posible.

Abrí la puerta y salí de la cabaña.
Solté una carcajada por la escena que acababa de presenciar, fue demasiado incómodo, ya no podría volver a mirar a Tyler igual.

En el momento que salí, sentí al tipo dos llamarme, como si de vida o muerte se tratara, era una conexión que jamás había sentido, me llamó con insistencia.

La confusión llegó a mi y sin pensarlo más corrí, corrí lo más que pude; las cabañas estaban a una distancia bastante considerable del laboratorio, a los minutos comencé a sentir el cansancio y mi respiración se comenzó a entrecortar.
Mientras más me iba acercando al laboratorio sentía más cansancio y hubo un punto en donde paré en seco, un dolor recorrió todo mi cuerpo, focalizándose principalmente en mi espina dorsal y rostro, sentía que me desvanecía y mi vista se nublaba y era mucho más doloroso que lo que había sentido veces anteriores.
Cuando ya no pude sostenerme mis rodillas impactaron con el suelo, para después desvanecerse y quedar completamente inconsciente en el mismo.

Comencé a abrir y cerrar los ojos lentamente, alguien me había tomado en sus brazos e iba corriendo.
Aún sentía mucho dolor, mis ojos pesaban y mi respiración era lenta, pero no porque pudiera respirar bien, si no que al contrario, me costaba inhalar el aire.

Cuando pude mantener mis ojos abiertos pude observar que quien me cargaba era Edmond, su rostro reflejaba preocupación; se dirigía hacia al consultorio.
El pelirrojo se percató de que estaba consciente, volteo a verme, de verdad tendría que estar muy mal para ver a Edmond tan preocupado.

Logré ver las luces sumamente blancas del pasillo pasar rápidamente ante mis ojos.