Mi nombre es Croo tengo 17 años curso la prepa, soy un chico bastante tranquilo, siempre me ha gustado el baseball, vivo en Los Ángeles, adoro los videojuegos y sobre todo escuchar música.
Bien, dicen que toda buena historia tiene un inicio y este es el mío.
Todo empezó el día en que fui al partido de baseball, yo estaba bateando me faltaba un strike, de pronto veo dos chicas muy guapas entrar al estadio estas atraparon mi atención de inmediato, olvide el partido y todo lo referente a ello, sin mayor aviso sentí el golpe de la pelota en mi cara, yo muy enojado tome la pelota y la lance contra el pícher que chocaba las manos con su compañero, este recibió todo el impacto y las chicas comenzaron a reír, a mí me tomaron del brazo y me sacaron del juego lo que ocasiono que me llevaran a las bancas a descansar.
?????: Que poder en el brazo, es algo impresionante, imagina lo que podrías hacer desarrollando eso aun más.
Croo: ni yo sabía que tenía esa fuerza y la verdad no me interesa mucho dedicarme a entrenar.
Mi rostro dejaba ver el asombro pero desinterés en las palabras pronunciadas hace unos segundos.
La mujer desapareció en un pestañeo, pero no me importo, acabo el partido y me fui a casa donde estuve sábado y domingo solo. Ya me había acostumbrado a estar en silencio, en este estado de tranquilidad la casa comenzaba a ponerse fría, ya no le tomaba importancia a las sensaciones de miedo y desesperación. (Mis padres murieron cuando yo tenía 16).
llego el inmencionable lunes odiaba cuando el fin de semana acababa, ya que tenía que regresar a mi terrible rutina, escuchar a todas esas personas decir que su fin de semana había sido muy bueno y que lo habían pasado increíble. Me arregle con mis jeans negros, camisa blanca, lentes y mis audífonos, caminaba por la acera con mis audífonos tratando de que la música me desapareciera y dejar todo atrás, desaparecer por unos momentos para olvidar todo, justo a mitad del camino a la preparatoria me topé con la mujer del partido.
?????: Te espero en este lugar cuando acaben tus clases.
Me sorprendí al ver que esta mujer aparecía y desaparecía a su voluntad. Seguí sin tomarle importancia, me fui a la preparatoria donde todo fue muy aburrido escuchar a mis compañeros sobre las cosas que habían hecho, lo bien que lo habían pasado, esas palabras retumbaban en mi mente, como tambores muy fuertes que ni hacían sentir terrible al recordar que yo no tenía con quien compartir tales eventos descritos por ellos. Pero termine el día de clases, y justo como lo había dicho la mujer ahí estaba esperándome.
?????: Ya es tiempo de irnos.
Sin decir algo más la extraña mujer me tomo del brazo y aparecimos en un lugar en el cual jamás en mi vida había estado, nada de ese lugar me parecía conocido, era como si estuviera en otro mundo, en otra dimensión. No había nada a la vista era un cuarto blanco, un lugar libre de sonidos, de recuerdos, por alguna extra; a razón me hacía sentir libre, me hacia olvidar todos los malos recuerdos y me llevaba a un estado de paz y armonía, mi respiración se hizo lenta y tranquila, sentía que el tiempo se había detenido, que había dejado de existir en ese momento, me sentía más vivo que nunca. Ahí en frente a mí se encontraban las siluetas de 4 chicas y 3 chicos, apenas y se podían distinguir por lo blanco del lugar pero entre más nos acercábamos, más podía distinguir facciones y rasgos de cada uno de ellos. Una vez frente a estos chicos la que parecía ser la encargada hablo. Su voz era tierna y relájate había algo en su tono que me hacía sentir a gusto.
Casia: Hola, mucho gusto yo soy Casia y seré su.
Se detuvo unos instantes buscando las palabras adecuadas para expresarse. Casia: Emmmm.
Volvió a detenerse, esta vez menos tiempo que lo anterior.
Casia: ¿como dicen en la tierra? ¿Niñera?
Chica: ¡¿¿ es broma, verdad??!
Casia: Por supuesto que no. Yo mencionare el nombre de cada uno de ustedes y pasaran al frente a presentarse, el primero será Vito.
Vito: Hola, yo soy Vito vengo de Rusia, pues me gusta el aire fresco, estar en lugares abiertos y más que nada me gusta salir a caminar para poder observar todo.
Era un chico bien vestido y de cabello largo aunque un poco mal hablado se podía ver que era una buena persona, tenía ese acento que todos trataban de imitar. Alto de tez clara, ojos color miel y una sonrisa que era envidiable.
Casia: Karla.
Karla: yo soy Karla vengo de Pompeya, me encantan los volcanes, el fuego, también me gusta acampar, ver las estrellas de noche, quedarme dormida viendo televisión y una en especial... Las películas románticas.
Era una chica muy linda pero se notaba que tenía cambios de humor, un poco ruda, un fleco que caía por el lado derecho, aquella piel morena, esos ojos cafés que probablemente te podías perder en ellos si los miraba demasiado, labios color rosa pálido, además de estar algo baja de estatura y tener un tono de voz tierno.
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Editado: 15.07.2019