Los Amores de Megan

♥28♥Es difícil♥

♥CAPÍTULO 28♥

♥Es difícil♥

Despertar encima de un ser asqueroso pervertido no fue la peor experiencia de mi vida, si no lo recuerdos que tenia de esta.

Ya no era solo la acción pasada, si no lo que este marco en mi vida.

Su olor estaba impregnado en mi memoria, la tosquedad, las palabras, los golpes. Todo era una mezcla que hacía a mi cuerpo tornarse frio y temeroso hasta volverlo frágil como una hoja que cae de un árbol en otoño, hacerme temblar y quebrarme en llanto. Él era un completo cerdo asqueroso que me repudiaba y horripilaba completamente.

Que buena forma de empezar un nuevo año.

Mire hacia la ventana.

Hacía mucho frio y los copos de nieve estaban pegados en la ventana. Suspire mirando el reloj. Eran las 4:56 am, yo solo podía acurrucarme y mantenerme despierta, no tenía ganas de nada.

Pegue mis piernas a mi pecho mientras las lágrimas caían, era difícil conciliar el sueño después de que eso pasara. Aun podía escuchar su voz…

—¡No! ¡Suéltame! —su peso encima de mí, las lágrimas saladas en mis labios—, no, por favor.

—Tú, lo quieres. Por favor pareces una puta, —suelta una risa, su mano pone a un lado mi cabello—. Conozco a las chicas como tú, dicen que no pero al final es un sí. Siempre haciéndose las difíciles, solo sirven para el sexo.

Me retorcí encima de él pero solo hice que su sonrisa macabra se ensanchara. Temblaba por lo que iba a pasar, pase saliva empezando a sollozar.

—Shhh —chista sobando mi cabeza—, te voy a hacer feliz ¿Vale? Hoy será un día que no vas a olvidar nunca, te hare muy feliz.

—No, no. Te puedo conseguir lo que quieras pero esto, no lo hagas. No me hagas daño…

—¡Ya cállate! —otra cachetada, sus manos agarraron las mías y con la soguilla que estaba en la mesa de noche, ato mis muñecas a la cabecera de la cama—. Esto dolerá un poco.

En ese momento desee que me hubiera drogado más y así no haber podido sentir lo que sentí ese día, la brusquedad con la que me tocaba, con la que me penetro, eso era algo que jamás podría olvidar; era su completo juguete. Me sentía sucia, usada, diferente; mi vida había cambiado y por más que intentaba olvidarme de eso, el recuerdo venia una y otra vez reproduciéndose en mi cerebro como si en vez de superarlo se quisiera quedar para siempre en mi memoria.

Ese día pase por lo que nadie debía pasar, ese día nunca lo podría olvidar de mi memoria.

—Deja de llorar, cariño. —dejo besos en mi cuello.

—¡Abre Cody! ¡Abre la maldita puerta, ahora! —los golpes y gritos de Landon se escuchan fuertemente—, abre maldita sea, joder. ¡Abre la puta puerta! O la derrumbare. Cody sé que estás ahí te vieron subir, ¡Abre! 

—Nos vino a arruinar la fiesta.

El sonido seco de un golpe a la puerta para luego dar otro y otro hasta que la puerta del cuarto se abrió y la alta figura de Landon apareció quitando al asqueroso de mi cuerpo. Nunca vi a sus ojos grises tan claros, sus manos me tomaron el rostro y deposito un beso en mi frente.

—Lo siento —murmuro con voz entrecortada—, te falle de nuevo.

Me dejo delicadamente para luego voltear a ver al pelinegro quien no dejaba de mirarme.

Cerré los ojos, bloqueando el recuerdo.

—No lo disfruto estúpido violador de mierda —escupí visualizando su rostro, todo el asco que me daba se quedaba en mi garganta—, no soy una puta y no te da el derecho a violarme.   

Tome la almohada para dar gritos ahogados. Aún estaba en Erie, conocía perfectamente a mi familia para que se preocuparan si me levantaba a llorar o si tenía pesadillas, solo quería estar sola, los amo y agradezco su enorme preocupación pero no me dejaban sola ni por un segundo. Hoy había sido el turno de Lauren quien estaba al otro lado de la cama durmiendo plácidamente, tiene el sueño pesado.

Habían pasado 7 días desde lo ocurrido, mis padres habían decidido tenerme aquí por el tiempo que fuese necesario para poder sanar. Aun me sentía rota y usada pero también había esa motivación para seguir con mi vida  aprender a vivir con esa experiencia tan horrible que me había pasado. 

Megan:  “Te deseo suerte”

Pase minutos mirando ese mensaje, batallando internamente si mandarlo o no.

¿Sería una buena idea hablarle?

No.

Definitivamente no sería una buena idea. Él debe de estar muy ocupado con todos los preparativos, con su matrimonio, con su futura hija. Y yo tengo mis propios problemas.

Extrañaba Filadelfia pero Erie era un mejor lugar para pasar el rato. Empecé a ver una película; que para mí era el mejor medicamento que podía consumir ya que me hacía sentirme mejor, analizar y perderme entre tomas, cortes y el poder de los actores para convencerte de que esa historia era real y no escrita por un guionista era un don que pocos te hacían sentir.

A veces no sabía cuándo era de noche y cuando de día, los días iban y venían.

Dormía a las 4 o 5 de la madrugada y me despertaba a las 8 de la mañana, el médico me recomendó tomar pastillas para dormir, ya que en esas 3 o 4 horas mi cerebro aún seguía pensando, soñando, sin un descanso.

—¿Qué te parece si hacemos una mascarilla para las ojeras? —pregunta Lauren inspeccionando mi rostro con sus grandes ojos verdes—, hace tiempo que no nos hacemos mascarillas. O podríamos ir al spa.   

Yo solo me encogí de hombros comiendo un poco de yogurt con cereal. Mi familia me observo por un momento y luego siguieron comiendo, no salía desde lo que paso no quería hacerlo, pero ya había pasado un mes y medio. Ciertamente me estaba ahogando en la casa.

­­—Lauren tu hermana no está muy bien como para salir —comenta mamá leyendo el periódico—, porque mejor no llamas para que les hagan un spa en casa.

Antes de que pueda decir algo soy interrumpida.




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