Los Amores de Megan

♥CAPÍTULO 32♥

N.A: Capitulo fresh para que se diviertan y esten felices, vayan esperando que las cosas se van a tornar un tanto turbias.

 

 

♥CAPÍTULO 32♥

♥Confesión♥

Cuando salí con los chicos no podía dejar de sentirme mal después de que Luc se fuera molesto de la casa al verse atacado por los chicos y por mí. Sentía su molestia desde mi llegada, pero esperaba que se disipara más por la alegría de haber vuelto aquí. Lo conozco perfectamente como para saber que eso iba a durar mucho tiempo si yo no hacía algo para evitarlo.

Hable con Tiana acerca de mi ausencia en el estreno de la película y aún más mi total ausencia en el mundo del cine, cada día que pasaba sentía que mi carrera de dirección iba en picada. No estaba ejerciendo lo que más amaba, eso realmente me hacía sentir triste. 

—¡Ah! —grito en la almohada.

—Problemas en el paraíso.

—Algo así —golpeo las almohadas sacando mi frustración e impotencia por sentirme una inútil.

—Meg —arrastra—. Piensas quedarte así o conversar como una adulta madura y civilizada.  

—Elijo la tercera opción.

Escucho la risa de Mitch y los pasos acercándose.

—Ni un paso más York o juro que tus carros de policía acabaran enterrados en el jardín, sin que tú lo sepas.

—¿Eso es una amenaza? —cuestiona lanzándome algo en la cabeza.

—Tómalo como mejor te parezca. —Afirmo segura de mi misma— No, no.

La vida era realmente injusta cuando se trataba de Megan Jones, si tenía un talón de Aquiles esa eran las cosquillas, mi criptonita era sabido solo e íntegramente por mi familia y mejores amigos.

Así que, en pocas palabras.

Me encontraba retorciéndome al son de las cosquillas que Mitch me estaba haciendo, mis lágrimas estaban brotando pero lo único que me importaba era alejar las manos de mi mejor amigo de mi cuerpo.

—Piedad —implo con la voz agitada.

—No.

Las cosquillas siguieron, Mitch era más grande y fuerte que yo; por más que me retorcía y pataleaba  no podía luchar contra un policía entrenado.

—¿Dirás que te pasa?

—¡Sí! ¡Sí! —repito muchas veces para que paren las cosquillas.

—Te creeré entonces, asesina de carros de colección.

Aire, puro y fresco aire.

Mi respiración estaba tan agitada que lo único que hice fue echarme de lado y descansar, el pelirrojo solo me observaba de manera graciosa como si mi simple acto fuera cosa de gracia y burla.

—Nunca en mi vida te había visto tan sonrojada, es muy gracioso verte como un tomate.

—Casi me dejas sin aire.

—Si pero lo más normal sería verte morada. —Se recuesta a mi lado mirando el techo—. Cuéntame tus problemas, tienes tu psicólogo privado para ti sola.

—No.

—Dilo o lo próximo que sentirás son cosquillas, hasta que te hagas pipi.

Doy una mirada de molestia a mi acompañante y carraspeo antes de contarle lo que me pasa.

—Tú ganas.

—Soy todo oídos señorita Jones.

—Me siento triste. No tengo trabajo, no estoy ejerciendo lo que amo, uno de mis mejores amigos me odia y el otro ya no sé si es mi mejor amigo, extraño a Van Gogh, la Meg de antes no es la misma de ahora y no hay hershey en la alacena.

—Bueno. ¿Algo más que dese compartir? —pregunta observándome a los ojos.

—No sé qué estoy haciendo con mi vida. —sollozo lanzándome a Mitch para que no me vea llorar, me siento débil de esta manera.

—Shhh —sus dedos acarician sutilmente mi cabeza—. Solo estas en un momento de cambio, transición o aprendizaje, llámalo como quieras. Es una etapa de nuestra vida en la que todas las cosas que pasan a nuestro alrededor nos ayudan a ser más fuertes para el futuro.

Esfino acurrucándome más cerca de su cuerpo.

—Meg. Eres inteligente, carismática, enérgica, sociable, bella, en pocas palabras eres única, no tienes que sentirte mal. En primer lugar Luc no te odia solo está haciendo un berrinche, Paulo nos quiere solo está teniendo una etapa en la que ya formo una familia, eres una excelente directora solo que aún no te ha tocado brillar, comprare mucho Hershey después del trabajo si eso es lo que te va a hacer feliz.

—Por más que el tiempo pase y algunas cosas cambien incluso dentro de nosotros, nuestra esencia siempre será la misma. Solo tengo una pregunta que hacerte ¿Quién es Van Gogh?

—Mi gato. —respondo mirando sus ojos celestes claros.

—En un instante sentí que te referías al pintor.

—No. Pantera Van Gogh Jones Knightley es un gatito hermoso que recogimos mis hermanos y yo de la calle.

—¿Por qué no lo trajiste?




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