« Te tengo maldita Summer, con esto es obvio que Samuel te dejará y al fin será mío » Aún estaba enojada con él por la forma en que le hablo esa tarde, no era justo cuando su mujercita era una maldita promiscua, ella le haría ver quién era la mujer perfecta para él.
— Gracias guapo, eres increíble — John beso sus dulces labios y la pasión se encendió nuevamente, la poseyó como una fiera por segunda vez. Nunca se cansaría de este cuerpo y debía aprovechar antes de que ella llevará a cabo sus planes.
Mitzy decidió saciar esa noche sus más oscuros deseos con este hombre, ya Samuel caería pronto en sus redes así que no había razón para no disfrutar el éxito con anterioridad.
Mientras tanto Samuel espero y espero en su casa a qué su esposa llegará, pero, no fue así. Le llamo varias veces y ella no respondió ¿Le habrá pasado algo? Había traído de cenar hamburguesas y estás ya se habían enfriado, pensado en qué quizás algo le había sucedido tomo su chamarra y sus llaves saliendo como loco de su casa y justo en ese momento su celular sonó.
— ¡Summer! ¿Dónde estás? ¿Estás bien? — se sintió aliviado cuando supo que ella lo llamaba, pero no pudo evitar mostrar preocupación.
— Si estoy bien — algo extrañada por su comportamiento contesto Summer, no quiso tomarle ninguna importancia a la infinidad de llamadas que tenía, quizás eran por qué no había comida en la casa o algo así — solo para decirte que no llegare, tengo cosas que hacer con Paula y me quedaré con ella — respondió pues se sentía muy débil y solo Henry pudo cuidarla esa noche, cosa que no le diría.
— Dime donde estas amor y yo voy por ti — algo triste sugirió al escucharla, quería pasar la noche con ella.
— No, estamos bien. Tu descansa que tienes que trabajar, cuídate chao.
— Summer espera... — la llamada se cortó sin que el pudiera decir algo más, cerró la puerta y se dejó caer en el sillón.
¿Así se sentía Summer cada que él le cancelaba? ¿Qué cosas tendrá que hacer con Paula? Se pregunto dándole infinidad de vueltas al asunto, aunque conocía a la chica no creía que pasará algo tan grande como para que ella no llegara a casa. Pero, aunque no quisiera que fuera así, debía respetar el trabajo de su esposa, así como ella respetaba en dé el.
Sin apetito guardo las hamburguesas, recogió la cocina y se fue a duchar. La casa se sentía sola y vacía sin ella, cuando se recostó en su cama la sintió tan enorme, realmente le faltaba su mujer, su compañera, ahora comprendía un poco de lo que su esposa sentía cada que él no llegaba o solo regresaba a bañarse y para volver al trabajo.
No supo en qué momento se quedó dormido que, cuando reaccionó, la alarma estaba sonando. Adormilado se levantó y se preparó para salir nuevamente a su labor, no sabía cuándo podía darse otra noche libre, pero, esperaba tener más y así poder compensar la soledad de su esposa.
Cuando llegó a su oficina la mayoría de sus colegas ya habían llegado, incluyendo Mitzy quien lo saludo como si nada hubiera pasado, incluso traía una sonrisa más radiante que de costumbre lo que sorprendió un poco a Samuel, quizás algo bueno había pasado, él siempre le desearía lo mejor.
— Buenos días Samuel, aquí esta tu café — Mitzy le dejo una taza en su escritorio mientras bajo su hombro traía unos sobres para Samuel, incluyendo el suyo.
— Gracias Mitzy, lamento lo de anoche. Se que no debí hablarte así, pero, quiero estar bien con mi familia. Ella me necesita — explico Samuel algo infeliz pero no quería demostrarlo, está mañana volvió a llamarla, pero no contestó ninguna vez. Quizás estaba aún dormida pero aun así era extraño.
— Está bien te entiendo... ¿Quién soy yo para interrumpir tus planes con tu esposa verdad? — respondió ella fingiendo una sonrisa, espera más que una disculpa de él, pero, que más daba. Ya pronto vería su reacción al ver las fotos.
— Gracias por tu comprensión, ¿Esos sobres son para mí? — le pregunto al ver la cantidad de sobres que traía ella.
— Si, es su correo. Se lo dejo aquí, iré a hacer mis deberes — dejo los sobres haciendo sobresalir el de ella y rápidamente dejo la oficina de Samuel, el corazón le palpitaba y estaba emocionada. Cuando se sentó en su lugar la emoción llegaba hasta sus ojos, poco a poco se ganaría al hombre de su vida, eso era seguro.
Samuel ignoro la acción de Mitzy y comenzó a revisar el correo. Eran cosas que había pedido, documentos necesarios para sus proyectos, justo cuando creyó terminar con todos un sobre amarillo con su nombre llamo su atención, miro confundido a Mitzy, pero ella estaba concentrada en su trabajo, algo curioso decidió abrir el sobre, sentía que algo andaba mal.
Quitó el sello y rompió la parte superior para revisar su contenido, lo vacío y miro que había unas fotos junto con una nota doblada. Cuando miro las fotos su corazón se aceleró, sus manos comenzaron a temblar del impacto que estás tuvieron a sus ojos.
Era su esposa Summer entrando a un hotel con otro hombre, en todas se mostraba sonriente, serena, como si no pasará nada.
« ¡Esto no es posible! ¡Ella no me haría tal cosa! » grito en su mente mientras revisaba casa foto, se podía notar que eran de días diferentes y la mayoría eran de noche, algunas de día, pero ella salía con la misma ropa. ¿Qué demonios era esto? Se levantó frotando su cabello, estaba atónito.
¿Realmente Summer lo engañaba? ¿Quién era el hombre? Se volvió a sentar y miro nuevamente las fotos, observo al chico que salía junto con ella, pero en casi ninguna pudo notar su rostro, hasta la última. Era de día y este hombre la abrazaba por la cintura mientras le decía algo al oído, ella se veía feliz. Inmediatamente lo reconoció, era Henry, el violinista con quién Summer había tocado en la presentación.
— Así que ¿Realmente me engañas con él? ¿Por eso no llegaste anoche? — la irá comenzó a crecer en su corazón, quería ir a buscarla y preguntarle, estaba desesperado.