Noveno mes de quimioterapias...
― ¡Samuel! ¡Se me rompió la fuente! ― grito Summer desde el baño lo más fuerte que pudo, quiso levantarse, pero su débil cuerpo no le estaba respondiendo.
― Amor, ya estoy aquí... ― entro como alma que lleva el diablo, la cargo sin percatarse que solo traía un camisón que solo cubría su prominente vientre.
― Amor... Deja me pongo algo... ― le recordó Summer cuando esté la estaba por sacar de la habitación.
― Si, lo siento amor... ― la bajo con sumo cuidado ayudándola a caminar, estaba muy delgada y ella no podía sostenerse por sí sola. La acompaño al vestidor, le ayudo a ponerse un pantalón y una blusa cuidando no lastimarla.
― Listo ya vámonos... ― respondió entre quejidos pues las contracciones estaban llegando, sentía mucho dolor en el cuerpo más de lo que alguna vez había experimentado, pero lo soportaría.
― Si, ya llevo la maleta del bebé y les llamo a Ricky y Daniel, y a todos ellos ... ― la volvió a carga bajando casi corriendo las escaleras, estaba muy nervioso.
― Amor, ten cuidado... No quiero explotar aún ― bromeó ella tratando de aliviar la tensión se Samuel, se aferró a su pecho poniendo los brazos en ya cuello, quería sentir su aroma una vez más, solo una vez más...
― Perdón cariño, estoy nervioso... ― la puso en el asiento, acomodó su cinturón y cerro la puerto corriendo al otro extremo para ya irse al hospital.
― Lo sé y créeme que te vez adorable ― le dio una sonrisa brillante, Samuel la miro con felicidad y tristeza a la vez.
― Soy tu adorable y más tarde seremos dos adorables en la familia por qué ni nena será la más hermosa... ― Summer sintió su pecho llenarse se alegría, como deseaba conservar este momento para siempre.
El sol brillaba en lo más alto del firmamento, era primavera ya casi verano en esos momentos, la brisa del mar recorría la ciudad de Los Ángeles llenando a todos de su dulce aroma. Summer sentía las contracciones cada vez más fuertes y se le hacía extraño, había leído que en ocasiones eran lentas y otras muy rápidas, quizás si parto sería rápido y pedía que así fuera.
― Llegamos amor... ― estaciono el auto, y ayudo a bajar a su esposa, vio de lejos a su suegra y a su madre llegar en el auto de su papá, la primera nieta de la familia al fin llegaría.
― Mama, llevare a Summer, por favor toma la maleta ― señaló.
― ¡Hola a todos! ― grito Summer antes de que una contracción muy dolorosa se hiciera presente.
― Anda, llévala de una vez... ― dijo la madre de Summer, estaba nerviosa por su hija, más por el estado en qué se encontraba.
―Si, me adelantare, gracias a todos por venir — tomo a Summer y la llevo dentro, su corazón palpitaba de emoción al saber que su linda nena hoy estaría con ellos, tenía fe en que el cuerpo de su esposa aún resistiera. — Michelle, ya está con dolores...
— Okay, Summer debes estar tranquila... — le explicó una vez que supo que habían llegado — la atenderá mi colega de Obstetricia así que estarás bien.
— ¿Ya la van a revisar?
— Si Samuel, debemos revisar todo... — Samuel lo observó mientras la llevaban en la silla de ruedas, sabía que sus palabras eran implícitas... Había peligro, pero también había posibilidad así que debía tener fe.
El doctor la reviso y declaro que aún tenía 6cm de dilatación por lo que la mando a reposó por ahora, aún faltaba para que ella pudiera dar a luz de manera natural.
— Me duele mucho... — se quejó ella, trataba de respirar tranquilamente pero el dolor se le hacía insoportable cada vez. Ya había pasado una hora desde la primera revisión y se le estaba siendo eterno
— Lo sé, pero ya estás cerca — le asignaron una habitación en lo que esperaban a qué dilatara, el obstetra vino a revisarla un poco preocupado cuando miro el cuerpo débil de la mujer.
— ¿Usted es el esposo? — le pregunto a Samuel.
— Si, ¿Cómo está ella?...
— ¡Aaah! — grito Summer cuando otra contracción llegó.
— Tranquila Summer, soy el doctor James, te revisaré y veremos qué todo valla bien con tu bebé y tú también. — volvió a revisar descubriendo que ya tenía 9cm de dilatación.
— Doctor su presión es inestable y la del bebé también — hablo la enfermera que había entrado con ellos, Samuel se puso nervioso, se acercó a su esposa y tomo su mano.
— Es hora, la bebé ya viene... Si usted va a entrar con nosotros debe de prepararse, enfermera llévelo a qué se cambie y avisé a los familiares que pueden esperar.
— Si, señor acompáñeme... — este asintió dejando un beso en los labios de su esposa.
— Samuel, no olvides que te amo... — dijo ella cuando sus manos se separaron.
— Yo también amor, todo estará bien.
La enfermera lo llevo a cambiarse y de regreso miro que sus amigos y familiares estaban esperando fuera de la sala, le sonrió a cada uno de ellos y se preparó para entrar.
— Ella estará bien Samuel, lo sé es una guerrera — dijo Daniel con una sonrisa y tomado de la mano de Ricky, estaba preocupado.
— Si, ella es fuerte y aquí estaremos todos esperándole — Expreso Ricky con tranquilidad, tenía fe. Samuel les sonrió, en especial a su suegra quien estaba muy nerviosa.
— Bueno, entraré, esperen las buenas noticias... — todos asintieron, Henry, Paula, Ricky, Daniel, los padres de Samuel, Alejandra y la madre de Summer, todos tenían una oración en su corazón.
— Ya está todo listo... — dijo el doctor.
— Samuel... — musitó Summer cuando lo vio entrar, a su lado se sentía segura.
— Ya estoy aquí amor.... — beso su mano y sus labios acariciando el vientre de Summer.
— ¡Aaah! — grito con la poca fuerza que le quedaba. Todos estaban yendo de un lado para otro preparándose para el nacimiento de un nuevo ser.
— Summer, tu nena ya viene, ya puedo ver la cabeza, debes de pujar... — ordenó el médico y Summer hizo su mayor esfuerzo — eso sigue así, sigue así.