Samuel...
Cuando mire que estaban cerrando la puerta del quirófano me negué a dejar a mi esposa, no ella no se podía ir, ella debía estar conmigo a como diera lugar.
— ¡Señor tiene que salir! — me gritó uno de los enfermeros.
— ¡Atiéndala por favor! Solo déjenme estar a aquí a su lado... — supliqué acercándome al cuerpo de mi esposa.
— Bien, pero no estorbe... ¡Rápido carga el desfibrilador! — mire como puso el líquido en el aparato y le dieron una descarga a mi Summer.
— ¡Vamos mi amor no me dejes! — le grité mientras un enfermero me alejaba de ella.
— No responde, sube la intensidad... — nuevamente otra descarga fallida, le dieron una inyección y nuevamente una descarga.
Mis ojos se nublaron con mis lágrimas al ver como la vida se le iba a mi amada mujer.
— No responde... ¡Vamos Summer todos te esperan! — le gritó el doctor buscando pulso, comenzó a hacer compresiones en su pecho, empuje al enfermero y tome su mano desesperado.
— Vamos mi amor, no nos puedes dejar... Te necesito Summer... Por favor amor...
— Doctor, ya no responde... — hablo una enfermera cuando el sonido de la máquina seguía sin cambiar.
— Lo siento mucho señor Martínez... Anoten la hora de la muerte...
— ¡No! ¡No! ¡No! — los empuje y abrace a mi Summer — ¡Summer por favor despierta! ¡Summer no puedes dejarme te lo prohibió!
Me aferre a ella dejándome caer en el suelo, mi llanto era desgarrador, pero no me importaba, solo quería que ella regresará.
— Señor ya no hay nada que hacer.... — internaron alejarme, pero me negué.
— No mi amor no... Por favor no... — miraba su rostro pálido, sus ojos cerrados, estaba muy débil... Sentí que todos se alejaron de mi así que deje que el llanto me envolviera — ¡Summer maldita sea despierta! No puedes dejarme... Mi reina no puedo estar sin ti...
Ahí en el suelo frío yo abrazaba con fuerza su cuerpo, no entendía por qué o como había pasado todo... Ella estaba bien, había sonreído y besado a nuestra hija.
— Summer por favor amor despierta... Lo haré mejor está vez te lo prometo... No te fallare nunca más, pero dame una oportunidad... ¡Por favor Dios no te la lleves! ¡Lo haré mejor! Seré un mejor esposo... — gritaba y suplicaba al aire, tenía la esperanza de que ella abriera sus ojos y me dejara ver ese color café que tanto me encantaba.
— ¿Que voy a hacer sin ti? ¿Que haré sin tu sonrisa, si tus besos? ¿Por qué me haces esto amor? — me preguntaba sacudiendo su cuerpo — ¡No me dejes por favor te lo suplico!
Me acurruque en su pecho buscando ese latido que tanto me hacía falta y que quería escuchar, mire su rostro, bese sus labios con la esperanza de que eso la despertara, pero no fue así... Nada funcionaba... Ella ya no me escuchaba.
— ¡Lo haré mejor mi amor! ¡Solo dame una oportunidad más! — sentí las manos de alguien tratando de tranquilizarme.
— Debemos salir de aquí señor Samuel... — me dijo el doctor mirándome a los ojos — debe ser fuerte por su hija, lamento su perdida.
Llore cuando esté me abrazo, aún tenía entre mis brazos a Summer así que solo me deje llevar por el dolor, llore amargamente hasta que de mis ojos no salieron ya nada, estaba deshecho, roto, me sentía muerto en vida...deje ahí a mi esposa y salí a ver a mis familiares quienes, cuando abrieron la puerta me observaban sin poder creerlo. Mi suegra se me acerco y la abrace fuertemente, todos comenzamos a llorar justo ahí afuera, Ricky me sostuvo de no caerme abrazándome por la espalda, desafortunadamente ninguno de esos abrazos podía llenar o sanar si quiera un poco mi corazón.
— ¿De verdad ella? — pregunto Daniel y yo asentí.
— Si... — fue lo único que dije cuando nuevamente todos comenzaron a llorar.
— ¿Pero ¿cómo paso? — cuestionó Henry quien sostenía a Paula en sus brazos.
— La presión de Summer bajo considerablemente... — escucharon la voz de Michelle quien venía caminando junto con el medico obstetra — y su corazón no pudo resistir... — se le quebró un poco la voz, a él también le sorprendió todo, estaba seguro de que Summer sobrevivirá, pero, lo tomo por sorpresa, estoy casi seguro.
— ¡Ay mi nena! — la madre de mi esposa rompió en llanto, Alejandra la abrazo llorando junto con ella... Todo esto rea irreal, algo que simplemente no me lo podía creer.
— Deben preparar todo para su funeral y Samuel... — lo mire y me sonrió — ve a ver a tu nena, ella es la copia exacta de Summer.
Asentí cuando el médico me dijo que lo siguiera, me llevaron al área de las incubadoras, iba acompañado de mi suegra y mis amigos.
— Ahí está su nena... — señaló una hermosa bebe que no dejaba de moverse, no lloraba solo admiraba todo a su alrededor. Las lágrimas volvieron a salir de mis ojos, mi Summer no podría disfrutar de nuestra hija... Ni mi Danna de su madre.
Puse mis manos en mi rostro ahogando mi llanto, pero fue imposible, nuevamente mis amigos me abrazaron llorando conmigo, sentía un vacío inmenso en mi corazón, ¿Por qué la vida había sido cruel? Era yo quien merecía todo eso no ella... No mi Summer.
Las horas pasaron y nos movimos de un lado a otro entre trámites y preparativos, entre todo ese ajetreo me olvide de mi dolor y de mi vida. Aunque no quería aceptarlo tuve que ir a reconocer el cuerpo de mi esposa, mirar como lo depositaban en esa caja y nos llevaban a donde sería el funeral.
El día estaba gris, lloviznaba, la brisa era fría... Quizás el cielo sabía mi dolor y se compadecía. Mi nena estaba todo el tiempo con mi suegra, aún no me animaba a cargarla, me dolía ver qué era la imagen exacta de mi esposa y ella ya no estaba aquí. Mire a la ventana después de que el servicio comenzará y el sacerdote decía esas palabras tan tristes.
Llegamos al panteón, nos acomodamos en nuestros lugares y vi como ponían a mi esposa justo arriba de ese agujero donde más tarde sería sepultada.