Al diablo los poetas

¿Quien será?

Han tocado mi puerta las ansias de salir, a duras penas lo hago, tomo libreta y pluma, me pongo el saco y salgo.

Como si fuera necesario destacar, soy poeta.

Entre la multitud, no destaco, no me miran, el aroma a cafetería es algo que suple mi amargura por un golpe directo al corazón, inspiración, se abre la libreta y me hago un espectáculo.

"Está loco"

Murmullos de mi alma y las personas sobre mi, miradas, mientras hago garabatos en mi dialecto, parece inhumano que no sepa quién soy, soy poeta.

Se acaban las palabras, como si fuera un temporizador, cierro libreta para dar un trago a ese amargo café. La gente vuelve a sus cosas, siguen parloteando, como si fuera yo un animal, me levanto para salir tal espectáculo necesita de un final. ¿No?

Mi vestimenta formal le hace pensar a la gente que solo soy un exagerado, traje y gabardina, siempre cargando una libreta como si fuera importante.

Me detengo en la trampa de todo lector, una biblioteca enorme, el olor a libro me hace sentir menos miserable. Entro y no me contengo, tomo libros y los mantengo conmigo si los considero buenos. Portada, título, autor, sinopsis, lo que quiero ser, escritor.

Al volver a casa, la oscuridad no me hace encender luces, más que la lámpara al lado de la chimenea que he encendido, devoro libros cada noche en lugar de cenar. Cuando me ataca la inspiración y el insomnio, lleno hojas de sentimientos.

Cuando muera, al hacerme la autopista, tengan cuidado con mis órganos, con mi corazón, con mis entrañas, que son lo que ha cargado conmigo desde que tengo razón. Cuiden mi cuerpo y sean cuidadosos, que mi corazón es frágil y no puedo

costearme otro.