Los asesinos de la felicidad

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La pereza, como todos sabemos, es la oscuridad misma de la luz que tanto anhelamos. Es la <<evasión deliberada de la responsabilidad y negación del crecimiento personal>>.

He de admirar a quien vive con disciplina y responsabilidad, a quien ha vencido a sus vicios y malos hábitos. Además de valentía, se requiere voluntad pura. La “realidad” es nuestra mejor amiga, pues nos coloca los pies sobre la tierra, nos avisa en que nos estamos engañando día a día; diferencia las escusas de las verdades que nos impide hacer cualquier cosa. La pereza se aleja de la sinceridad, y sin sinceridad no podemos progresas de ninguna manera, salvo que se tenga como objetivo la autodestrucción.

El estoicismo enseña que hay que saber descansar cuando el cuerpo y la mente se encuentren en decadencia, sometidos por la vida misma. La palabra descansar puede ser mal interpretada, pues no es solo no hacer nada por un tiempo prolongado y abandonar el curso de nuestra existencia. El descansar no es aliado de la pereza. Descansar, según lo que comprendo, implica alejarnos de todo lo que atrofie nuestro espíritu, de todo lo que consuma nuestra energía vital. Como quien diría, alejarse de la ciudad y perderse en el bosque durante un tiempo. Descansar va por el camino de la acción. “Hice ese sacrificio porque mi cabeza ya no daba más”, “Dejé ese trabajo porque me roba la vida”.

Y si, descansar un tiempo de la vida que se adopta es saludable e importante. En el silencio de la lejanía se puede modificar esa vida, cambiar lo que se debe y abandonar lo que nos agota. Saber descansar no es fácil, pues la pereza actúa como un gran depredador. Hay que estar atentos. Podemos no hacer absolutamente nada durante un tiempo, y está bien. No somos maquinas, claro está. No obstante, como seres vivos, no podemos solo tirar la toalla y existir solo por existir, pues es un camino duro y rápido hacia la insatisfacción, la mediocridad y la penosa decepción. Autodestrucción sin precedentes. Saber descansar es saber reconocer cuando se desperdicia el tiempo. Si decidimos descansar de algo en particular en nuestras vidas, de inmediato ya estamos haciendo cambios. El asunto es no estancarse a medio camino y jamás volver a enfrentar ese algo en particular.

Una persona perezosa es una persona que perdió las esperanzas. Podría decir cobarde, pero las historias de vidas de cada quien seguro han de asustarnos. Por lo general, las personas perezosas llevan consigo traumas que no se atreven a enfrentar. Tienen sentimientos que les horroriza volver a sentir. Recuerdos que prefieren dejar en el olvido. Hacer algo al respecto implica sufrir, y sufrir es doloroso, y nadie quiere sentir dolor después de haberlo experimentado. Quizás sean valientes, pues a pesar de todo se mantienen con vida, cuando, quizás, cada día para ellos es el mismísimo infierno. La pereza emocional y espiritual nos lleva al camino de la maldad, sin duda alguna.

En fin, la pereza no puede ganar a quienes tengan el corazón inquieto y alma curiosa. Crecer es hacer. Descansar es hacer. Vivir es hacer. Digamos, somos responsables de la vida que tenemos, y predicadores de la vida que queremos. La paz mental y la felicidad están presentes en todo momento, solo es cuestión de darle forma. La pereza se vence con disciplina y voluntad. No hay otro antídoto mágico.



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En el texto hay: amor, crecimiento personal, psicologia

Editado: 16.08.2025

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