La mañana en Hogwarts comenzaba, como siempre, con una ligera frescura. Los rayos del sol se filtraban a través de las grandes ventanas de la biblioteca, iluminando las enormes estanterías llenas de libros antiguos. El bullicioso mundo del castillo estaba lejos, aquí reinaba una tranquilidad casi mística que permitía concentrarse en algo importante y secreto.
Neville estaba sentado a la mesa, con un grueso libro sobre plantas mágicas abierto frente a él. Intentaba concentrarse en el texto, pero sus pensamientos constantemente se desviaban hacia otros lugares. En realidad, sus pensamientos estaban con Luna. Pensaba todo el tiempo en lo que tendrían que hacer. Y eso lo inquietaba. ¿Cómo se las arreglaría para afrontar este viaje, los desafíos que tendrían que superar? No era simplemente una misión de búsqueda. Era algo más, una prueba no solo de sus conocimientos y fuerza, sino también de su valentía personal. Especialmente para él.
Volvió a mirar el libro, pero las palabras ante sus ojos se difuminaban. De repente, sintió que alguien se acercaba por detrás. Era Luna. Su paso ligero pero seguro siempre revelaba su presencia. Se detuvo junto a él, mirando el mismo tomo.
— ¿Neville, estás aquí? — Su voz era suave, pero en ella se sentía esa misma preocupación amable que siempre hacía que Neville se sintiera más tranquilo. No pudo evitar notar cómo su mirada se posó suavemente sobre él, como si estuviera esperando algo, aunque no lo decía.
Neville levantó la vista. Se encontró con sus ojos y sintió cómo algo invisible, pero poderoso, le llenaba el pecho. Rápidamente se giró, tratando de ocultar sus sentimientos. Pero no podía evitar lo que sentía cuando ella estaba cerca. No era solo nerviosismo por el viaje que se avecinaba, era algo mucho más complejo, más profundo. Era la sensación de que ella era para él algo más que una amiga, algo más importante de lo que podía imaginar.
— Hola — dijo, intentando ocultar su nerviosismo. Su voz sonó un poco torpe. — Estaba buscando información sobre lo que tendremos que llevar.
— No te preocupes, Neville — respondió ella con una suave sonrisa. — Llevaremos solo lo más necesario. Varitas, algo de comida, y listo. Dejaremos espacio para los artefactos, por si encontramos algo importante. Pero lo más importante es nuestra determinación.
Luna hablaba con tanta confianza que Neville sintió una sensación de alivio. Pero luego volvió a mirarla, y su mirada se detuvo en su rostro. En sus ojos estaba la misma luz que siempre lo había atraído. De repente, Neville comprendió que ya no podía esconder sus sentimientos. Ella estaba tan cerca, y cada momento de su viaje juntos se volvía importante para él. Se había ocultado tantas veces detrás de la máscara de modestia y dudas, pero al estar junto a ella, su corazón comenzaba a latir más rápido.
— Yo… — Neville se detuvo, sin saber cómo empezar. Luna se giró hacia él, inclinando ligeramente la cabeza, su cabello brillaba con los rayos de luz.
— ¿Dijiste algo? — su pregunta era ligera, casi juguetona, pero Neville sintió cómo nacía un miedo genuino en él. ¿Y si ella no lo entendía?
— Solo… pienso que esto no será fácil. Tienes razón, por supuesto, necesitamos ser decididos, pero yo… — se detuvo, sin atreverse a continuar. Luna, sin esperar a que terminara su frase, sonrió ligeramente.
— Neville, no tienes que ser perfecto. No hay nada de malo en eso. Ya estás demostrando que estás listo, y eso es suficiente. Lo lograremos, y yo creo que no solo lo lograrás, sino que también te sorprenderás a ti mismo. Eres mucho más fuerte de lo que piensas.
Sus palabras penetraron en su corazón como si fueran la respuesta que había estado buscando durante tanto tiempo. Sintió cómo el peso de la ansiedad y las dudas que había llevado dentro comenzaban a desvanecerse. Podía ser él mismo, y Luna lo aceptaba tal como era. Eso significaba más para él que todo lo demás.
Luna lo miró una vez más, su mirada era tierna y comprensiva. Ella estaba allí, dispuesta a apoyarlo en cualquier momento, y eso le daba fuerzas para seguir adelante.
— Comenzaremos la preparación mañana — dijo ella. — Estoy segura de que lo conseguiremos.
Esa noche, cuando todos los estudiantes ya se habían ido a sus habitaciones, Neville no pudo dormir durante mucho tiempo. Estaba acostado en su cama, mirando al techo.
Sus pensamientos estaban completamente centrados en Luna. Su sonrisa, sus palabras, su confianza. Parecía que podía leer sus sentimientos y apoyarlo en cualquier momento. Era una sensación extraña, pero tan poderosa. Sabía que su camino sería difícil, pero con cada palabra de ella, sentía que su determinación se fortalecía.
A la mañana siguiente, se encontraron nuevamente en la biblioteca. Neville notó que Luna estaba tan serena como siempre. Se veía decidida, pero en sus ojos había nuevamente esa mirada suave que lo tocaba profundamente.
— ¿Está todo listo? — preguntó él, intentando sonreír. Notó cómo sus labios temblaron ligeramente, y ella ocultó su sonrisa.
— Casi — respondió ella. — Solo nos queda elegir la ruta y aclarar algunos detalles. Creo que estamos listos.
Continuaron con los preparativos, pero cada momento, cada mirada, se volvió significativo para Neville. Sabía que les esperaban desafíos, que su vínculo sería puesto a prueba, pero también sabía que con Luna a su lado estaría listo para cualquier reto. Tal vez su camino estuviera lleno de incertidumbre y miedo, pero había algo que Neville sabía con certeza: no estaba solo.
Cuando partieron, Neville se dio cuenta de que cada paso, cada momento junto a ella, tenía un significado especial. No solo estaban buscando antiguos conocimientos o artefactos mágicos. Estaban buscando el uno al otro, y eso tenía un valor mucho mayor de lo que podrían haber imaginado.
Neville y Luna continuaron preparándose para el viaje en la biblioteca, revisando mapas y antiguos manuscritos. De vez en cuando, sus miradas se cruzaban, y Neville sentía una ligera tensión en el aire, algo que parecía intensificarse entre ellos. No podía entender qué era: ¿simplemente cercanía o algo más que crecía con cada momento compartido? Cada mirada, cada palabra, parecía fortalecer esos sentimientos de los que temía pensar.
Editado: 20.03.2025