Los astros perdidos

Capítulo 10: La armonía de la luz y la oscuridad

Polumna y Neville subían lentamente por las anchas escaleras de piedra. Sus sombras se alargaban, tragándose el resplandor de los faroles mágicos que colgaban del techo. Las enormes puertas frente a ellos parecían hechas de pura oscuridad, decoradas con símbolos que se movían, como si vivieran por sí mismos.

— Es el final —dijo Neville en voz baja, apretando su varita.

Polumna observaba atentamente las puertas. Su rostro pálido estaba sereno, pero sus ojos brillaban con determinación.

— No estamos aquí por casualidad. Este viaje no ha sido solo para encontrar la corona. Se trata de nosotros, de lo que seremos después de todo esto.

Las puertas comenzaron a abrirse solas, liberando una ráfaga de viento frío. Dentro había una sala, iluminada no por luz, sino por sombras que brillaban como un cielo estrellado. En el centro, sobre un pedestal alto, la corona brillaba con un resplandor dorado que se mezclaba con la oscuridad a su alrededor.

El último guardián

Cuando Polumna y Neville entraron en la sala, sus sombras se alargaron, como si se hubieran convertido en parte de ese espacio misterioso. El aire dentro de la sala se volvía más denso, casi palpable. En el centro, entre el resplandor titilante, comenzó a formarse una figura. Sus contornos inicialmente eran borrosos, difusos, pero con cada segundo se volvían más reales.

Frente a ellos apareció el Guardián, una enorme figura hecha de luz y sombra. Su rostro era indistinto, como un reflejo en agua turbia, pero en él se podía percibir fuerza y sabiduría. Sus manos eran como dos oposiciones: una brillaba como un rayo de sol, la otra palpitaba con oscuridad, como una noche infinita.

— Han llegado al final —la voz del Guardián era una mezcla de susurro y trueno, penetrando en el corazón. — Pero solo aquellos que entienden la esencia de la armonía podrán avanzar.

Polumna y Neville se detuvieron en el umbral, sintiendo una tensión inexplicable. El Guardián extendió ambos brazos, y de sus manos comenzaron a surgir dos esferas: una de luz, que emitía calor, y otra oscura, que parecía absorberles la energía.

— La armonía es el balance —dijo el Guardián. — La luz y la sombra no pueden existir una sin la otra. ¿Serán capaces de aceptar ambas?

Primer paso: Aceptar la oscuridad

La esfera oscura se elevó en el aire y se dirigió hacia Neville. Cuando tocó su palma, todo a su alrededor cambió. Se encontró en un espacio frío y desolado.

Ante él apareció una escena del pasado: era de nuevo ese chico torpe, al que sus compañeros de clase siempre despreciaban. Sus miedos y dudas más grandes emergieron, haciéndole dudar de sus propias capacidades.

— Siempre has sido débil —dijo una voz familiar. Era la voz de su duda interior. — ¿Qué puedes cambiar?

Neville se estremeció, pero en ese momento recordó a Polumna. Su calma y fe siempre le ayudaban.

— Puedo aceptar mi debilidad —dijo en voz alta, y su voz se llenó de fuerza. — Eso no me define. Puedo volverme más fuerte.

La oscuridad a su alrededor comenzó a disiparse, y la esfera regresó al Guardián, palpitando con una luz débil.

Segundo paso: Aceptar la luz

La esfera de luz se elevó hacia Polumna. Tocó su mano, y la luz comenzó a llenar el espacio a su alrededor.

Polumna se encontró en otra escena: se veía a sí misma en el futuro, de pie entre una multitud de personas que admiraban sus ideas y descubrimientos. Pero la alegría de este éxito era vacía. Vio cómo su unicidad y sentido de sí misma comenzaban a desvanecerse en el reconocimiento.

— Esa es tu luz —dijo la voz del Guardián—. Pero, ¿puedes aceptar que no será suficiente para todos?

Polumna sintió un peso en el corazón. Su unicidad siempre había sido su fuerza, pero ahora comprendió que a veces hay que compartir uno mismo, incluso si eso significa volverse más pequeña a los ojos de otros.

— Mi luz no es solo para mí —respondió—. Existe para aquellos que estén dispuestos a aceptarla.

La esfera regresó al Guardián, irradiando un suave resplandor.

Tercer paso: Unificación

— Han pasado sus pruebas individuales —dijo el Guardián—. Pero, ¿podrán mantener la armonía actuando juntos?

La oscuridad y la luz comenzaron a mezclarse, creando un torbellino que se acercaba rápidamente a ellos. Sus manos se unieron instintivamente, y Polumna sintió cómo la fuerza de Neville se fundía con la suya.

— Tenemos que actuar como una sola unidad —dijo ella.

— Confío en ti, Polumna —respondió Neville.

Dirigieron sus varitas hacia adelante. La luz y la sombra, que habían aceptado previamente, ahora se unieron en un torbellino a su alrededor, creando un equilibrio. El Guardián permaneció inmóvil, pero su figura comenzó a cambiar.

La figura del Guardián se disolvió en el aire, dejando solo el eco de su voz:

— La armonía no está en la victoria de uno sobre el otro, sino en la aceptación de ambos.

En el pedestal apareció la corona, pero ahora no solo era dorada. Brillaba con luz y sombra, como un símbolo de la verdadera armonía.

Polumna y Neville se acercaron a ella juntos. Sus manos tocaron el artefacto al mismo tiempo, y sintieron cómo sus corazones se llenaban de calma.

— Esta prueba no solo fue para nosotros, sino también para mostrar quiénes hemos llegado a ser —dijo Polumna, mirando a Neville.

Él le sonrió en respuesta:

— Y ahora sé que tengo a alguien a mi lado que me ayuda a mantener el equilibrio.

Así terminó su prueba con el Guardián, pero eso solo fue el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas.

Cuando la corona brilló en equilibrio entre la luz y la oscuridad, el espacio a su alrededor cambió. De repente, Neville y Polumna se encontraron en otra sala, que parecía infinita. Sus paredes estaban cubiertas de inscripciones antiguas que brillaban con tonos dorados y plateados, reflejando su armonía. Sentían cómo una fuerza invisible vibraba a través del aire, envolviéndolos.



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En el texto hay: fanfic, magia, el universo de harry potter

Editado: 20.03.2025

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