Los aullidos a la luna

Capítulo 27

Huida
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Angelic

La mañana siguiente me visitó Bailey que apenas me vio corrió a abrazarme pidiéndome perdón. Se sentía culpable por dormir en mi cama y no haber estado atenta a mí. Pero ella no tenía idea de lo que pasaría mucho menos yo lo sabía. Estaba tan afligida por lo que paso que se metió en mi cama y se quedó allí instalada junto a mi trayendo lo que le pidiera. También me vino a ver Carter como me lo había prometido pero esta vez entró como una persona normal. Lo bueno fue que lo atendió mi padre y no Demian estoy segura que él lo echaría a patadas. El resto de la tarde la pase acostada junto a Bai que se durmió viendo una película. No quise despertarla aún se notaba un poco enferma por lo que la deje descansar en mi cama. No es la primera vez que ella se queda dormida en mi cama. La observe descansando por unos minutos y luego centre mi visión a la ventana que daba al bosque. Lugar donde por años me aterro por los lobos sus aullidos y mi temor constante de que me atacasen estando dormida. Suena un poco paranoico, pero no podía pensar en otra cosa después de la experiencia que viví siendo una niña.

– mi amor – me llamo la atención mi mama que no se en que momento entro a i habitación sin hacer ruido. La mire parada desde la puerta con los brazos cruzados. – ¿Cómo te sientes?

– bien, me duele un poco el cuerpo, pero puedo soportarlo – siempre me recuperaba con mucha facilidad. Los doctores se asombraban de como en tiempo récord estaba mejor sin ninguna secuela o marca. Mi madre nunca me supo explicar este fenómeno en mí, pero sospecho que será por mis antepasados.

– están tus medicinas por si las quieres tomar – me señalo mi mesilla de noche donde descansaban tres cajas de medicamentos junto a un vaso con agua. – iré a comprar cosas para la alacena ¿quieres algo del supermercado? – me lo pensé un segundo. Tenía muchas ganas de comer una barra de chocolate con manís.

– quiero chocolate ya sabes cuales me gustan – asintió saliendo de la puerta cerrando tras de si

– yo también quiero una – Bai se estiro en mi cama para luego levantarse y salir corriendo tras mi madre. Dejando la puerta abierta en su persecución, pero pude ver a Demian en su habitación durmiendo. Con un poco de dificultad me asome a la orilla de la cama, asome una pierna luego la otra. Me senté en la cama intentando que mis piernas no me fallen me puse en pie. Solo me dolió un poco el abdomen por el esfuerzo al levantarme, pero podía caminar bien. Sinónimo de un buen síntoma, aunque de todos modos camine despacio. Duque caminaba cerca de mí era como si me vigilara para que no me cayera es tan lindo. Su placa hacia un ruido peculiar al caminar como un tin-tin acompañado de sus patitas pisando el suelo de madera de la casa. Entro primero a la habitación de su dueño donde rara vez dormía pues Duque parecía más mi perro que el de Demian. Subió encima de la cama para ir hasta donde estaba descansando para lamer su cara. Tuve que contener la risa cuando Demian pensó que yo lo estaba besando aún estaba medio dormido. Abrió los ojos de golpe para apartar a Duque que comenzó a ladrarle moviendo su cola feliz.

– déjame dormir un poco más Duque – su mirada recorrió la habitación pasando por mí para cerrar sus ojos. Pasados cinco segundos los volvió a abrir para mirarme levantándose de un salto de su cama. – ¿Angelic que haces levantada? – se acercó hasta a mi cargándome en sus brazos sin darme oportunidad a protestar o contestar su pregunta.

– si me bajas te lo diré – su agarre me estaba molestando un poco los moratones me empezaban a doler. Me soltó bajándome con cuidado al suelo acomode mi ropa que estaba algo arrugada. Sentía su mirada sobre mi queriendo saber qué hacía en su habitación. La verdad es que ni yo misma sé qué hacía en su habitación. – creo que estoy aburrida de estar en cama mis piernas no me duelen solo los brazos y un poco las costillas. – abrase a Demian tomándolo por sorpresa su cuerpo estaba tenso siempre le costó demostrar afecto con las personas excepto conmigo al menos cuando éramos niños. Cuando la adolescencia llego le costó también demostrar cariño conmigo y ahora sabia el porqué de la razón. ¿Cómo le puedes ofrecer cariño a una persona a la que quieres más que en plan de amistad? – además tú te la pasas durmiendo parece que eres tú el que fue secuestrado no yo – me queje de su falta de visitas en mi habitación desde que me dormí ayer no lo había visto en todo el día. Comenzaba a extrañar las horas que pasábamos viendo películas juntos.

– Angelic – el grito de Bailey me rompe los tímpanos. Cubro mis oídos con mis manos para no escuchar sus gritos desesperados. Pero el que parece sufrir más es Demian.

– estoy aquí – grite para que mi amiga sepa que me encuentro en la casa y que no fui secuestrada otra vez. Suspire mirando a Demian alce mis brazos para que me cargara hasta mi habitación si me iba por mi cuenta tardaría horas en llegar. – llévame muchacho.

– ¿me tratas como si fuera un perro domestico? – se agacho poniendo un brazo por detrás de mis rodillas y otro rodeando mi espalda para alzarme por los aires.

– nunca dije eso ¿Cómo crees? – hundí mis dedos en sus cabellos alborotándolos mientras me reía

– eres una pequeña muy mala – camino conmigo a cuestas hasta mi habitación. Sus ojos no se apartaron de los míos por un segundo me dio miedo de que nos choquemos contra algo y termine volando por los aires antes de caerme al suelo. Nada de eso paso por suerte divina o porque Demian conocía muy bien el camino a mi habitación eso en otras circunstancias sonaría muy extraño incluso como si fuera un acosador. – hable con nuestros padres acerca de irnos a Boston – entro a mi habitación donde vimos a Bai sentada en la cama con los cabellos alborotados y un oso de felpa entre las manos supongo que como arma porque se lo arrogo a Demian en la cara en cuanto entramos.




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