Los aullidos a la luna

Capítulo 34

Me dejas
Angelic
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Demian se fue entendía como se sentía, pero en estos momentos lo necesito más que nunca. Una Red Hood, soy una maldita cazadora y peor aún mis dos padres son cazadores eso vuelve aun mas difícil de controlar mi instinto asesino. Camino de un lado a otro en la sala sintiendo que mi pecho está a punto de explotar, me quema la garganta el intentar respirar. Estoy tan desesperada que me es inevitable agotarme mi respiración cada vez más rápida y sentir que me falta aire es poco. Lagrimas no tardan en inundar mi estado de nervios, soy una maldita cazadora lo nuestro es imposible. Mi mamá se acerca a mi tomándome de los hombros, pero la aparto con violencia de mí.

- ¿Por qué mierda no me lo dijiste antes? - mis labios temblaban y mi respiración no parecía mejorar, se sentía cada vez más agitada. Un ataque de pánico en estos momentos no es lo mejor, pero estaba pasando.

- Hija no sabía cómo yo... - me aleje de ella. No podía escucharla decir puras escusas baratas tuvo casi dieciocho años para decirme que era una jodida cazadora y hasta ahora me dice. A pesar de sus gritos salgo corriendo al bosque en la misma dirección donde había visto huir a Demian. Busque, pero creo que fue demasiado tarde no había ni rastro de él o siquiera una huella para saber dónde buscarlo.

Estoy perdida en medio de un bosque lleno de lobos. Maravillosa idea tuviste Angelic. Tendré que guiarme por lo que conozco del bosque y mis conocimientos son nulos. Camino sin sentido alguno de adonde me dirijo mis ojos arden y pronto son empañados por las lágrimas. Esto es estúpido mi cumpleaños, mi herencia...

Solo quiero ser normal tener una vida, así como mamá y papá... un segundo, mamá es una Red Hood y mi papá un hombre lobo si ellos pueden estar juntos con Demian podremos intentarlo. Vuelvo a correr buscando a Demian en cada movimiento del bosque, pero aún no lo hallo. Tengo la extraña sensación de que ya estuve en esta parte del bosque antes. Mi mirada busca orientación, pero mi inestabilidad no me lo permite mi respiración aun agitada se escucha como un jadeo constante. Una rama cruje detrás de mí, debe de ser Demian quiero que sea él debemos aclarar las cosas.

- Hielo tenemos que... - ese no es Demian ni siquiera lo recuerdo en el instituto o de algún otro lado. Mi respiración irregular parece desaparecer en un recuerdo al regularse viendo a la persona que tengo enfrente. El chico parece tener un pésimo sentido común al venir vestido con un traje al bosque. Muy al estilo hombres de negro con sus lentes oscuros.

- Me dijeron que los humanos no venían a este bosque - es un ser sobrenatural nadie tiene la capacidad de hacer que una persona quede estática parada en su sitio por solo mover sus dedos. - Mmm no eres humana eres una cazadora - el misterioso aprendiz de los hombres de negro se quitó los lentes oscuros dejando ver sus ojos de un color rojo escarlata. Su sonrisa me aterrorizo colmillos crecieron de su boca es un vampiro. Quiero correr, pero no puedo mis piernas avanzan hacia el chico que me sonríe con superioridad relamiendo sus labios.

- Déjala es mi invitada - nunca pensé que me alegraría tanto de escuchar la voz del chico que me acosa. Carter aparece a mi lado tomándome del hombro y como si un hechizo se hubiera roto mi cuerpo reacciona. Me aferro al brazo del rubio escondiéndome detrás de su espalda esperando que todo acabe.

- No lo sabía iré por otra cena más apetecible - ¿ese vampiro acaba de insultarme?

- No creo que hubieras podido conmigo ni aun con tus colmillitos - rayos de donde había sacado aquello yo, estaba jugándome la vida al exponerme a un vampiro que apenas hace unos segundos estaba a punto de comerme. El vampiro abrió micho sus ojos y Carter detrás de mí se reía ante mi improperio. Al parecer el vampiro no quiso responderme porque se desapareció de mi vista como un parpadeo.

- Que agallas mi ángel - la voz de mi amigo me trajo de nuevo a la realidad. Había permanecido estática mirando donde antes estaba mi presunto asesino.

- Ojalá tuviera las agallas para enfrentar mi destino Carter - gire para verlo sabía que me veía como un estropajo viejo. La expresión burlona que tenia se borró dio un paso hacia mi envolviéndome en sus brazos. Me permití volver a llorar, me gustaría tener esas mismas agallas para enfrentar todo lo que vendrá al saber que soy una Red Hood. Mis rodillas flaquearon no sosteniendo más mi peso y ambos caímos al suelo de rodillas. No es que Carter no sea fuerte sino por la sorpresa no pudo mantenerme en pie. - Soy un monstruo Carter un monstruo que puede volverse loca y matar a su propio novio - apretó su agarre su aroma me embriago y sentí que su perfume inundaba mi ser.

- Tranquila lo superaran juntos - es la primera vez que Carter no intenta coquetear conmigo y se lo agradezco necesito que me escuchen.

- Eso espero Carter porque ni siquiera yo puedo digerir esto soy una red hood - me aferro a sus brazos escondiendo mi rostro en su cuello. - Voy a volverme una asesina - su cuerpo se tensa ante mis últimas palabras, pero sabe que tengo razón. Las cazadoras matan hombres lobos somos asesinas controladas por un instinto natural macabro.

- No podemos decidir que somos, pero si podemos pelear para controlar nuestro instinto - me separe de él abrazando mis piernas flexionadas. Lo que decía tenía sentido, pero como poder controlar algo que aún no sé qué tan poderoso es.

- Tengo miedo de que Demian no pueda con esta nueva realidad y me deje - mire a Carter que tenía su vista puesta en el cielo. La luna iluminaba su piel haciendo parecer que brillaba bajo esta. Hipnótico seria poco para describir que no podía dejar de ver a Carter y no querer besarle. Me tire encima suyo capturando sus labios con los míos tomándolo por sorpresa que me está pasando yo no soy así. Lo suelto parándome de golpe las ganas de llorar y la culpa me carcomen. ¿Qué hice?




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