Los Besos del Alfa

Capítulo 13

Desde hace mucho tiempo, los licántropos vivían entre los humanos, nadie los notaba, su comportamiento era tan igual al de ellos, que era difícil descubrirlos, ellos no hacían daño a nadie, vivían tranquilamente entre ellos, pero, lo que es diferente siempre significa algo malo para los humanos.

Un error, solo uno, los condenó a ser llamados monstruos, alguien los había visto transformándose a orillas del río, las personas comenzaron a tenerles miedo, era sobrenatural que un hombre se convirtiera en lobo, el odio y el miedo hizo que ellos comenzarán a alejarse de los pueblos, pero, aún así las personas no estaban completamente seguras de que ellos no tratarían de atacarlos. 

Los licántropos comenzaron poco a poco a invadir los bosques, hacerlos sus manadas, donde nadie los encontraría, aunque no pensaban dejarlos en paz. Pequeños grupos de personas comenzaron a causar alborotos diciendo que ellos eran monstruos creados para causar caos, así comenzaron lo que se conocerían como cazadores. 

Los lobos, por instinto cuidaban de sus compañeros y a sus cachorros de los ataques de ellos, pero esto solo hizo crecer más el miedo de la gente, así los cazadores obtuvieron más apoyo de los pueblos. Poco a poco se daban cuenta que las armas solo los herían pero no eran letales. Con el paso de los años, los cazadores trabajaron e investigaron a todos ellos, hasta encontrar la debilidad de sus enemigos.

Era como una mina de oro recién descubierta, la plata era letal para esas bestias salvajes como los llamaban, no se necesitaba más que una pequeña dosis, estoa podia ser mortal para ellos, pero, entonces las manadas comenzaron a ocultarse, y cada vez era más difícil para los cazadores encontrarlos. Las personas de los pueblos comenzaron a notar extraños cambios en los cazadores, eran arrogantes, estaban cegados por el poder que su descubrimiento les había otorgado. Exterminar una raza que por mucho era más fuerte que ellos los hizo personas sin corazón, dispuestas a matar sin remordimiento.  

Al no ver ningún rastro de los lobos, la gente dejo de apoyar a estos grupos, poco a poco fueron desapareciendo y dejaron de atacar a los licántropos, por más de un siglo no se supo más de ellos. Las manadas dejaron de tomar importancia, los cazadores ya no eran un dolor de cabeza para los Alfas, todo era como una vez había sido.

Por muchos años estás historias habían sido contadas, generación en generación, para nadie era importante ahora, los humanos habían cambiado, tal vez aún no sabían de su existencia, pero, ahora no se dejarían llevar por el miedo o el odio. Cada persona tiene su versión de la historia, los lobos la contaban como una leyenda, una historia de sus antepasados, pero no todos tenían la misma idea, tal vez los cazadores ya no habían aparecido nunca más en sus territorios, pero esto no quería decir que hubieran dejado de existir.

Nicolás era unos de ellos, toda su vida había sido criado para odiar a una raza que en toda su vida jamás había visto, los cazadores habían estado entre las sombras todos esos años esperando el momento de atacar. Luna Sangrienta, la manada de Damián, era el objetivo principal, era una de las manadas más fuertes, pero también una de las más antiguas, los cazadores odiaban a cada integrante de esa manada. 

Nicolás deseaba poder y que mejor que matar al hijo del Alfa que le había arrebatado todo. Nicolás no solo odiaba a los licántropos solo por ser más fuertes, o por se diferentes, no. Hace muchos años, los padres de Damián habían visto por sus territorio a un humano, al creer a la manada en peligro el Alfa y la Luna decidieron ocultarlo antes de que los demás notarán su presencia.

Habían capturado a un hombre de no más de 30 años, y rápidamente pudieron decifrar que era un cazador. Al negarse a hablar y el temor a ser atacados, decidieron matarlo, sin pensar que este había dejado a un pequeño que se convertiría en uno de los mejores cazadores, su madre había llenado la cabeza de Nicolás con historias absurdas de los lobos, haciéndolo mostrás como seres crueles, sangrientos y salvajes, comenzo  por manadas alejadas, de otros países o ciudades, hasta poder llegar a Damián, al morir los padres del Alfa todo el odio y rencor que Nicolás había guardado ahora estaba dispuesto a descargarlo en el.

Su primera idea había sido matarlo con plata, lentamente, pero esto no lo iba hacer sentir satisfecho. Desde hacía unos meses había estado observándolo, siguiendo cada paso que daba. Poco a poco conocía todo sobre el, hasta el día de la fiesta que descubrió el punto débil de Damián, no era la plata, era algo mucho mejor.

El sentiría en carne propia lo que era perder lo único que tenías en la vida, todo estaba planeado, solo se necesitaba esperar el momento exacto para llevarlo acabo. 

.............

Damián aún no estaba seguro si las manadas estabas a salvo, el prefería tomar precauciones, en unas horas su Luna estaría con el y algo no dejaba de advertirle que algo sucedería. 

El chico de ojos marrones podía ver desde el bosque como el Alfa trabajaba sin descanso para poder encontrarlo, sin obtener respuesta aún.

*Cuando lo hará Nicolás?.. - Pregunto una chica pelirroja al ver la tranquilidad del chico.

*Espera, aún no....

❤️🥀✨✨

 




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