Lo que menos le preocupaba a Damián era que algún humano entrará a su territorio, ya que jamás lograría llegar al corazón de la manada, pero, si se trataba de un cazador, eso sí sería un gran dolor de cabeza. No tenía la misma fuerza que los lobos, pero eran seres muy tercos y usaban bastantes artimañas para lograr su objetivo.
En ese momento se encontraba bastante furioso, justo ese día, tenían que haber encontrado rastros de ellos, su Luna se había quedado en la mansión, estaba tan ansioso por regresar que habría podido matar a cualquiera que se cruzará en su camino, pero, Lorenzo, uno de sus mejores guerreros había estado en el bosque esa mañana y había vuelto a sentir un aroma a humano, era algo muy importante que debía resolver cuanto antes, aunque Damián aún se negaba a creer que fuera algún cazador, sabiendo que hace mucho no se hablaba de ellos.
*Crees que sea uno de ellos? - Preguntó mientras se tocaba la frente, esto le estaba comenzado a causar un gran dolor de cabeza.
*Sinceramente Alfa, no lo sé, como sabe hace mucho que no se sabía de ellos - Fue lo único que pudo responder el rubio.
Damián sólo asintió, sabía lo necesario y necesitaba hacer algo, pero en ese momento en su mansión se encontraba su alma gemela y necesitaba regresar.
*Mantenme al tanto de todo.. - Dijo antes de partir a lado de su Luna nuevamente.
*Si Alfa..
.........
Amanda por su parte había tenido una hermosa tarde, había conocido casi toda la mansión y Damián no había llegado, había querido ayudar a Paula con la cena pero está se lo había prohibido, "Como cree que va a cocinar, hoy es su primer día aquí, además usted es la Luna de la manada" Dijo antes de dirigirse a la cocina, aunque Amanda ya estaba pensando en cómo convencerla más adelante, cocinar era una de las cosas que disfrutaba y en su nueva casa no dejaría de hacerlo.
Vagando por los pasillos de la mansión encontró una hermosa biblioteca, había una gran cantidad de libros, había tomado uno de ellos, la pasta verde era gruesa y el título dejaba ver que era sobre astronomía, tal vez nunca había leído un libro igual pero este le había llamado mucho la atención, tal vez había sido el hermoso color de su portada. Seguí de pie mientras leía un poco sobre el libro que había encontrado, se había sorprendido que este tuviera algunas ilustraciones.
Se encontraba tan sumergida en la lectura que no noto cuando alguien entró, hasta que la abrazaron por la cintura.. Era Damián que había llegado, quien al llegar no había encontrado a su luna por ninguna parte, le preguntó a Paula, la cual le dio la idea de buscar ahí. Al verla tan entretenida no quizo molestarla, además se veía hermosa a la luz de la luna la cual ya se asomaba por una de las ventanas mostrando que la noche había caido, ahí parada le había parecido la mujer más hermosa así que al final había decidido entrar y no pudo evitar tomarla por la cintura como ya era su costumbre.
*Te gustó la mansión mi Luna? - Preguntó este mientras sentía como su Mujer se relajaba ante su tacto, era una sensación satisfactoria que provocaba el deseo de besarla.
*Me encanto... Ya terminaste lo que tenias que hacer?- Había preguntado ahora ella mientras cerraba el libro y se daba la vuelta para poder ver a su mate, el cual aún no la soltaba. Al estar frente a frente este sonrió de una manera tan encantadora que hizo que el corazón de Amanda se acelerará, así que ella decidió responde de la misma manera con una gran sonrisa.
Ante tal gesto el deseo de Damián por besarla solo había aumentado, no podía apartar la mirada de los labios de ella, amaba besarla, y ella igual, no necesitaron cruzar palabra para saber lo que necesitaban en ese momento, de hecho, las palabras nunca habían sido necesarias cuando de sentir los labios del otro se trataba.
El beso era lento y dulce, era como una explosión en la boca, sus respiraciones estaban comenzando a ser irregulares, pero el beso seguía siendo suave, hubieran deseado seguir con el, pero el aire les había comenzado a faltar, así que cortaron el beso y mientras intentaban recuperarse una nueva sonrisa volvió a formarse en sus labios, era lo que ambos había soñado desde hace mucho tiempo.
*Bajemos a cenar mi Luna.. - Habían estado tan ocupados que se les había olvidado que la cena ya estaba lista.
*Si..
La cena habia sido espléndida, le habían pedido a Paula que se sentará a la mesa con ellos, pero ella se había negado, pues, ella quería que esa fuera su primera cena en la mansión donde ahora vivirían ambos como Alfa y Luna, ella no quería ser mal tercio, así que ellos no se negaron y le pidieron que la próxima vez aceptará la invitación.
En toda la cena no faltaron las sonrisas y carcajadas, mientras disfrutaban de interesantes conversaciones, ni siquiera se dieron cuentan cuando el reloj marcaba las diez de la noche, era temprano, si, pero todavía había una habitación por mostrar, la habitación que ahora sería de ambos.
Amanda habia dejado que Damián la llevara de la mano, llevándola por los hermosos pasillos de la mansión, hasta toparse con una gran puerta negra de madera, al entrar pudo admirar una gran habitación azul, así con una enorme cama matrimonial, este ahora sería el lugar que compartiría con su Alfa.
*Te gusta mi Luna? - Decía mientras volvia a abrazar a su luna por la cintura haciendo que su espalda se pegara a su pecho y el aprovechaba para apoyar su mentón en el hombro de ella.
*Me encanta- Y volvio a sonreír, amaba que su compañero la abrazara de aquella manera, un simple roce la volvía loca, y la llenaba de paz, si, era raro sentirse así al mismo tiempo.
*Después podrás cambiar lo que quieras... Deberíamos dormir- Propuso el, había sido un día bastante corto, pero conducir hasta la manada e ir a ver a Lorenzo habían hecho que tanto su lobo como su mente le pidieron un descanso y claro que mejor si era junto a su Luna.