Era consiente de que no podía salir así, aunque la culpa la tenía esa sensual mujer que tenía como Mate, pues no tenía ni idea del gran poder que tenía sobre el, el cual hacía que sin llegarlo a tocar se convirtiera en un adolescente enamorado. Había con estar cerca de ella y sentir la suavidad de su piel para ponerse así, en ese momento tenía que arreglar ese problema, pues su sexi mujer lo estaba esperando para salir. La amaba, la amaba de una forma tan pura, que en ese instante tenía un poco de remordimiento, ya que, ahí a solas en el baño estaba intentado bajar su calentura mientras pensaba en su adorada compañera, pensaba en su hermoso cuerpo y en su delicada piel desnuda, la imagen solo había hecho que la temperatura subiera, haciendo que la pequeña habitación se llenara de bajos gemidos, ya que, no concibia la idea de que su ángel lo escuchara en tan bochornosa situación, y si alguna vez lo tenía que hacer, ella tenía que estar abajo de él, o arriba, sinceramente no le importaba, siempre y cuando fuera ella a quien le hacía el amor.
Después de algunos minutos Damián por fin había aliviado el dolor que Amanda había provocado en su entrepierna, había sido bastante rápido, definitivamente esa mujer lo había convertido en un adolescente el cual con tan solo pensarla desnuda se volvía calentar, pero al llegar a la recepción alejo totalmente esos pensamientos, pues su compañera lo esperaba tan emocionada que esto había provocado una ola de remordimiento en él otra vez. Imaginar que hasta hace unos segundos se autocomplacia pensado en ella lo hacía sentirse muy mal.
*Ya terminaste? - Amanda no era tonta, sabía perfectamente lo que su castaño había hecho en el baño, además había disfrutado mucho que el se pusiera así con tan solo besarla, pues eso demostraba cuanto la deseaba - Pensaste en mi? - Volvió a preguntar sin ningún pudor.
Lo había tomado por sorpresa la actitud de su Luna, ahora se daba cuenta que ella era un lobo con piel de cordero, que disfrutaba de hacerlo sufrir, sabía desde que la conoció que Amanda amaba los juegos, aunque no era muy buena llevándolos a cabo, el era el mejor y si ella era descarada el lo era más.
*Por supuesto, imagine desde tu lindo cabello hasta tu lindo y hermosos trasero y que decir de.. - Ella le había tapado la boca, ya había entendido, en juegos como ese él era el mejor, la oferta de avergonzarlo le había parecido tentadora, pero al final ella había sido la avergonzada - Qué pasa mi Luna? No te agrada la idea? Por que yo lo disfrute - Le había susurrando al oído en cuanto Amanda había retirado su mano de su boca, hasta hace unos días la reacción de ella al dormir juntos le había parecido tierna, pero su mujer también tenía un lado pervertidos y eso le encantaba, no, no solo le encantaba, también lo excitaba.
*Eres un sinvergüenza - Dijo ella antes de comenzar a salir.
*Bien, pero no ibas a jugar conmigo mi Luna? Tu también eres una desvergonzada... - Le respondió él antes de darle otro apasionado beso antes de salir. Amanda amaba cuando su Alfa la besaba, ella entendía la anterior situación en la que se había encontrado su Mate, pues el provocaba las mismas sensaciones en ella, él con tan solo besarla hacia que su intimidad se humedeciera.
Después de una caliente conversación, decidieron por fin salir, mientras todos los presentes aplaudían a la feliz pareja. Damián había tomado con su brazo derecho la cintura de Amanda, mientras la miraba con orgullo y admiración, para todos esa pose solo significaba una cosa. MÍA
Nadie se había equivocado pues el Alfa estaba orgullosos de que todos se enteraran que ella era la compañera que la diosa Luna el había otorgado y que además lo había aceptado por que lo amaba, no sólo por el lazo que los unía, ella lo amaba, ellas los amaban y eso era lo que más le importaba y lo que tanto quería presumir.
Sin que nadie hubiera dicho nada, ni siquiera el mismo Alfa todos habían tomado su copa para brindar. Desde una de las mesas al fondo a la derecha su familia la miraba más que feliz, todos sonreían y era extraño, hasta Bruno y los gemelos sonreían, eso era raro en ellos. A la izquierda pudo ver a Violetta la cual se encontraba junto a su Alfa, y que al igual que ella se veía radiante y dichosa.
*Buenas noches, gracias por estar aquí Alfas, Lunas, Betas, y a todos en la manada...- Suspiró, pues no sabia como describir lo que en ese momento quería decir - Por mucho tiempo creí que tal vez la diosa se había olvidado de mi, ver a todos tan felices con sus parejas me había vuelto alguien frío y gris, pero hace ya más de un mes, en la gran fiesta de Luna Llena encontré a mi Alma gemela, a mi Mate... - Volvió a hacer una pausa -Con mucho orgullo les presento a Amada Costa...., mi Luna, mi Mate, mi Mujer, mi Reina y si ella quiere la futura madre del próximo Alfa... - El corazón de Amanda se había aceleraron con las bellas palabras de Damián, pues ella gustosa aceptaba todas y cada una de las cosas que él había mencionado - Espero, que todos la reciban como se merece... Salud - Todos levantaron sus copas mientras la miraban y gritaban.
*Viva la Luna Amanda.. - Gritaron, mientras tomabas de las copas de vino y champagne. Todos aún sin hablar con ella podían ver que era una persona amable, y fuerte, que amaba al Alfa y que además sería quien llevaria paz y tranquilidad a la manada.
En el momento de estar frente a todos su voz se había esfumado, Amanda no sabía que decir, nadie lo tomó a mal, pues una vez más tranquila pasó mesa por mesa a hablar con cada uno, ya que quería que todos pudieran confiar en ella. Había comversado con muchas de las Lunas que habían asistido, las cuales se habían mostrado igual de encantadas de hablar con ella y de demostrarle que en cualquier cosa ellas podrían ayudarle.