Todo había pasado en un segundo, Amanda sabía que Nicolás no estaba solo, pero no había llegado a comprender que era lo que él buscaba. En la otra ocasión aquel individuo había ocultado muy bien su olor, claro, por eso no había percibido antes que era un humano y sabía que en cualquier momento intentaría atacar.
*Veo que tu compañero te dejó sola... - Había afirmado el al ver que Damián no se encontraba con ella y eso mostraba una ventaja para él.
*Qué buscas - La pelinegra se había comenzado a perder la poca paciencia que tenía, pues no sólo decía cosas sin sentido para ella desde que lo conocía, también la macabra sonrisa en el rostro de Nicolás no desaparecía.
Amanda podía sentir el tenue olor de más personas, levemente había podido oír los acelerados corazones de los otros humanos, era indiscutible que ese sujeto no había ido solo, pero el problema, era que a ella en ningún momento se le había ocurrido que los que se encontraban ahi fueran cazadores. Su pensamiento se centraba en dos opciones, correr o matarlos a todos sin remordimiento alguno, la segunda era su último recurso, ella había sido una de las mejores en combate pero odiaba la sangre y no mataba por gusto, aunque claramente podía percibir que Nicolás no era un buen tipo.
*Ya te lo dije, darte un regalo - Sabia perfectamente que eso no significaba nada bueno, pues entre más avanzaban los minutos más fuerte se comenzaba a sentir ese estaño olor que repentinamente había aparecido - Verás.. Tu mate.. Bueno, sus padres, me debían algo, pero, ya están muertos, así que.. Solo queda tu compañero - Volvió a decir el cazador mirando fijamente el cuello de Amanda.
Su sonrisa se había ampliado más al punto en el que parecía que esa simple expresión le dolía -Vaya!! Esto será interesante... - Dijo sumamente emocionado. La loba no entendía lo que su expresión quería revelar, o no quería imaginarlo, ya que no lo conocía más que por su nombre, pero, su sola presencia la incomodaba.
Nicolás había comenzado a acercarse pero instintivamente ella retrocedió, hasta que una fuerte mano la tomó por la muñeca derecha, provocando un ardor, el cual, le había llegado hasta los huesos.
*Adonde vas? - Volvió a preguntar el cazador - Ya te quieres ir? - Dijo fingiendo tristeza.
Amanda podía ver como unos profundos ojos aparecían en su mano, provocadas por los anillos que traía aquel individuo que la sujetaba. Lía le rogaba que la dejara salir, pues él olor le estaba comenzando a ser familiar y antes de que pudiera hacerlo, sintió un fuerte pinchazo en su costado derecho. *Demasiado tarde, cariño - Dijo Nicolás mirando fijamente como la sangre comenzaba a brotar - Tu raza es despreciable y por lo visto tú eres bastante tonta - Y lo habia sido, si hubiera actuado antes en ese momento la daga que se encontraba enterrada en uno de us costados hubiera estado en el cuello de aquel psicópata.
Al sacar la daga,habían recostado a Amanda en la fresca hierba de aquel lugar, mientras una gran mancha de sangre la había comenzado a cubrir.
*Vamos Nicolás!! - Grito uno de los chicos que lo acompañaban.
*Eres un cobarde, no siquiera lo pudiste hacer tu.. - Dijo ella intentando sonreír, pues el cazador llevaba alrededor de 10 individuos más con él.
*Esperaba más de ti querida... Que decepción - Ante lo dicho por el sujeto, ella solo puedo confirmarlo, ella también estaba decepcionada de sí misma -Mmm ya vienen por ti.. - Dijo Nicolás, pues tal vez ellos no los pudieran oler, pero tenían otras artimañas para saberlo.
*Te va a matar.. Lo sabes verdad? - Pregunto Amanda casi en un susurro, mientras sentía que el dolor la quemaba por dentro.
*Tal vez, pero el ahora estará ocupado - Respondió él, sonriendo y sin dejar de mirar la mueca de dolor que aparecía en la cara de la loba -Dile que espero que disfrute mi regalo, Luna - Dijo riendo y haciendo una reverencia en forma de burla, mientras el y todos sus compañeros desaparecían, así como el olor de su Alfa se acercaba más a ella.
...........
*Estará bien?..- Preguntaba muy asustado Marco ante el estado de el Alfa y la Luna de la manada.
*Hicimos lo que pudimos, ahora todo depende de nuestra Luna-Había afirmado el doctor, pues Amanda no había muerto, aunque la plata había provocado una gran perforación, y esperaba que los medicamentos y la rápida forma de sanar de su especie la ayudarán en su recuperación.
*Bien doc, gracias... - Respondió Marco, y sinceramente esperaba que el doctor no se equivocara.
*Lo ves... Ella estará bien... - Dijo tocando el hombro de Damián, el cual llevaba ya dos días completos en el mismo lugar.
Después de haberla encontrado en el bosque y al ver cómo ambos habían caído en la inconciencia, habían corrido por ayuda, llevándolos al hospital de la manada, Damián había recibido un medicamento que extrañamente controlaba el dolor que sentia, aunque no había podido calmar el dolor que había sentido en su corazón al día siguiente cuando vio a su Luna en esa cama rodeada de aparatos. Desde ese momento llevaba dos días en la habitación de hospital, no salía, no comía, no hablaba, todos comenzaba a preocuparse por la salud de él, pues si algo le ocurría la manada se quedaría sin sus líderes.
Damián se encontraba en un largo trance de dolor y sufrimiento, en cuanto había despertado y después de ver a su Luna había llamado a todos los guerreros, queria a aquel sujeto vivo o muerto, no le importaba, sólo quería que ese bastado mueriera. En esos dos días silenciosos, nadie había podido encontrarlo, aunque el mismo Marco se estaba encargando de eso.