Los Besos del Alfa

Capítulo 23

Desde lo ocurrido habían pasado ya 3 semanas, y una desde la desaparición del Alfa de Luna Sangrienta, todos se preguntaban quien sería el valiente que tomaría el territorio del gran lobo negro, ya que, la mayoría creía que Amanda jamás volvería a despertar, puesto que, la plata era una arma muy poderosa contra ellos. 

En tan sólo una semana un sin número de Alfas habían propuesto hacerse cargo de la manada y hacerla parte de la suya. Marco era fiel a su gente y a sus líderes, en todo momento había hecho saber a los demas que mientras el estuviera allí nadie podría tocar el territorio del Alfa Damián y la Luna Amanda. 

A pesar de cualquier pronóstico y ante cualquier pensamiento negativo, el doctor de la manada veía como la herida de la pelinegra iba mejorando, pero no se mostraban indicios de que podría despertar. 

*Seguro que está mejorando? - Había preguntado Marco mas que angustiado. 

*Tranquilo, estoy seguro, aunque ya sabes, no se que pueda ocurrir al estar lejos de él... - Afirmó el doctor un poco desanimado, pues, no quería que el ya desmejorado beta tuviera algo más de que preocuparse, ya que tal vez, por fuera, Amanda ya estuviera mejorando, el color de su rostro estaba volviendo, pero parecía que su mente aún no quería hacerlo. 

.......... 

No era que Amanda no deseara volver, pues aún dormida su alma sentía la soledad y la añoranza por algo que no tenía junto a ella. Desde el mismo momento en que había perdido la conciencia parecía que su mente se había trasladado aún lugar diferente, pues todo lo que había a su alrededor no era más que un verde y fresco campo. 

Pará ella parecía que tan sólo llevaba ahí algunos minutos. 

*Qué es esto? - Preguntó una ya conocida voz que Amanda había escuchado un centenar de veces en su cabeza. 

Frente a ella se encontraba Lía, su pelaje en ese momento parecía aun más brillante y sus ojos parecían dos luceros. 

*Pensé que tu lo sabías? ... - Respondió la pelinegra, pues ni ella misma sabía dónde se encontraban, era un lugar lleno de tranquilidad, pero sin ninguna otra persona ahí. 

*Estamos muertas? - Dijo la loba, pues el lugar era tan puro, que parecía que habían pasado a mejor vida... 

*Por favor Lía callate... - Esa loba no en ese momento dejaba de decir estupideces, pues a pesar de los sería que se hubiera escuchado su pregunta, sabía que realmente sólo se estaba burlando de la situación, además, escuchar la palabra muerte le causaba un escalofrío en todo el cuerpo. 

*Lo sé... Pero, no los siento - La pelinegra había creído que ella era la única que no sentía a Damián y a Aziz, creyó que al estar inconsciente solo Lía podría comunicarse con ellos. 

*Yo tampoco... - Dijo en un susurro, pues algo en su corazón le comenzaba a molestar. 

Sabía que Damian en cualquier momento mataría a Nicolás, pero, eso no era lo que preocupaba, lo que tanto temia Amanda, era lo que sin siquiera saberlo ya había ocurrido. 

Desde el momento en que ella había cruzado más de dos frases con su mate, había descubierto que si lobo tenía un cierto control más fuerte que el de él, pero no le había tomado mucha importancia puesto que esa era una de las partes que las lunas controlaban en sus Alfas, si se ausentaba un día no ocurriría nada, cierto? 

Con tal pensamiento su mente se había puesto a divagar como era costumbre y ante la idea su alma solo pedía una cosa... Volver. 

.......... 

Marco ni siquiera quería imaginar lo que Amanda sufriría al saber todo lo que había ocurrido, estaría desorientada y más que exaltada, los hermosos ojos avellana del chico se veían cansados y llenos de melancolía, no quedaba mucho de aquel joven descarado que todos conocían, pues no habia descansado no un solo segundo hasta encontrar al Alfa. 

*Marco... Lo encontramos... - Dijo un tanto feliz y preocupado Lorenzo, pues después de tantos días, Al fin habían dado con la ubicación del Alfa y en esos momentos estaban fuera de la mansión. 

......... 

Se habían necesitado más de 20 lobos para mantener a Aziz bajo control y encerrarlo, si, a todos les había parecido irrareal la idea de poder encerrar a un Alfa salvaje, pero, a pesar de cuanto había luchado Aziz una vez que lo encerraron en la celda de plata no pudo luchar más. 

Tal vez la plata lo detenia lo podía detener de escapar, pero no dejaba de lado que aullara y gruñera como una bestia del bosque, en cada ocasión que Marco bajaba para verlo siempre se encontraba en la misma posición de ataque, esperando atacar a cualquiera que deseara acercarse. 

Solo habían pasado dos días desde que Aziz estaba encerrado cuando Amanda despertó, había tomado por sorpresa a todos, hasta al mismo doctor le había parecido una total locura que hubiera sobrevivido a semejante herida. 

*Se siente bien Luna? - Preguntó el doctor, quería asegurarse que no hubiera algún problema, además había algo en su cuerpo que no había podido revisar, había encontrado algo extraño en ella, pero Lía no le había permitido decifar que era. 

*Si... Pero y Damián... - Fue lo primero que Amanda había pensado seguro su lobito había sufrido mucho, aunque era una fortuna haber despertado.

Justo cuando el doctor iba a contestar su pregunta Marco llegó. 

*Luna.. Esta bien? - Pregunto muy aliviado, por lo menos alguno de los dos había vuelto y eso era un gran logro. 

*Si, pero y Damián..? - Pregunto nuevamente la pelinegra sin siquiera imaginar lo que estaba pasando. 

*Verás este mes fue muy pesado y... - Ni siquiera había terminado de hablar cuando Amanda grito muy asustada. 

*UN Mes?...- No habia podido creer que llevara tanto tiempo en cama y el peor pensamiento había llegado a su cabeza -Donde está Damián? ... - Dijo nuevamente, la sola idea de lo que le pudo haber sucedido hacía que un escalofrío recorriera su cuerpo. 




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