Los Besos del Alfa

Capítulo 25

En ese momento parecia que estaba soñando, quería creer que su mente le estaba jugando una mala pasada y dolía, dolía muchísimo. 

*Si te vas a volver a ir, no me hagas esto.. - Pidió Amanda mientras lo miraba a la cara con lágrimas en los ojos, los cuales ya se encontraban irritados. 

Se le partía el corazón verla así, no quería ni imaginar lo que había sufrido su Luna al estar sola y más sabiendo que en cuanto el no estuviera todos tratarían de arrebatarle el lugar, le había sido imposible evitar que Aziz tomará el control, a su alma tan dolida le había parecido más fácil dejar todo y que su lobo tomará las riendas de su vida. 

*Lo siento mucho... - Decía mientras la besaba una y otra vez, deseando borrar cada una de las cosas que había tenido que pasar o que hubiera pensado. 

Más o menos después de dos horas Amanda había caído en un profundo sueño, parecía casi imposible que después de tantas cosas aún pudiera dormir, Damián podía imaginar lo agotada que estaba, pues ni siquiera cuando la había llevado a la cama despertó. No habían podido tener una conversación, pero, aún así en ese momento lo que más necesitaba era tener cerca a su Luna. 

Él también se recostó a lado de su amada, la había contemplado por mucho tiempo, hasta que el mismo había caído dormido, parecía un sueño, una ilusión, en ese momento los dos ahí dormidos tan relajados, con expresiones que mostraban la más pura tranquilidad nadie creería que esos dos no se veían desde hacía semanas. 

Las cosas pueden suceder de un momento a otro, los últimos meses habían sido tan pesados y horribles que a la mañana siguiente cuando Amanda despertó se encontró sola en la habitación, había parecido tan real... Hasta ella misma se lo había creído, pensaba mientras se levantaba de la suave y cálida cama. 

*Lo sabía... - Había dicho mientras dejaba escapar un largo suspiro, había dormido demasiado bien esa noche, en ese momento mientras se dirijo a tomar una ducha las imágenes de la noche pasada habían llegado a ella, habían llegado de tal manera que casi y por unos minutos está se había quedado en shock. 

Al inicio había pensado que había sido un sueño, pero al recordar una cosa tras otra se dio cuenta que no. 

Inmediatamente y sin siquiera pensar en una ducha u otra cosa de las que normalmente hacía por las mañanas bajo corriendo hasta la planta baja de la mansión, desde ahí pudo escuchar unas voces que provenían desde la cocina. 

*Qué bueno que regresaste.. No sabes lo triste que fue escucharla llorar todas las noches... - Había dicho Paula confirmando lo que Damián había pensado desde el momento en que regresó en si. 

*Lo sé, no se que pasó, ni siquiera recordaba hace cuento que estaba así... - Esa mañana justo al despertar el castaño había buscado el día y el mes en el que se encontraba, había parecido una total locura el tiempo que habían estado separados. 

*Fue bastante tiempo, poco después de que te fueras ella despertó - Volvío a decir Paula, haciendo pensar mucho a Damián, pues, si hubiera resistido un poco más su dolor tal vez se hubiera ahorrado todo ese tiempo perdido, principalmente al darse cuenta ahora en su forma humana de el tan maravilloso regalo de su Luna. 

Conforme Amanda se había acercado a ellos había escuchado toda la conversación, estaba segura que esa voz que tanto extrañaba en ese momento no era su imaginación, era real, tan real como lo que sus ojos captaron al entrar en la hermosa cocina. 

Recargado en la barra se encontraba su Alfa, vestía ropa casual dejando de lado los trajes que usualmente vestía, su cabello se encontraba un poco más largo, seguí siendo igual de guapo que siempre. Al instante los ojos verdes del castaño conectaron con los de la pelinegra, había parecido que habían estado toda una vida separados iba a parecer algo irritante de ver pues ya era su costumbre pero Amanda no lo había podido evitar al sentir como sus mejillas se comenzaban a empapar otra vez por las lágrimas. 

Al ver tal escena Damián corrió a abrazar a su Luna, de un momento al otro ya la tenía contra su pecho mientras se abrazaban como si en cualquier momento pudieran desaparecer. Paula había sentido que en ese momento ella sobraba ahi, así ella había dejado a solas a los dos amantes ahí llorando en la cocina. 

*Ya estoy aquí - Le susurraba Damián mientras besaba su cabeza intentado calmar a su Luna. 

*Lo se, pe.. pero... - Había intentado contestar Amanda, pues en esos momentos no sabía exactamente qué decir, su corazón latía desenfrenado y su cabeza repetía una y otra vez que eso no era un sueño. 

*Esta bien, estamos juntos - Respondió Damián mientras la tomaba de mentón logrando que la pelinegra lo mirara a los ojos mientras el le mostraba su hermosa sonrisa, esa que volvía loca a Amanda - No te volveré a dejar... Nunca. 

Después de tanto tiempo, después de tantas cosas al fin ambos podían sentir a través de la marca los sentimientos del otro. Era una sensación de lo más hermosa la cual ambos habían extrañado con locura. Ante esto Amanda sólo tomó entre sus manos el rostro de su amado Damián y dejó un suave pero apasionado beso en sus labios. Había parecido un oasis en medio de un inmenso desierto, tan sólo un beso los había llevado al cielo, al separarse sus labios formaban una gran sonrisa y sus ojos desboraban de amor. 

Después de unos minutos ambos se habían sentado a desayunar como hacia mucho que no lo hacían, Damián había preparado la comida favorita de su Luna pues disfrutaba verla feliz y disfrutando lo que él preparaba para ella. 

*Y Valentino? - Preguntó ella sin expresión alguna, no le interesaba mucho pero, tenía curiosidad de lo que había pasado con él después de la asquerosa y terrible acción de la noche pasada. 




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