Los besos del lobo

4

Adlet dio vueltas en medio de su oficina. Él estaba ansioso, y nervioso.

Había conseguido una cita, bueno no era exactamente esa palabra, pero estaba cerca. Desde la primera vez que encontró a su pareja estuvo pensando mucho en cómo debería actuar y qué era lo mejor que podía hacer. Aun así, todo era tan complicado.

Salió como un remolino de esa habitación y se metió en la cocina. Uno de sus lobos estaba cocinando algo y cuando se dio cuenta de su presencia lo saludó inclinando levemente la cabeza.

—Tal vez —inició la conversación aquel lobo— deberíamos considerar la idea de contratar a un cocinero o apresurarnos en encontrar una pareja que sea bueno en esto de las artes culinarias.

—Creí que manejabas bien todo este tema —respondió el alfa. El otro simplemente echó la cabeza para atrás.

—Por favor, si yo me encargo de cocinar es porque soy el único que lo hace medianamente bien en esta casa. Todos lo sabemos.

—Claro, claro —balbuceó Adlet con voz burlona.

Cuando sus oídos escucharon unos livianos pasos, Adlet dirigió su mirada hacia la entrada de la cocina viendo la silueta de un pequeño chico —aunque claro, la mayoría de personas se veían pequeños ante Adlet—, aquel jovencito se llamaba Menphis y era verdaderamente hermoso. No era algo que sorprendiese a Adlet, después de todo el muchacho era un mestizo: mitad humano, mitad sirena. Y todo el mundo sabía que la especie de las sirenas contaba con gran belleza.

Menphis se frotaba los ojos, Adlet podía decir que el chico acababa de despertarse. Cuando el muchacho levantó uno de sus párpados dejó ver uno de sus peculiares ojos celestes —casi blancos—, tan claros que solían brillar un poco en la oscuridad.

—¿Has visto a Edward? —preguntó el chico.

—Estoy aquí bebé —respondió el lobo mientras daba vuelta a un filete en la sartén.

El recién llegado se deslizó hasta el lugar en el que se encontraba su amante y lo abrazó por la cintura, Edward dejó a un lado la espátula y apretujó al chico entre sus brazos. Adlet observaba en silencio.

—¡Ah, qué envidia! —exclamó luego de un rato.

Los otros dos dejaron a un lado los arrumacos.

—No tendrías por qué sentir envidia. Ya todos sabemos que has encontrado a tu pareja —contestó Edward.

—¿Cómo lo saben?

—Lester nos lo dijo —contó Menphis.

El alfa rodó los ojos. Tendría que haberle dicho a su beta que se mantuviera callado, pero cuando regresó de la ciudad estaba tan jodidamente feliz que se le olvidó por completo hacer aquella advertencia. En fin, lo dejaría pasar ya que tarde o temprano su manada habría terminado descubriéndolo.

—Sin embargo —continuó Edward— te ves algo agobiado. ¿Las cosas no van bien?

—Sí, no.

—¿Sí o no?

—Sí y no. Es que, ¿es tan difícil conseguir pareja?

—No es tan difícil —respondió el otro lobo— solo tienes que decírselo, marcarlo y entonces traértelo.

—No es así como funciona.

—¿Por qué no? ¿Se te olvida que Menphis y yo hicimos algo similar?

—Es diferente.

—¿Por qué?

—Porque mi pareja es un humano.

—Menphis es mitad humano.

—Pero tu pareja fue criado por sirenas, él siempre supo que era una criatura sobrenatural, ya sabía de la existencia de las parejas. No te ofendas Menphis —dijo el alfa mirando al muchacho— pero dudo que tu pudieses entenderlo.

—No te preocupes —contestó el chico— si no me equivoco tu principal problema es que los humanos no tienen ni idea sobre el emparejamiento ¿verdad?

—En parte sí. Mi otra preocupación viene de no saber cómo acercarme adecuadamente a él sin fregarla. ¿Se les olvida que hace mucho tiempo esto de la homosexualidad estaba mal visto? Sé que no estamos en la misma época, pero aquellos prejuicios siguen en pie, él podría rechazarme debido a eso y esa simple idea me llena de terror.

Edward y Menphis se miraron el uno al otro. Al final, el lobo apagó la hornilla y palmeó el hombro de su alfa, buscando reconfortarlo.

—Lamento no tener nada bueno que decir en un momento como este —susurró Edward.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.