Los besos eternos de Eleanor (bodas desastrosas #1)

Capítulo 06.

Capítulo 06.

AIDEN BURGESS.

 

Reunirse con Helena y Christopher, sus hermanos, los días viernes era una tradición. 

Desde que llegó a su hogar, sus padres decidieron que los viernes eran días de hermanos, como una forma de que Aiden se adaptara al hecho de que ellos eran su familia. 

Aiden, al igual que Helena y Christopher, era adoptado. Él había sido adoptado por sus padres en México cuando tenía sólo siete meses de edad, era el hermano menor. La mayor era Helena, nacida en Israel, que fue adoptada cuando tenía un año. Luego llegó Christopher, que nació y fue adoptado en Corea del Sur cuando tenía cinco meses. Los tres se llevaban por tres años; Aiden con veintiocho, Christopher con treinta y uno, y Helena con treinta y cuatro años. 

Por la crianza de sus padres, se volvieron muy cercanos. No sólo eran hermanos, sino que también mejores amigos. 

—Ya no tienes que preocuparte por Ramón al menos —le dijo Christopher examinando cajas de comida de gato. 

—Eres un insensible —lo retó Helena mientras ataba su larga cabellera rubia en una coleta. —Aiden, es mejor que compres leche sin lactosa, te hinchará menos.

Aiden la obedeció y echó una caja de leche al carro de compras, ignorando las estúpidas palabras que había dicho su hermano mayor. Se encontraban en el supermercado, comprando un par de cosas que Aiden necesitaba. En cinco días se iría a Londres, así que planeaba dejar todo hecho, y eso incluía las compras básicas. 

Desde que compró sus pasajes, los días pasaron volando. Aun no creía que quedaban sólo algunos días para marcharse a otro continente en busca de su primer amor. Durante las semanas pasadas, se había cuestionado mucho sobre si las decisiones que estaba tomando eran las correctas, incluso había mantenido una charla con sus hermanos sobre el tema. 

Como siempre, Helena intentó comprenderlo y Christopher se tomó todo como un chiste. 

—Espero que no estés haciendo todo esto por despecho —murmuró Helena a Aiden. Él la miró de inmediato—. Sé que aun la quieres, pero recuerda que han pasado diez años.

—Exacto, han pasado diez años y aun me siento de la misma forma respecto a ella —explicó Aiden.

—No puedes decir que la quieres si te uniste a un grupo en Facebook en el que están sus exnovios y que lleva por nombre odiamos a Eleanor Armitt —le dijo Christopher frunciendo el ceño. Aiden suspiró cerrando sus ojos, tratando de ignorar a su hermano. 

Helena reprimió una risa.

—Aiden, te adoro, pero es cierto… ¿Qué pasaba por tu cabeza? —le preguntó ella. 

—Estaba enojado, ¿de acuerdo? Estaba enojado porque ella se rindió sólo porque nos iríamos a diferentes ciudades. Pudimos haberlo hecho funcionar, lo sé. Y hace más de un año me apareció este grupo y me uní porque quería venganza… y también quería saber por qué sus otros ex novios la detestaban. Eso fue: un acto de venganza —explicó él.

—¿Y este no lo es? —le preguntó Christopher, cruzándose de brazos—. Irás a irrumpir su boda, a arruinar el día que se supone es el más importante de su vida. 

—No arruinaré su boda, Christopher —refunfuñó Aiden—. Sólo iré con la esperanza de que… de que se de cuenta de que sigo aquí, dispuesto a darnos una segunda oportunidad.

—Tengo una frase para ti, hermano: perdiste la cabeza —sentenció Christopher. 

 

—Voy a perder la cabeza, no puedo creer que cumpliré diecisiete años —murmuró Eleanor apoyando su cabeza en el regazo de Aiden—. ¿Qué se siente tener diecisiete?

—Es miserable, mágico y complicado —respondió Aiden riendo—. Pero así es la adolescencia, ¿o no? Helena me dijo que sí.

—Helena siempre tiene la razón —Eleanor suspiró—. La adolescencia es… complicada.

Era primavera en Massachusetts, la tarde estaba perfecta; los árboles verdes y el cielo azul y brillante. Habían decidido tener su cita semanal en el parque, recostados sobre el pasto y disfrutando del día. Era perfecto. 

—Hay algo que quiero contarte —murmuró Eleanor, sentándose y mirándolo a los ojos—. Pero quiero que seas muy discreto, te lo digo porque sé que puedo confiar en ti.

—Claro que sí, Ele, dímelo —musitó Aiden, con el corazón latiendo por la ansiedad. Estaba nervioso, el tono de voz de Eleanor estaba lleno de miedo.

—Ayer… Ayer Birdie me llamó —comenzó a contar ella—. Estaba llorando y realmente no le entendí ni una palabra, así que tomé la bicicleta para llegar lo antes posible a su casa… Cuando entré a su habitación no la encontré, así que fui a su baño porque escuché que sus sollozos provenían de allí. Birdie está embarazada.

Aiden quedó en blanco. Birdie embarazada, eso sí que era una noticia. 

—¿Qué?

—Lo sé —murmuró Eleanor con frustración—. Kyle es el padre, pero Birdie no sabe como decirle. Está muy aterrada, y no es para menos, ¡embarazada a los dieciséis!

—¿Qué va a hacer? —preguntó mientras se mordía la punta de los dedos. Siempre hacía eso cuando estaba nervioso. 




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