Me desperté dos días después en mi cama, con un horrible dolor de cabeza y un peso en el corazón. La casa de Madelen, que siempre había olido a flores y hiervas, con luz y calidez, me había parecido el mejor lugar para vivir, pero ahora estaba frio, oscuro y tan vacío que todo lo que quería hacer era salir corriendo de ahí, oí voces que venían de la cocina, Mor, Milo y Brom parecían estar discutiendo.
_ Ha sido así desde la pelea. –Informa-
Elahia me tomo del hombro haciendo un gesto para que lo sigua al jardín, incluso las rosas azules parecían tristes y ausentes.
_Brom -Empezó- quiere entrenarte en las artes oscuras pero papá no está de acuerdo.
_ ¿Por qué no? –Inquiero curioso-
_ ¡Ian! Sabes lo que eso significa, ellos van a…
_Lo sé -Lo corte, seguimos caminando, recorriendo el jardín entristecido- van a llevarme al templo, creo que es lo mejor.
_Ian…
Me encamine de regreso a la casa, es cierto, lo mejor para mí y para todos es irme, aprender todo lo que pudiera sobre lo que me está sucediendo, no soy un Hada ni un Celestial, pero si ambos, los dones y obligaciones de las dos especies habitaban en mí, están allí en alguna parte y estoy dispuesto a hacer lo que estuviera a mí alcance para controlarlos, sólo así no volverían a lastimar a los que me importaban.
En la cocina los tres seguían en plena discusión, Mor se veía muy molesto con los brazos cruzados sobre su pecho, estaba sentado a la mesa, frente a él Brom, que tenía su brazo derecho en un cabestrillo y aun así asusta bastante, él único que se ve feliz de verme es Milo, quien dejo su lugar frente a la ventana y corrió a saludarme con un beso en la mejilla, tuve la ligera impresión de que los ojos del herido brillaron molestos, empezó a arderme el rostro, seguro estaba como un tomate… la forma en que me ve me incomoda bastante.
_ Acompáñame un momento, –Pide Milo aferrándose a mi brazo- demos un paseo.
Aunque su forma de hablar es cálida y amable su agarre firme deja entender que no es una petición, me arrastra fuera de la casa, unos cuantos metros más allá habla nuevamente.
_ Quería agradecerte. -Tiene la mirada perdida-
_ ¿Qué? -El día es cálido y soleado, pero por alguna razón yo siento frio-
_ Por salvarle la vida a mi compañero. –Dice con simpleza-
_ ¿¡Tú que!? -Eso era algo que no esperaba-
De repente me soltó con una expresión dolida, como si lo hubiera golpeado, camina unos pasos más adelante entre los árboles, lo seguí, estamos en un precioso valle, flores silvestres dan color al lugar más mágico que haya visto hasta entonces, podía percibir su perfume. Me exalte cuando me di cuenta, era el mismo aroma que emanaba de Brom, dulce y floral pero no tanto, sol y césped, lo miro mientras se sienta en el suelo y me hace señas para acompañarlo, sabiendo que eso era más una orden lo hice.
_ Aquí nos conocimos -Comenzó- creí que todos lo sabían.
_ Te equivocaste. –Alego, me sonrió-
_ Brom era mi maestro, desde pequeño mostré habilidades para controlar la tierra, no fue la gran cosa, pero es útil, aquí fue nuestra primera lección, y la ultima el día que lo bese…
_ ¿Tú lo besaste? -Mi sorpresa era evidente-
_ ¿Por qué te sorprendes? –Su sonrisa crece un poco-
_ Es que tú eres tan…-Hice un gesto con las manos abarcando toda su persona- y él es tan…-Me estremecí-
Soltó una carcajada que oculto con su mano.
_ Es lo mismo que él dijo, pero uno no elije de quien enamorarse -Se encogió de hombros- es algo que pasa.
_ ¿Y qué paso después? -Intente esconder mi interés, pero no lo conseguí, se sujetó a mi brazo nuevamente apoyándose en mi hombro, con un suspiro continuo-
_ Salí corriendo.
Lo mire, seguía apoyado en mí con la mirada perdida en el pasado.
_ ¿Y luego? -Pude escuchar la ansiedad en mi voz-
_ Esa noche recibí una carta oficial del concejo, no decía porque, pero Brom había sido reemplazado, él ya no me entrenaría y el nuevo maestro era un maldito que me tenía todo el día usando mis dones, por las noches caía rendido. Estaba comiendo y durmiendo mal, muy exhausto, olvidaba las cosas. Un día no llegue a clase a tiempo y el tipo me castigo, me tuvo hasta bien entrada la noche, cuando tres hombres fueron a buscarlo yo aún estaba tratando de manipular las raíces de los árboles, entre ellos estaba Brom, lo habría reconocido en cualquier parte, y él ni siquiera noto que había alguien más ahí. Me sentía muy mal, me estaba costando más de lo normal controlar mi don, y el que ni siquiera volteara a verme me molesto mucho, sabía que era una estupidez, entonces me desmaye, -Se apartó un poco para poder verme la cara- cuando desperté estaba en su casa, había regañado al instructor por no cuidarme como era debido, cuando vio que había despertado dejo entre ver un pequeño brillo en sus ojos, cuando se dio cuenta desvió la mirada. -Ahora sonreía de oreja a oreja- Fue el primer día de mi vida, esa noche después de regañarme por no cuídame y correr después de haberlo besado, me abrazo muy fuerte y me beso, ¿te imaginas mi sorpresa?, las cosas se complicaron un poco con el consejo, pero con el tiempo lo aceptaron, no les quedo otra.