Los caídos: Ángeles oscuros

Futuro

Y ahora resulta que él que no es de fiar soy yo, cuando los que mintieron y ocultaron cosas fueron ellos. Luego de que Brom me encontrara en el lago me guio hasta el templo, alegando un castigo por fraternizar con el enemigo, gracioso, cuando fueron ellos los que me coaccionaron para dejar entrar a los celestiales en la ciudad, cuando todo lo que yo quiero es tenerlos lo más lejos de mi vida que me fuera posible, y ahora los tengo a mi alrededor todo el tiempo gracias a mi familia.

Fuera como fuera aún tengo una decisión que tomar, el único ser capaz de brindarme la información faltante en todo esto se encuentra en el infierno, tengo un modo de ir, pero ¿cómo volver o encontrarme con el de alas negras? Me tienen muy vigilado en una habitación convenientemente lista para ser habitada, según me dijeron sólo los guardianes del templo tienen acceso al lugar, y mi visita obligada es la primera en mucho tiempo, más del que me gustaría admitir, ya que encaja a la perfección con el relato que escuche en el lago… si dice la verdad, el estar aquí, en el la misma construcción que los instrumentos terrenales, debería sentir algo más que incomodidad y el obvio enfado que siento hacia todos los que me rodean.

También está lo otro, ya que si entiendo bien, la reina tiene intenciones conmigo, y mi edad le da el derecho de hacerme ascender y convertirme en su esclavo, es de público conocimiento que le gusta coleccionar especímenes exóticos para presumir a sus supuestos amigos y compañeros, bajo ninguna circunstancia iba a dejar que me incluyera, haría lo que tuviera que hacer para evitarlo, incluso si eso significa ir al infierno.

Me pase no sé cuánto tiempo meditando en todo lo que me dijo el alado en el lago, llegando a una conclusión, la única solución que veo es volver a hablar con él, asegurarme de que me traerá de regreso, le pagaría y fin del asunto, además hasta ahora es el único que no me mintió, no tengo por qué desconfiar ¿o sí?

Las cuentas están a su favor, debo concedérselo, todo lo que hay que hacer es pensar un modo de escapar de la vigilancia, aunque también podía contar con que él me buscará ¿verdad? después de todo puede sentir cuando deseo encontrarlo, ha funcionado hasta ahora, tengo que confiar en eso, no me quedan muchas opciones.

Un golpe llama a la puerta y dos guardias entran, se sitúan uno a cada lado de mí, me guían fuera, a través de un largo pasillo blanco hasta llegar a lo que parece un salón de fiestas, decorado con flores casi cubriendo las paredes en su totalidad, el mobiliario se reducía a un trono enorme y dorado situado en el pulpito al fondo del salón y unos almohadones rodeándolo en un gran circulo, de una puerta oculta en la parte de atrás surgió la reina con su escolta, por obviedad los hombres y mujeres que la acompañan son uno más bello que otro, ella se ubicó en el trono y el resto se dispersó por la sala dejando sólo a sus favoritos cerca. En un rincón al otro extremo están Milo, Brom, Madox y los Celestiales, observando todo con el disgusto pintado en sus rostros, para mi sorpresa fue Madox quien se acercó.

_ La reina desea que asciendas para ella -Mira fijamente mi rostro con semblante pensativo- pero creo que ya lo sabias.

_ No seré uno más de sus juguetes. –Afirmo-

_ No tienes opción, siempre obtiene lo que quiere y nadie aquí está en condiciones de decir lo contrario. –Informa con tono cortante-

_ Ya veremos. -Fue toda mi respuesta-

Con una mirada de desprecio se da la vuelta para alejarse, me importa una mierda lo que quiera, a mí no me va a tener, no si puedo hacer algo para evitarlo.

_ Bueno, Ian, que gusto tenerte aquí. -Habla la reina en un tono asquerosamente meloso dirigiéndome una sonrisa-

_ No tengo muchas opciones ¿o sí? -Digo con sarcasmo- la última vez que me fije era prisionero.

_ Haces que suene mal -Deja escapar una risita- sólo eres un invitado.

_ Mmmm -Enarco una ceja-

_ Por favor acércate, toma un lugar. -Señala uno de los almohadones cerca de ella-

Me senté lo más lejos que pude sin quitarle los ojos de encima, me contempla como un cazador a su presa.

_ Espero que estés cómodo aquí. -Habla en tono coqueto-

_ No.

Enarca una ceja y me mira inquisitivamente con cara de inocente.

_ Dime que puedo hacer pera que te sientas como en casa.

_ Sería bueno que me dejaran ir, -La miro directo a los ojos y agrego- y no, no voy a ascender ni nada parecido.

_ Creo que te estas equivocando querido. –Alega en un tono más cortante-

_ ¿Yo? ¡ja! -Solté una risa sarcástica- No le pertenezco a nadie, nadie me da órdenes ni me dice remotamente que hacer… mucho menos alguien como tú.



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En el texto hay: hxh aventura drama

Editado: 26.07.2018

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