Los Caídos: El alado

CAPITULO 7

 

LEVIATEL

Leviatel se había marchado a una isla aislada donde ingresó a una cueva con Idlen, Draco, William y Frank o lo que quedaba en ese cerebro de Frank, Ilieser estaba afuera con Took y Wook, contaban a cuantos habían sacado de esa prisión y que eran, eso tomaría bastante tiempo ya que eran muchos seres los que habían liberado, todos comentaban lo sucedido y hacían algunas bromas, Idlen se mantenía abrazada a Leviatel y ahora todos sabían de su “relación”, Leviatel no tenía idea de cómo o por qué había sucedido, pero estar con ella le hacía olvidar todo lo demás, le hacía feliz y eso era lo único que le importaba, aun así sabía bien que esa felicidad era momentánea puesto que aún tenía que acabar con Behemot y los demás El, era su misión, reivindicar su nombre y su posición ante sí mismo

Aquí está la lista – dijo Ilieser ingresando a la cueva con un enorme pergamino seguido por Took y Wook

Eso veo – dijo Leviatel agarrando el pergamino

Hay dudas entre las criaturas, no saben que sigue ahora, pero todos están de acuerdo en que te seguirán, tu acto de escapista sobre dragones dejó a todos asombrados, te ven como un dios – agregó Ilieser

Deberías de decir algo – dijo Draco

¿Qué les podría decir?

Diles la verdad, diles lo que tú planeas hacer y por qué lo planeas hacer, y así cuando llegue el momento estarán los que realmente te van a seguir – dijo Draco mirando a Leviatel a los ojos

O mejor diles unas cuantas mentiritas para que te ayuden, no creo que todos estén dispuestos a pelear contra ángeles que disparan rayos mortales – comentó Idlen

No harás mucho a base de manipulaciones, ellos no son simples humanos que se pueden manipular – dijo Draco

Lo sé, por supuesto que no le voy hacer caso a Idlen – dijo Leviatel saliendo de la cueva

Todas las criaturas le miraron a la espera de qué diría él. Leviatel nunca había dado un discurso, ni siquiera era bueno hablándole a las multitudes, eso era lo que hacía Behemot o Luciel, tenían ese talento del habla, podían motivar, impulsar o destruir con sus palabras. Las miradas de todos se cernían sobre él y aun no tenía ni idea de cómo empezar, agitó sus alas y se elevó sobre todos a un punto alto, pero visible y donde se le escuchara, el silencio se hizo al instante esperando a que su voz se escuchara, los miró a todos

Me dijeron que tienen dudas – inició Leviatel gritando con su poderosa voz y todos le escucharon. – créanme que los entiendo, aparece un ser de la nada y los saca de esa prisión sin siquiera decirles para qué o por qué, pues bien, justo ahora les explicaré, tenía dos motivos para entrar a esa prisión, uno; sacar a un brujo de ahí que me ayudaría. Y el segundo; ese es más complicado y para explicar eso debo de contarles quién y qué soy, los humanos me conocen por varios nombres en distintas historias, en muchas me exponen como una serpiente gigante o un dragón del mar a la cual llaman de muchos nombres, pero el más común es Leviatan, así me llamé una vez, ahora soy Leviatel, soy de un planeta distante a este, mi planeta es hermoso y enorme, en mi planeta vivíamos felices y en armonía dirigidos por un dios llamado Dus, un dios que ya ha venido a este mundo, este dios quiso hacer reinar su palabra y su autoridad sobre todos los nuestros, quiso despojarnos de todo lo que teníamos y muchos no lo toleramos, Luciel que era su mano derecha fue el primero en oponerse lo que desencadenó una guerra, la guerra de Henel, una guerra larga, sangrienta, la guerra que nos dividió, la guerra que nos destruyó – Leviatel se sentía molesto recordando que en ese tiempo su misión era derrotar a Dus junto a Luciel, pero fracasó. – hay distintos niveles en mi especie, están los promedio, la mayoría, los que son parte del montón, están los candidatos a El, ellos son los que destacan en habilidades, también están los El, estos son muy superiores al promedio y como los más fuertes están los El de elite, yo soy un El de elite, eso quiere decir que mi poder no se compara con los demás, ni siquiera con los El, en toda mi especie existen pocos El de elite, diez estamos en este mundo. Mi bando, los que queríamos la libertad fuimos desterrados y vagamos por mundos hasta llegar a este, un mundo joven dominado por tiranos, tal como en mi mundo, pero aquí podíamos iniciar una vez más, prepararnos para volver y cobrar venganza, pero los dioses de este mundo nos atacaron, cuando nuestro tratado de paz falló, desaparecieron a Luciel y nosotros nos dividimos, nos dividieron nuestras formas de pensar, nos dividieron nuestras creencias, nos dividió el odio, por eso ahora los siete clanes estamos en guerra, una guerra que no terminará hasta que solo quede un El en pie y yo voy a dar todo por ser ese, y ahora más que veo lo cruel y sádico que pueden llegar a ser los humanos, ellos solo quieren un mundo para ellos, donde solo se crean en ellos ocultando lo demás, ocultándolos a ustedes, los humanos deben de servir al fin y para eso fueron creados, pero para llegar a eso debo derrotar a los demás El, no les pediré ni les obligaré a que me sigan, yo no soy como Dus o como los lideres humanos, aunque sí me encantaría que vinieran a esta guerra conmigo, sé que ustedes no tienen nada que ver en esto, pero yo no podré solo y tampoco puedo asegurar el futuro de este mundo o el suyo en manos de otro El – concluyó Leviatel, mintió en algunas cosas y no contó todo, pero al final dijo la verdad, a medias, pero verdad y eso debía de contar, esperaba que todos se marcharan, pero no fue así, excepto por una que se habría paso caminado a las afueras de la isla




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