Los cambios en el amor

Capítulo Cinco



 


Joel no se hizo del rogar ante la petición de su amigo y mientras la primera botella se vaciaba, le fue contando todo lo que sabía sobre la chica que lo tenía loco hasta que se acabó la tercera, ambos con signo de ebriedad en sus organismos. Como buen borracho, Alejandro solo pudo captar su nombre y uno que otro dato, pero no quería interrumpir a su amigo, a este le brillaban los ojos y su rostro adquiría un tono de jovialidad. Era bueno, al menos uno de los dos tenía que sentar cabeza y atreverse amar. Alejandro se alegraba de que su amigo tuviera tan buena suerte de encontrar a alguien que lo hiciera emocionarse con solo hablar de ella y aunque al principio sintió envidia por su suerte, al seguir bebiendo cualquier rastro de cordura se fue desapareciendo hasta que sólo pudo asentir y recitar una que otra palabra inaudible.

Cuando Alejandro estuvo a punto de dejar caer su cuerpo hacia atrás, su buen amigo lo agarro impidió un buen golpe.

-¡Es que pesa este cabron! ¡Alejo! ¡Alejo! ¡Alejandro!- suspiro-.¿Que haré contigo Alejandro? - se preguntó, arrastrando las palabras pues este también estaba alcoholizado. Joel suspiro- Karol...

La joven rubia dejo el vaso al cliente que estaba atendiendo y corrió hacia ellos.

-¿Si?.

-Hoy te quedas a cargo ⚊ Karol asintió -, por favor cierra bien...-Joel acomodo a su amigo y cuidando que este no se le resbalara de las manos, metió una mano en su bolsillo, sacó las llaves de su coche y se las tendió-, ten, para que no agarres transporte público, cuidate y cuidalo.

Karol volvió asentir y sonrojada, volvió a su trabajo.

Joel empezó a caminar hacia la salida con algo de dificultad pues Alejandro estaba dormido y tenía que cargar con su cuerpo. Agradeció que uno de sus empleados al verle en esa situación lo ayudará y agarrando el primer taxi que pasaba por el lugar, ambos se montaron directo a la casa del empresario.

-¿No va a necesitar ayuda patrón? -Le preguntó el taxista a Joel.

Este negó.

-No se preocupe, tenga y quédese con el vuelto.

-Que le virgencita de guadalupe le pague, jefe y si necesita un servicio de taxi - el conductor le entregó su tarjeta personal -. llama a cualquier hora que en menos de lo que cante un gallo estaré a su lado.

El taxi arrancó y se fue dejando a solo a los amigos.

Joel colocó el cuerpo inerte de su amigo en la cama y se dispuso a desvestirlo quitándole los zapatos, después el chaleco y por último la corbata, lo arropo y agarrando unas mantas prestadas, salió de la habitación dispuesto a dormir en el sofá.

A la mañana siguiente Alejandro despertó con un terrible dolor de cabeza, sus ojos le dolían y todo le daba vuelta.

-¡Oh dios, que jaqueca! - gimió-. Necesito una aspirina... Algo, lo que sea. ¿Como habré llegado aqui? ¡Por dios bendito! ¿Pero que mierda me dio de beber Joel? - decia mientras se levantaba de la cama, pero se volvió acostar al ver girar sus mundo.

-Lo que necesitas es unos buenos pencasos muchachito rebelde- escucha la voz de su madre. Bufo.

Su madre acababa de entrar a la habitación y consigo traía un buen caldo de pollo, un vaso lleno de agua mezclada con aspirina. Todo en una bandeja.

Alejandro suspiro, ansioso por aliviar el dolor, viéndola con admiración.

-¡Oh madre, bendita seas entre las mujeres!- la señora Ernestina puso los ojos en blanco, viendo a su hijo mirarla entre adolorido, suplicante y super-humana.

⚊No debería estar ayudante te has portado tan mal para conmigo y tu padre que debería estar enojada ⚊le acusó.

Alejandro se rie mientras toma del vaso, tomando todo el contenido y cuando acaba, erupta y su madre le da un pequeño golpe en su muslo.

Alejandro rie y colocando el vaso en la bandeja, empieza a deborar el caldo.

-Cuídado que te puedes quemar... -Le advierte su madre.

Pero más tardo su madre de hablar que Alejandro alejar la cuchara y sacar la lengua, moviendo la de un lado a otro.

-Está caliente -comentó con la lengua afuera . Su madre rie en tono burlón al verle, ni Joel fue tan despistado.

Esta vez Alejandro si soplo la cuchara, tratando de enfriar el contenido de este y se lo lleva a la boca. Su hijo hizo un sonido de aprobación y satisfacción.

-¿Y joel? - Le preguntó a su madre.

-Está dándose un buen baño. Cuando llegue el pobre estaba casi muerto en el sofá, pero mucho mejor que tu si se puede contar- comparó.

Alejandro se quedó callado, sabía que si contestaba tendrían una fuente discusión. Por lo tanto, terminó de comer y apartó la bandeja.

-¡Acabo de ver nuevamente el cielo y todo gracias a ti madre!. Venga pa' aca'- sin previo aviso, Alejandro se abalanzó hacia su madre, dándole muchos besos en su cara mientras su madre protestaba.

-¡Alejandro, hijo me vas a ensuciar! ¡Apartate! ¡Hueles espantoso! ¡Alejo!.

-No me importa, no me importa, así estaremos sucios los dos - decía entre beso- lo importante es que tengo una madre genial y es solo mia, mía.

-¡Yupii! ¡Abrazo familiar! ¡Yo quiero! - se escuchó una tercera vos. Era Joel, que se abalanzó hacia ellos. Enriqueta se vio envuelta entre los brazos de dos gigantes.

-¡Niños, niños, sueltemenme!¡Alejandro! ¡Joel!.

Cuando Joel salió de la casa de su amigo iban siendo las tres de la tarde. Ese día Alejandro no había ido al trabajo, pero si había pasa todo el día pegado al teléfono, su madre los había acompañado y mimado todo el día que cuando era la hora de irse, Joel buscaba excusas para no tener que hacerlo.

Al final ese día para Joel había sido único, desde que su madre murió y a consecuencia de este su padre se volvió alcohólico la familia Alcalá se había convertido en su otra familia. Los padres de Alejandro se encargaron de educarlo, cuidarlo y proteger sus intereses. El señor Alcalá se encargó de encerrar a su padre en una clínica privada de personas adictas y también de los negocios que al cumplir Joel dieciocho años, se le fue entregado. Mientras que la señora Enriqueta trato de darle el cariño de una madre y comprensión de una amiga, Alejandra y Fabricio jugaron un papel fundamental ya que ellos lo defendían y protegían de cualquiera que tratará de hacerle daño. A tal punto que un día Alejandro le dejo un ojo colorado a un niño al enterarse que este le hacía bulliiyng, más tarde se enteraron que este tenía un hermano mayor y Fabricio tuvo que intervenir.



#30285 en Novela romántica
#4997 en Chick lit

En el texto hay: pasion, romance, amor

Editado: 23.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.