¿Cómo era posible que hubiera pasado ésto? Se preguntaba Kakashi. Las nubes blancas recorrían el cielo azul. En su mano izquierda sostenía la última edición de "icha icha" pero llevaba varios minutos mirando el cielo.
—No puedo aceptar eso... —Era la voz del Hokague que salía medio amortiguada del otro lado de la pared.
«Maldito Orochimaru» Pensó Kakashi, no pudo evitar apretar los dientes, furioso. ¿Cómo había logrado infiltrarse? Es decir. Sabía como. Había asesinado a un equipo entero de genin de la hierba. Lo que no sabía era porque nadie se había percatado.
—Escucha Minato. A mi tampoco me gusta pero tenemos una imagen que mantener... —Ésta vez era el tercero. Si no lo conociera creería que tenía nostalgia, o quizá... No, el viejo era mejor que eso.
—Estoy de acuerdo con Sarutobi. —Era la voz de Danzo, tan monótona y dura como siempre.
—Los Shinobi de la arena están por toda la aldea. No podemos dejar que vean ni rastro de debilidad.
Tras el comentario hubo un corto silencio, enseguida se escuchó la voz del cuarto.
—Usted tiene un sobrino en el examen. ¿No es cierto? ¿Qué creé que pasará si se encuentra con Orochimaru?
—El lo enfrentará. Morirá en el intento de ser necesario.
—Es un niño. —Señaló Minato acusadora mente.
—Es un Shinobi... —Replicó el líder de raíz—. Ella era aún mas joven cuando lo enfrentó.
El silencio que siguió era tenso como la cuerda de una trampa a punto de saltar. Se alargó mientras los segundos contaban. Kakashi tensó los músculos listo para atravesar la ventana...
—Tenemos varios equipos de ambu buscándolo. Ésto no tiene que escalar tanto.
El tercero había calmado el ambiente y Kakashi se relajó.
—Ademas Danzo ya se va.
Solo podía imaginar como se sentía su sensei.
—Por supuesto... Nos retiramos Uzumaki.
Los pasos de Danzo resonaron en la oficina. Kakashi sabía que alguien lo seguía de cerca pero ella era tan silenciosa que a menos que la vieras no sabrías que está ahí. Esperó un poco pero no escucho nada más. De dos zancadas alcanzó su entrada habitual. Con la ligereza que brinda la costumbre metió el separador que usaba en "icha icha" y saltó el pasador de la ventana. Sintió claramente una corriente de aire que se colaba por la apertura que acababa de hacer. Se deslizo como un gato y cerro la ventana con el mismo movimiento.
Minato sensei estaba parado, rígido y con la mirada clavada en la puerta de su oficina que seguía abierta. El tercero lo miraba desde el otro lado del escritorio pero en cuanto Kakashi se detuvo sus ojos lo fijaron. Eran los mismos ojos amables y firmes que conocían los aldeanos pero él sintió algo más. Sintió que le pedía algo con la mirada.
Deseó no tener que estar tan cerca de éste tipo de asuntos pero no iba a dejar a su sensei sólo. No tenía más opciones, así que asintió. El tercero no dio muestras de comprensión. Simplemente apartó la mirada hacia Minato. Kakashi juraría que suspiro pero para cuando el tercero se despidió con un simple "me voy" ya dudaba haber visto tal cosa.
La puerta se cerró con un ligero clic tras la salida del tercero. Sabía que tenía que decir algo pero tenía la boca seca y la mente embotada. Era muy raro ver a Minato sensei perturbado por lo que fuera. Ésta vez estaba algo más que perturbado. Kakashi casi podía sentir la furia en el ambiente. Verla en lo tensó de sus músculos y su mandíbula. Temía que cualquier acción atraería esa tormenta sobre el pobre e incauto autor. Al momento siguiente el poderoso rayo amarillo desapareció y en su lugar estaba el amable cuarto Hokague. Solo entonces Kakashi se dio cuenta de que estaba aguantando la respiración.
—Tengo que pedirte un favor.
Kakashi ya imaginaba cuál sería ese favor. Con cualquier otro se lo habría pensado dos veces pero siendo Minato... asintió aún a pesar de que él no lo miraba. Por fin su sensei lo miró. Cualquiera pensaría que era una mirada como cualquier otra. Quizá hasta apacible. Pero los músculos de alrededor de sus ojos estaban tensos y su mandíbula parecía mas dura de lo normal. Ningún otro habría visto ésto, solo Kakashi por que lo conocía casi mejor que a si mismo. A pesar de todo, su voz se escuchó clara y calmada.
—Busca a Orochimaru. —Con un ademan casi casual sacó un pergamino de alguna bolsa en su chaleco táctico y se lo lanzó mientras le indicaba...
—Llámame si lo encuentras... y dales una mirada. Sólo para estar seguros.
Kakashi no pudo pensar en nada más, ni siquiera en la muda petición del tercero. Hizo una reverencia para despedirse y mientras se daba la vuelta guardó el pergamino en uno de sus bolsillos más accesibles. Abrió la ventana rápidamente, estaba a punto de salir cuando Minato lo llamó.
—Kakashi. —Dijo con un tono de voz más cálido que el de antes.
—Ten cuidado.
Kakashi asintió. Luego, con un movimiento felino salió de la oficina y cerró la ventana. Escudriñó el horizonte solo un momento y con un salto se perdió entre la maraña de tejados de la aldea. En la oficina del Hokague, Minato se dejó caer sobre su silla y se restregó la cara. Parecía haber envejecido 10 años en un instante...