Los caminos que salen de Roma (poesía)

XIX. Lejos del planeta azul

Mirábamos un planeta azul

desde un cubículo

de acero y hierro.

Comiendo palomitas

y flotando

en un punto pequeño del universo.

Las comunicaciones de radio

cortábamos

cuando queríamos amor

por encima del cielo.

Volver a pisar tierra firme a tu lado

era mi mayor deseo.

Y entonces me flotaste.

Pulsaste el botón de la compuerta

y sellaste mi destino.

Eso sí, procuraste

que tuviera el suficiente oxígeno.

Para pensar, para pensarte.

Para recordar, recodarte.

Para maldecirme.

Por creerte.

Todo es oscuridad,

salvo el sol que no deja de destellar.

Las estrellas también tienen cosas que decir.

Yo me muevo por la inercia

con la impotencia

de no poder hacer nada,

sin destino claro

y sin opciones de sobrevivir.

Si tuvieras dos dedos de luces,

volverías en la nave a por mí.

Como sé que no las tienes,

al menos me tengo a mí.

Pensar que llegaré más lejos

que cualquier humano,

me hace sonreír.

No importa que muera,

yo no voy a envejecer.

Tú, sin embargo,

vas a tener que contar

mil mentiras más

para hacerte creer.



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En el texto hay: poesia, amor, relatos cortos

Editado: 26.09.2024

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