Los caminos que salen de Roma (poesía)

XX. Yo de Stalin, tú de Truman

Yo siempre fui más de Stalin

que de Truman,

tu más de Estados Unidos

que de la Unión Soviética.

Cuán felices fuimos

dando final a una guerra desastrosa,

esa que nos había obligado

a parapetarnos

en trincheras nevadas y arenosas.

Recuerdo cómo deambulé

por un Berlín destruido,

llegué a tu campamento militar

y sin hablar y desde abajo

te ofrecí un helado.

Me encogí de hombros.

Fue el apogeo de dos, en un mito.

Luego vino un Telón de Acero

entre los dos,

construido a base de gritos,

lágrimas y peleas de mechero.

Invadiste mi península

y tuvimos que guerrearle al tiempo

y al verano.

Nunca llegó la paz.

Hoy tampoco.

Como en las dos Coreas,

firmamos un armisticio

que solo sirvió para que el capitalismo

te devorara y te desarrollara,

a costa de dejar que tu cuerpo

y mente sobreexplotara,

corrompiendo y cambiando lo que eras.

Mientras tú te desarrollabas,

yo me estancaba.

Mis ideas comunales radicalizaban.

Y aquí estoy,

con veinticuatro buques submarinos,

uno por cada vez que entré dentro de ti.

Dos millones de soldados,

tantos como las veces que un día te soñé

y pensé que no sería realidad.

Casi trescientos sesenta y cinco tanques,

uno por cada día

que no me ha permitido obtener ningún avance.

¡Que se atrevan a atacarme!

Ni tú podrás invadirme,

ni otra amenazarme.

Que tengo escudos antimisiles.

Nunca tocarán más allá de mi superficie.

Y si alguna desarma todas mis defensas,

que se prepare,

tengo una bomba nuclear

para que le acaricie.



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En el texto hay: poesia, amor, relatos cortos

Editado: 26.09.2024

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