Qué frío es este calor,
sin ti.
Qué vacía ahora se encuentra
esta triste habitación.
Qué grande se ve una cama
en la que apenas entra una persona
pero que durante un tiempo
reformamos y fue para dos.
Qué bella es tu ausencia,
ella al menos me trae tu recuerdo,
con el que me abraza por detrás
y limpia mis heridas de guerra
que surcan las trincheras de mis mejillas.
Qué vacías a veces,
suenan unas palabras.
Qué poco consuelo
tiene el desconsuelo.
Qué sinceras son
las gotas del corazón
que salen por los ojos.
Mis ojos.
Sí.
Fue verdad: hablo de mí.
No.
Fue mentira: hablo de ti.