Maratón 2.
Danilo: Riptide
Me siento como un criminal que ha sido atrapado en pleno robo y llevado hacia una comisaría para ser interrogado por los policías que en este caso son los chicos, quienes me miran fijamente tratando de averiguar dónde he estado que no les he contestado el teléfono.
— ¿Me puedo levantar?
Siguen sin decirme nada solo… fruncen el ceño y siguen pensando como toda señora analizando el chisme con una mano en la barbilla y la otra en la cadera.
Sabrina la tiene a unos cuantos pasos de mi interrogandola también haciendo preguntas como ¿Dónde han estado? ¿Con quien? lo simple, me da risa porque cuando le preguntan dice que no se acuerda o no sabe específicamente dónde hemos estado solo dice <<preguntenle a mi hermano que él sabe>>
Doy gracias que Lyn le dijo que no dijera nada a nadie que los tres han estado en su casa ella como toda niña curiosa pregunto el porque no le puede decir a nadie y Lyn le respondió que era un secreto entre los cuatro — también incluyó a Maddison — que si le decían a alguien ya no podríamos hacer piyamadas y comer mucho helado — claramente ella se asustó en pensar eso — y esas eran las razones del porque no puede decir a nadie ni siquiera a mamá.
— Sabrina si me dices donde han estado tú y tus hermanos, dejaremos que nos pintes la cara con maquillaje — le ofreció Andrew.
— Puedo pintar a mis muñecas, Andiu — torció sus labios.
Si que se está tomando en serio lo de no decir nada y admiro que a su corta edad de 6 años se esté resistiendo a pintarnos la cara. Estoy agradeciendo mentalmente a Lyn de que haya tenido esa charla con ella.
— Pero, Sabrina te están ofreciendo una cara y gratis, sin necesidad de chantajearnos.
— Quiero ir a mi cuarto, Dani — escucho ya el fastidio por esas preguntas que le están haciendo.
Todos me miran a la espera de una respuesta cuerda.
Está claro que le voy a decir que vaya a su cuarto porque ya está incómoda y quiere descansar después de haberse tomado la medicina y haberla devuelto en el camino a casa. Esa también fue otra charla aparte de no le digas a mamá.
— Le das una mirada a tu hermana que está en su cuna ¿De acuerdo?
Ella asiente pero antes de irse se acerca y me da un abrazo susurrandome lo mas despacio posible.
— Cumpli mi promesa — se separa de mí y me da un beso sonoro en la mejilla, yo le doy uno en la frente junto con una palmadita en su espalda.
Al ver que sube las escaleras todos me miran con mala cara haciéndome reír.
Esto va a ser divertido sin duda.
— Un montón de llamadas perdidas, mensajes, y muchas videollamadas y ninguna de las tres has contestado responde Danilo o te lo sacamos a golpes ¿donde has estado?
— ¿Están haciendo el papel de novia psicopata y celópata? — preguntó, acomodándome en en mi sitio.
— ¡Si! — chillán.
— Oh, perdón. No sabía que tenía novias con pito.
Me encantaba joderlos de esta manera, se están aguantando las ganas de sacudirme y golpear hasta hablar como un loro de circo. Le prometí a Lyn no decir nada porque siento que si le fallo me manda a la mierda y aprovecha a golpearme.
— No nos cambies de tema castaño — advierte First.
— Es que están actuando tal como lo hacía Clariss pensando que la engañaba y la cosa era al revés. Solo he salido con mis hermanas al parque de diversiones y después nos fuimos donde la tía Elizabeth, ustedes saben como es ella nada de aparatos en casa.
Doy mi excusa y mentira a la vez conocen a mi tía Elizabeth saben como es ella con los celulares y todo, haciendo que mi excusa sea válida en este pequeño interrogatorio.
Me miran antes de asentir, se lo creyeron ahora si eso es todo lo que me preguntaran puedo levantarme e ir a escribirle a Lyn sobre que su charla funciono.
— Damelo — Lucas extiende su mano.
¿Qué? ¿Qué quiere que le de? Mi argumento es válido ya puedo levantarme que no jodan.
— Que se lo des, Danilo. — advierte Apolo.
No me di cuenta que tenía el brazo vendado y los nudillos igual. Entonces era verdad.
— No entiendo ¿Qué quieren que les de? Yo ya les dije lo que querían saber.
— Que no se pare.
No entendí esas palabras hasta que se me abalanzaron encima cogiéndome de brazos y piernas para que no me moviera. Apolo comenzó a pasar sus manos por mi chaqueta y pantalones — me sentía manoseado y a mi no me manocea nadie a menos que tuvieramos sexo ¡Y esto no es sexo! — tratando de buscar algo en particular.
— ¡Oye! Esas manos — advertí, ya que cuando busco en los bolsillos del pantalón metió la mano muy a fondo.
— Si no te movieras no te hubiera tocado la polla ¡Deja de moverte!
— ¡Sueltenme entonces!
— No hasta que nos des tu celular.
Mierda no, eso no. ¡Las fotos que nos tomamos con los animales!
Esto es vida o muerte y yo necesito salir vivo de esto. Forcejeo con los cuatro para que me suelten, ejerzo fuerza en la piernas para que First me suelte de una vez me está valiendo madres si lo pateo o no, si me sacan el celular voy a terminar masacrado por sus manos. Adoro mi cara, no la quiero tener magullada.
— ¡Lo encontré! — Apolo lo alza para que todos lo vean incluido yo.
Me suelta dejándome tirado en el piso con mis extremidades doliendo por toda la fuerza que han puesto. Se cierran en círculo dejándome fuera, escucho como uno de los cuatro bufa hasta quedarnos en completo silencio.
Escucho murmullos de ellos girando la cabeza de vez en cuando para observarme, el miedo comienza a recorrer por mi cuerpo y por mi mente pasan un montón de torturas que me pueden propinar al haber mentido, no les puedo mentir somos el escuadrón y nadie le miente a nadie. Regla 3.
Editado: 31.12.2022