Los Chicos del Escuadrón (saga Escuadrón)

Especial

Retrocedamos en el tiempo, exactamente unos 18 años:

La luz entraba por la venta alumbrando la habitación oscura donde reposaba Renata y su prometido.

Había sido una noche muy agitada para esos dos tortolos, llenas de trabajos, comidas con la familia de su próximo esposo, un remolino de emociones por lo que se enteró hace dos semanas en su ida al ginecólogo.

La alegría aun la tenia en el pecho sabiendo que se encontraba dormida acariciaba su vientre con mucha ilusión y esmero por lo que se venía.

Entre sabanas comenzó a moverse y mover a su sexy prometido quien dormía plácidamente tan tranquilo que pensaba que si el ruido era muy fuerte lo despertaría.

Con una sonrisa destapo sus ojos levantando su antifaz negro con bordes decorativos muy bonitos y finos. Con pasos suaves camino hasta llegar a su baño cerro la puerta sin hacer el mínimo ruido.

Se daría un baño, pensó. Comenzó a sacar cada prenda que conformaba su piyama se miro en el espejo cuando estuvo desnuda y volvió a acariciar su cremosa piel adornada por unos cuantos lunares que más parecían pecas. Ato su cabello con una liga rosada y seguido abrió la llave para darse un relajante baño.

Tener prácticas en abogacías la cansaba mucho eran horas sin dormir pues era una carrera muy difícil, pero si la amabas como ella amaba su futura profesión se haría menos temeroso.

La tina comenzó a ser burbujas y el agua estaba a su punto mas deseable. Escucho los gruñidos de su novio y decidió llamarlo para tratar de convencerlo de que se bañaran juntos.

—Magnus, amor. Vente y acompáñame en la tina. — dijo, cuando su prometido apareció en el umbral de la puerta desnudo.

Sus mejillas se tiñeron de un lindo color rojo, así tuvieran ya años de su noviazgo no se acostumbraba a verlo como Dios lo trajo al mundo él al ver a su prometida de esa manera, asintió y pensó: Mi hermosa Renata ¿Por qué no darme un baño con ella?

Se despojo de sus gafas mañaneras poniéndolas a un lado para que no se mojen.

Renata lo detallaba y detallaba cada vez que hacían él le hacia el amor en su recamara el cabello rubio desordenado, su porte, esas fuertes piernas y brazos, su abdomen, aunque no fuera muy marcado estaba muy bien formado con unas cuantas líneas.

Tenía una bonita nariz, esas cejas pobladas, sus pestañas rizadas y ese cabello largo era lo que más le gustaba. Ella lo atrapo.

—Magnus — lo llamo, cuando él entro a la tina yéndose a la otra punta de la bañera.

Sus ojos se conectaron, con sus manos jugo con la espuma que casi sobresalía de los costados de la tina con un poquito de vergüenza y alegría, pregunto.

—¿Te gustaría tener hijos? — soltó.

Magnus alejo rápidamente la mano que se aproximaba a la pierna de su prometida para acariciarla, este la miro con mucho terror y la leve sonrisa se desvaneció de sus labios.

¿Hijos? Tan solo esa palabra le asustaba. Claro que no quería hijos estaba muy joven y no se sentía listo para tomar un rol tan importante como ese. Se visualizaba como un horrible padre ¿Qué pasaba si se le caiga? ¿Lo ahogaba? ¡¿Lo perdiera?! ¡Renata lo mataría!

Era un no rotundo, solo tenía 22 años era joven y guapo, y Renata inteligente, guapa, y muy joven quería disfrutar de un matrimonio sin preocupaciones o niños que necesitarán atención las 24 horas del día.

Esa no seria la respuesta que le daría a su novia, claro se lo diría de una manera en que remarcara en que no quiero hijos.

—Estamos jóvenes, Renata. Porque no esperamos unos años y decidir si queremos tener hijos o no.

La respuesta la decepciono mucho. ¿Qué hará ahora? ¿Qué pasara? Y, si… descarto algo absurdo sonrió levemente y no volvió a hablar más sobre el tema de los bebes.

Magnus, con los parpados cerrados blanqueo los ojos y miro hacia el techo de madera gruesa.

***

La mañana paso lenta, el ambiente y la tensión de los dos novios era muy pesada y todo esto por el simple tema de tener un hijo.

Renata decidió olvidar el suceso en la bañera, bueno al menos trato de hacerlo despejándose con unos papeles de un caso en particular que le habría otorgado su superiora. Se trataba de una denuncia por alimentos, ella, estaba del lado con la denunciante; en los papeles se dejaba claro que se acordó una pensión alimentaria a los dos hijos, de 12 y 4 años de edad.

Se descubrió que el joven padre de 27 años tenia nueve pagos ya vencidos de una cantidad muy grande de dinero; 700 000 mil dólares por los dos niños, mas lo que era pago de escuela del mayor y jardín de niños del menor.

Se informaba que se incumplían los pagos y que para dar vuelta al asunto deposito dinero falso: el banco no entendía muy bien y se preguntaban ¿Cómo se realizo un pago con billetes falsos?, si todas las personas que trabajan dentro saben diferenciar uno, y que por inspección junto a la seguridad eran pasados por una maquina especial.

Se paso la mañana revisando, buscando alguna ficha y revisando las leyes jurídicas de cuanto tiempo seria su condena por cometer casi dos a tres delitos: Fraude, incumplimiento, vandalismo y embriaguez pública. Su expediente estaba demasiado manchado y he ahí las demás denuncias se le pondría una pena de tres años, pero con lo último que si son delitos más graves lo máximo seria de nueve a diez si es qué el padre se conseguía un buen abogado de esos que hacen cualquier cosa para tener una pena mínima de cinco años. Dudaba mucho que eso fuese a pasar tenia a su superiora y ella, quien destaco entre los cinco mejores estudiantes siendo la número uno.

Se sabia las leyes al derecho y al revés y con Sara —su mejor amiga, quien a pesar de tener gemelos destacaba como la segunda mejor estudiante— conseguirían su objetivo.

Por el contrario, Magnus no podía enfocarse en lo su trabajo de bienes raíces en el sector de Sídny. La palabra Hijo se repetía un millón de veces fue tanto que decidido a sacar ese tema de su cabeza fue a por un trago al sector de barra personal que tenia en su despacho cerca al de su novia.



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En el texto hay: amor, chicos, fuck boys

Editado: 31.12.2022

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