Unas embestidas más y los dos terminamos corriéndonos. Madre de Dios, me siento demasiado cansada. Ya son tres veces.
Me besa y caigo rendida en su pecho. Su cabello castaño se encuentra desordenado y el mío esparcido en sus pectorales. La respiración de ambos es irregular, nos quedamos en la misma posición para recobrar el aire.
—Dani… —susurro.
—Mhm.
Creo que en el poco tiempo en conocernos… ya te quiero.
—Me terminaras rompiendo.
Mi cerebro maquina otra respuesta. Dani suelta una carcajada sonora, su mano sube de mi trasero a mi cintura. Su pulgar hace círculos en mi piel, se siente bien, me muestra una sonrisa perfecta.
—Debí grabarlo, siempre dices que soy yo el del ego.
Asiento y muerdo mi labio.
—Siéntete afortunado de la persona quien te alaga.
—Si, tienes razón —levanto una de mis cejas—. En modo de agradecimiento debería de arrodillarme y rezarle.
—Ya lo has hecho.
—Rubia pervertida —me levanta para salir de mi interior.
Siento el vacío. Mi entrepierna se siente rara al ya no tener a Danilo en mi interior.
Este día ha sido maravilloso, no hay ninguna molestia, problema o situación donde nuestro día se haya jodido. Todo ha sido paz y tranquilidad.
Mamá me dio literalmente el día libre. Sara, se fue con ella a no sé dónde para hacer no sé qué, antes de que mi tía y prima llegaran a Florida. Trate de disimular la molestia de verle la cara. Estoy tan segura que me restregara en la cara a su novio.
Porque sí. Ellas dos no vienen solas.
—Nuestro plan para la noche es…
—Ir a mi casa, cenar con mi tía, prima y su novio.
Sus cejas se fruncieron. Dani no tenía el conocimiento de ese detalle, era de última hora eso de que el novio venía. Sobé su pecho y puse de lado mi cabello.
—¿Novio?
—Mi prima trae a su novio —me encogí de hombros—, estarán aquí maso menos cinco días conociendo Florida.
—Vaya… ¿Crees poder aguantarla? Si deseas, puedes quedarte conmigo.
Me encantaría quedarme, pero conozco a Renata y no creo que acepte a que me quede con Danilo teniendo a mi tía de visita. Podría decirle e intentarlo. Aparte, es el castaño, valdrá la pena intentarlo.
—Tendremos que decirle a mi mamá.
—De eso me encargo yo —sonrió— Renata me ama, me quiere…
—como si fueses un segundo hijo. Lo sé, Dani.
Mamá ya amaba a Danilo.
Me levante cuando escuche el quejido de la bebé, me puse mis bragas, mi short y la playera de Danilo, era tan grande que me llegaba hasta los muslos. Respire su exquisito aroma al pasar la playera por mi cabeza. Siempre huele bien. Acomodé mi cabello y salí a ver a Maddy.
La bebé ha crecido mucho, al igual que Sabrina.
En el tiempo que las llevo cuidando voy aprendiendo lo que les gusta y lo que no. Sabrina es de las niñas que come todos sus vegetales, pero si uno de ellos se encuentra en trozos demasiado grandes los separa y no los come; Madd, es de las bebés que mientras tenga su chupón a la mano no causa ningún problema, aborrece el pure de calabaza con leche y lo que más le encanta es el pure de papa.
Para la edad que tiene ya puede masticar arroz y una que otra pierna de pollo. Sabrina no le gusta para nada el salmón ni tampoco el pavo ¿A quién no le gusta el pavo? a Sabrina.
Es la única de la familia que no como ese tipo de carne.
Danilo, ama las hamburguesas con doble queso, carne y orégano. Toma todo tipo de refrescos y odia con toda su alma las pasas.
No es alérgico a la pasa, solo no le gustan.
Daemon me dio una mirada al pasar por su lado.
Si, él gemelo de Dani se encontraba en casa. No nos hemos dirigido la palabra desde que lo vi. Su hermano no habla con Daemon, es como si no existiera y fuese un simple fantasma que deambula por la casa en silencio.
Las habitaciones de cada se encontraban lo más lejos posibles, no se miraban, no se dirigían la palabra y Sara, como buena madre, se preocupada por ellos.
Ya que, de pequeños, ellos eran muy unidos y se confiaban todos los secretos de cada uno. Sara en si no sabe qué fue lo que paso para que entre los dos hubiera bastante tensión. Los gemelos por lo visto no le contaron nada sobre la pelea y la razón que Daemon se transfiriera a otra universidad.
Ella sospecha algo, trato de hablar conmigo al respecto; me pregunto si Dani me había contado algo o viceversa. En esos tipos de temas Dani es muy reservado, no me meto en ello ya que no me incumbe.
Me adentro a la habitación, la bebé se encuentra acostada encima de su estómago. La saco con mucho cuidado tratando de que no se alborote, observo los juguetes en el piso.
Le apego en mi pecho.
—Ya estoy aquí —me muevo para tranquilizarla— ¿Quieres tu comida, pequeña?
—Ya está alimentada.
Me doy vuelta encontrándome con Daemon. Da varios pasos hacia mí, comienzo a retroceder lentamente por motivo de altura y piernas largas se me pone en frente.
—Mientras que te follabas a mi hermano yo le di de comer a mi hermana.
Toca la espalda de Madd, sus dedos rozan mi mano cuando corta el contacto.
—Gracias y que bien.
Es lo mínimo que puedo decir, mis gemidos han de ser bastantes altos para no escuchar la radio. Las mejillas se me sonrojan al prestarle más atención a sus palabras.
Me ha escuchado gemir.
—Te pagamos para que cuides de mis hermanas, no para que te tires a mi hermano, Lyn.
—¿Tú me pagas? —me es inevitable no ponerme a la defensiva.
—En tu paga esta mi dinero, Lyn, yo también contribuyo para la familia.
—No me llames Lyn.
—Bien que te encantaba cuando teníamos tres años.
Me quedo de piedra.
¿Tres años? Mi cabeza se resetea por completo. ¿Lo conocía cuando tuve tres? Que yo recuerde, no. Era imposible.
—¿No recuerdas?
Editado: 31.12.2022