Los Chicos del Escuadrón (saga Escuadrón)

Capítulo 23

—Danilo, llévala a tu casa, Lyn necesita…

Nada de que Lyn necesita descansar. Magnus frunce las cejas rubias y sigue sin quitarme la vista. Trago duro antes de enfrentarlo y darle cara. El novio de Renata lo mira furioso, y mirando las pintas que tiene los han interrumpido en medio festejo de 5 de julio.

—Mi hija no se va a ningún lado, no sin antes hablar con ella.

¿Hablar conmigo? ¿Cuándo tengo 18? Debió de haberse replanteado mejor esta charla hace, no sé, 18 años atrás, en vez de salir corriendo como todo un marica.

—¿Quién es ese Lyn? —señala a Danilo.

—Soy su…

—No me llames Lyn, para ti Lynsi.

Renata se me acerca en bata y me toma por el brazo.

—Lyn, vete, yo me encargo de este ser… despreciable.

Susurra. Mamá esta furiosa al igual que yo. Soy la copia de Magnus, ¿no pude parecerme a mi madre? Me mira con atención y espera alguna respuesta de mi parte.

—¿Qué haces aquí?

—Lyn…

—No Renata, quiero saber ¡Qué hace él aquí! ¿Qué haces en nuestra casa, Magnus? Porqué, mejor, no te vas, así como lo hiciste hace 18 años, ¿eh? ¡Largo!

—¿Así educaste a nuestra hija, Renata? La has convertido en tu yo de hace años atrás.

—¡Cállate! —grita ella. Puedo sentir como Renata solloza en silencio mientras me mira. Sara agarra un sartén de la cocina y se pone modo defensa.

—Respeta a Renata, desgraciado. No le vengas a faltar el respeto a mi chica o a su hija, porque si no, soy capaz de sacarte a patadas, imbécil.

—Vete, Magnus, no sabemos porque o qué quieres para que hayas regresado a la vida de ellas dos —Sara se pone a la par del novio de mi madre— Lárgate antes de que llame a la policía o te estrelle esto en la cara, jodido imbécil de mierda. ¡Largo!

Las lagrimas corren por mis mejillas sin parar, Danilo se a quedado en shock y no para de ver a Magnus.

Si Magnus la lleva a los tribunales, Renata lo destrozará con la ayuda de Sara. Nada puede salir mal. No voy a irme de Florida, no voy a despegarme de Dani, no voy a dejar a mis amigos, solo por el capricho de Magnus.

No me vi venir esto.

Jamás.

Pero miren, como dice la dichosa frase: Siempre espera lo inesperado.

Menuda frase de mierda.

—Quiero recuperarte, Lyn —Magnus se me acerca.

El novio de Renata la agarra del brazo y la apega a él dándole seguridad y calidez a esta situación. Quedo frente a Magnus que con su mirada de <<soy el mejor padre>> trata de convencerme.

—¿Quieres recuperarme? —me rio y con muchas ganas—. Debiste quedarte en Australia, Magnus. Así me ruegues, supliques, le hagas juicio a Renata o hagas cualquier mierda…

—Lyn.

—Ly-si ¡Lynsi! Nunca vas a recuperarme o a recuperar el tiempo perdido conmigo. Nunca, grábatelo bien, nunca te llamaré por lo que eres. Renata fue mamá y papá para mí. Ella fue la única con los ovaros bien puestos, Magnus, no como a ti.

—Tu madre sabía que no me sentía lis…

—¡Y una mierda! —un dolor repentino caló por mi vientre— Nunca estuviste para mí, ni cuando me caí, o me asustaba o me caía. Recibí muchas burlas al no tener a un padre, ni si quiera te dignaste a mandar una maldita postal. Pudiste aprender a ser un padre, pero no, el miedo te acojonó y tu mejor opción fue irte.

—Si tu supieras…

—No quiero oírte más, Magnus. Vete.

—Hija… —su cara cambia a molestia— ¿Sabes? No me voy a dar por vencido hasta que te recupere y te lleve a Sídney, devuelta, con mi madre, con mis hermanos y tus primos.

Del maletín que traía en la mano saca un sobre.

—Nos vemos en los tribunales, Renata.

—¡Te vamos a destruir! —grita Sara.

Sale por la puerta y ahí es donde me derrumbo.

:/:/:

Una semana, una maldita semana y se está volviendo mi martirio.

No duermo, no como, no salgo de mi habitación, no voy a la universidad y evito a Danilo. Sus llamadas, mensajes, videollamadas. Todo.

Llevo diez minutos encerrada en el baño. No puedo, no tengo las agallas de orinar en una simple prueba de embarazo. El tic de la pierna ha vuelto y el de mis dedos también.

Si no puedo orinar, lloro, sentada, en la taza del inodoro de mi casa.

Renata no sabe nada de esto, se mantiene ocupada para que su mente no la traicione y empiece con el tic de la pierna.

Regresa hasta la media noche y lo único que hace es beber una copa de vino antes de irse a dormir, bajo llave.

Ha evitado a su novio una semana, Sara a tratado de animarla en el tiempo que están en el trabajo o cuando llega a casa con la pequeña Maddy. Me duele mucho haber renunciado al empleo en la casa de la señora Sara.

Aparte, no quiero ver a Danilo. No lo quiero ver.

—Vamos Lyn —me aliento yo misma.

No puedo, sollozo, no puedo hacerlo. Soy una temerosa y débil. ¿Qué dirá Renata si esto sale positivo? Dani me dijo que nunca se iría y que pondría el pecho ante cualquier flecha que me quiera dar. Me dijo que me quería.

No mentía, ¿no?

Lloro con más fuerza. ¿Qué dirá Sara?

Llevo mas de una hora metida aquí adentro. No pudo hacerlo.

Mis ojos verdes se ven muy hinchados, mi nariz hinchada y roja y mi cara pegajosa por todas las lágrimas derramadas.

Mi celular suena haciendo que me sobresalte. Lo miro sin ganas. First. Me esta llamando First, por quinceava vez.

Todos los chicos del escuadrón han pasado el limite de llamadas, mi limite es diez, pero ellos han llamado más de veinte veces. Andrew, First, Apolo, Lucas, hasta Daemon.

No comprendo como consiguió mi número, pero lo hizo. Cuando descolgué la llamada me confundí mucho. ¿Daemon llamándome? ¿Es el fin del mundo o qué?

Le colgué luego de que dijera: ‘’Contéstale el teléfono a mi puto hermano’’

Instintivamente descuelgo la llamada.

—¿Hola? ¿Lyn? ¿Estas ahí? No estoy con nadie, me encuentro solo yendo para tu casa. Me tienes muy preocupado, Lyn, no seas una maldita y contéstale el teléfono a Danilo.



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En el texto hay: amor, chicos, fuck boys

Editado: 31.12.2022

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