Es un capítulo cortito, pero con lo esencial. Espero que lo disfruten y vean una partecita de mi pequeño Daemon. Besos a todxs.
—El tribunal entra en sesión.
Todos nos sentamos al ver entrar al juez. Contuve el aliento al ver a Sara parase frente al estrado. El juez asintió para que comenzara con el caso.
Lo habían practicado una y otra y otra vez las preguntas para él, para mi madre y para mí.
—Después de un divorcio, los padres tienen la obligación de pagar una pensión alimenticia para sus hijos menores de edad, aunque muchos no lo hacen, como es el caso del señor Magnus.
La abogada le pide de forma silenciosa que se calme y que fluya lo que tenga que decir.
—Es verdad, señor Magnus, que usted no ha pasado una manutención alimenticia a su ahora hija, mayor de edad, por su puesto, Lynsi Morgan.
—Eso es mentira —refuta la abogada.
—Su señoría, mi clienta, mi mejor amiga, y yo, tenemos pruebas de que el señor Magnus no ha pasado manutención a su hija Lynsi que ahora tiene 18 años.
—Su señoría —se levanta la abogada de mi padre—, mi cliente y yo también tenemos pruebas sobre eso y un testigo, por supuesto.
—Ambos acérquense para entregarme las pruebas debidas.
El juez revisa cada una de las pruebas que le entregaron ambas abogadas. Me muerdo la uña del dedo pulgar y mi pierna sube y baja. Tranquila, me repito. Miro hacia atrás, encontrándome con los ojos de Danilo a unos cuantos asientos detrás mío.
—Insistió en venir —dice Daemon en un susurro— No pude evitarlo.
—No te preocupes.
—Lo hago.
—No debes hacerlo.
—En realidad sí, porque estás llevando una copia de él en tu vientre —lo miro mal y él pone los ojos en blanco.
—Que suba la testigo —todos retienen el aire, mamá y yo quedamos boquiabiertas al ver a mi abuela pararse y subirse al estrado, la hacen jurar con la biblia en mano.
—¿Qué vas a hacer si tu madre gana el caso? —Daemon pregunta bajito.
—Quedarme, por supuesto.
—¿Y cómo va a reaccionar Renata al saber que estás embarazada? O mi hermano, cuando te vea en la universidad con un gran vientre. Sacará cálculos y sabrá que lo que llevas allí es de él.
—Él no va…
—Accedí a lo de ayer, pero no haré pasar a ese niño como mío. Si ya me odia por estas dos cosas, imagina el dolor multiplicado que va a sentir.
Tiene razón. Si yo me quedo, Danilo se dará cuenta y querrá encargarse, eso lo haría dejar los estudios, trabajar y quedar encerrado. Hasta lo harían casarse conmigo arruinando sus planes a futuro.
Y todo eso por mi culpa.
***
La siguiente sesión será la próxima semana, Magnus tiene de su lado a mi abuela y a la mayoría de familia quien nos aseguró que no sabían nada de su paradero y de dónde estaba ejerciendo.
Ahora me he dado cuenta que aquel dinero que mi abuela depositaba en la cuenta de mamá o las cosas que me regalaban no provenían de sus manos, algunas sí, pero lo demás era de Magnus.
Mamá se encontraba frustrada, aterrorizada y muy molesta con mis abuelos. Para ella, fue una gran traición. Ahora entendimos cómo fue que él nos encontró aquí y la dirección de nuestra casa.
Daemon cierra la puerta de mi casa, me lleva al sofá antes de meterse en la cocina, tiempo después, en sus manos trae una taza de té con unas aspirinas. El dolor de cabeza me mata y me siento tan cansada que no puedo moverme por si sola.
Siento que fuera a desmayarme.
—Es mejor que tomes esto antes de que te lo diga.
—¿Qué cosa? —mi corazón se aceleró, su mirada destilaba furia y decepción— Daemon.
—Dan acaba de regresar con ella —mi corazón dio un vuelco, las manos me temblaron haciendo que la tasa cayera al suelo haciéndose añicos.
Él no…
—Se la está tirando.
Y eso… eso fue la tercera cosa que volvió a destrozar mi corazón. Dani, mi Dani acaba de regresar con esa maldita, con esa… El impulso corre por mi venas, no sé cómo lo hago, pero termino aventando todo al suelo, rompo los adornos de vidrio y destrozo los cojines para llorar sobre la tela desgarrada.
***
Me quedo mirando a la nada. Lo único que me queda es este bebé. Solo él.
—Estar deprimida no le hace bien al bebé —El lado del colchón se hundió ante el gran peso de Dae.
Y también me quedaba él, o eso creo.
—Lyn.
Solo quiero dormir y no ver su cara. Mi mamo sigue sobando mi estómago plano, que pronto ya no estará plano en unos cuantos meses. Quiero irme de aquí, irme tan lejos para que me olvide de su rostro, de sus ojos, de sus sonrisa y de sus carcajadas.
—Necesitas comer, Lynsi.
—Vete, Daemon.
—No lo haré.
—Vete —volví a repetir con un hilo de voz—, quiero estar sola.
Sola con el bebé que espero.
Renata no está, Sara tampoco, los chicos no han venido a verme y ni siquiera me han mandado un mensaje. Menos First, quien no para de llamarme tres veces al día todos los días.
No se lo ha dicho. Y espero que no lo haga. No quiero que se entere y me odie más de lo que ya lo hace.
—¿Quieres estar sola? —Daemon enfureció— Pues mala suerte Lynsi Morgan, porque no voy a dejar que te hundas así por así. Ten los jodidos huevos de levantarte y dejar de hundirte en esta depresión que estás formando en tu cabeza, tu sola. No me he movido de aquí porque tengo a un sobrino o sobrina en espera y creeme que no voy a dejar lo pierdas por esto.
—No entiendes lo que está pasando.
—¡Claro que lo entiendo! —gritó— Lo entiendo perfectamente. Por qué crees que soy así. Yo perdí a la chica que amaba por un jodido error que cometí, perdí a mi padre y a mi hermano de paso. Me hundí y no tuve a nadie que me sacara de ese foso negro. No voy a dejar que tú seas yo.
«Yo en estos momentos estoy siendo tu hombro, tu roca ¡Tu maldita persona! ¿Sabes?, en un principio, me apeteció jugar contigo, ser el mismo cabrón como lo fui cuando le quité la novia a Danilo, pero no lo hice. ¿Sabes por qué? Porque mi hermano merecía ser feliz una vez en su vida y… y si ella no estuviera en mi cabeza todos los días, me hubiera metido contigo.
Editado: 31.12.2022