Y con este último capítulo se acaba la aventura. Le digo adiós a Dani y a Lyn. Gracias a esas personitas que han votado y compartido la historia, a aquellas por sus comentantios y a ustedes lectorxs, quienes me han acompañado en esta aventura tan asombrosa y bonita.
Este capítulo va para todxs ustedes.
Espero que lo disfruten y le digan ¡Adiós! conmigo a esta primera pareja.
Besos, Ana o Rosa (nombre de la cuenta)
5 meses después:
Danilo:
Esto era un calvario.
Mi cabeza palpitaba horrores, los ojos me pesaban y mis extremidades dolían. Me encontré con el cuerpo desnudo de mi, nuevamente, novia chocando con mi espalda. No era ella, me recordé.
No era Lyn quien despertaba a mi lado, desnuda, y con su cabello rubio esparcido en mis sabanas.
Habían pasado cinco meses desde que ella se fue para siempre de Florida, su madre, mi ex-suegra, ya había asimilado la idea de que su hija se largó con su padre.
—¡Danilo! —Los fuertes gritos de los chicos me hicieron retorcerme en la cama. Joder. Beber me estaba matando. Era mejor eso que sufrir por ella—. Levántate que llegamos tarde.
No voy a ir a la universidad esta nueva semana.
—No voy a ir. ¡Larguense!
Todos entraron seguidos de Daemon. Claro, lo que me faltaba, el imbécil con el que Lyn me engañó. Maravilloso. No le bastaba con que lo escuchara hablar todos los días y meses con ella, preguntándole si estaba bien, si comía a sus horas y sobre unas fotos que prefiero no hacerme una idea.
Relación a distancia. Les aplaudo por eso.
Por lo menos ella sí es verdaderamente feliz con él.
—Levántate —ordenó mi hermano— O te levanto a la fuerza.
—Que te den, imbécil. Por que mejor no te vas a hablar con tu novia, la de Sidney.
—Saquenlo de la cama antes de que lo haga yo.
Salió por la puerta dando un portazo, avivando mi dolor.
—No. Voy. A. Ir. Punto.
***
Al llegar de la universidad, cogí la primera botella de Ron que encontré del minibar. La destapé y bebí de golpe. El alcohol ahora era mi amiga, mi mejor amiga, a decir verdad. Me ayudaba a borrarla de mi mento o a imaginarla cuando cogía con mi novia.
Odiaba sentirme solo y ella claramente no me completaba. Lyn lo hacía. Ella disolvió a ese chico que cogía con todo lo que tuviera falda en cualquier fiesta nocturna que me invitaban los del equipo.
Hasta de la rabia me salí del equipo de fútbol. No era Lyn la que me iba a ver o a animar o gritar de emoción cuando anotaba un gol. Ella lo cambió absolutamente todo desde que me engañó y dejó por mi hermano.
¿Cuál era mi mal? ¿Mi maldición? ¿Darlo todo en una relación? ¿Decirle ‘’te quiero’’? ¿Decirle mentalmente que la amaba con locura y que ansiaba que ella fuera la madre de mis hijos?
—Mandame la foto, estoy ansioso por ver…
Daemon se calló abruptamente al verme sentado con la botella, la levanté y brindé por él y Lyn.
—Felicidades —reí ebrio— por su puta relación a distancia. ¡Les deseo muchos hijos!
—Envíame la foto.
Colgó y cuando dejó su teléfono en la mesa vino a mi a paso rápido para arrebatarme la botella de las manos. Me quejé por eso.
—¡Ey!
—No más alcohol para ti. Deja de beber como un puto idiota.
—Habló el imbécil que lo hizo todo un año.
—No voy a discutir contigo estando de esta forma.
***
Era la misma rutina, solo que esta vez era diferente.
Daemon olvidó su teléfono en el sillón, este no para de sonar y sonar. Tuve el impulso de cogerlo y ver de quién eran los mensajes. En la pantalla se iluminó el nombre de Lyn varias veces.
—¿Si viste la foto? —leí el mensaje en voz alta.
Nuevamente las dichosas fotos. ¿De qué trataban las fotos que le mandaba cada mes? Desbloqueé el teléfono de Daemon y lo que vi en esa foto no me lo esperé. Para nada. Fue un baldazo de agua fría para mi cuerpo y mi mente.
Es una niña.
¿Ella estaba…?
Revisé los mensajes anteriores y vi las otras fotos.
Ya tengo dos meses.
Ya son tres meses y pude escuchar el latido de su corazón, dice que es pequeño, pero fuerte. Estoy llorando.
Cuarto mes. Ya tiene formado todo su cuerpecito. Vi sus manitas y sus pies, su carita es preciosa y te juro que me fue inevitable no llorar.
Es una niña. Fuerte y sana. Ya escogí un nombre para ella, Daemon. Se llamará Daniela. Espero que puedas venir para que seas el padrino.
—¿Alguien a visto mi puto teléfo…?
Las manos me tiemblan, los ojos me pican al mirar a mi hermano quien, se ha quedado mudo y pálido por verme con su teléfono en mano.
—Daemon, ¿esa niña es mía?
—Dani… —cierro los ojos con fuerza.
—¡Respóndeme maldita sea!
—Sí, Daniela esa tu hija.
***
Toco el timbre de la casa celeste. Las manos me sudan y vuelvo a tocar el timbre por segunda vez.
—¡Ya voy! ¡Un momento!
Su voz se escuchó dentro de la casa.
Abrió la puerta con una sonrisa que inmediatamente se le borró. Baje mi vista a su vientre abultado que estaba tapado por un delantal de margaritas amarillas. Desde aquí podía oler su olor, el cual se había quedado impregnado en mis fosas nasales. Su cabello rubio estaba más corto desde la última vez que la ví.
Sus ojos del mismo color del mío se pusieron brillosos al instante.
—Dani —susurró más para ella que para mí.
—Lyn.
Fin.
Editado: 31.12.2022