Los Colores de la Vida

5# Poca paciencia

Llevaba varias semanas observando aquella chica de cabellos castaños y una reluciente sonrisa que pocas veces lograba mostrar.

A partir del día que él le advirtió que no dijera nada ella trato de evitarlo de todas las formas posible.

Él había aprendido varias cosas sobre Emily, cualquiera diría que era un acosador pero su verdadero propósito era asegurarse que la chica no dijera nada.

Emily se encontraba junto a su amiga quien se encargaba de sacarle aunque sea una pequeña sonrisa.

—Emily...¿Dónde te entra todo eso?— preguntó la pelirroja observando como ella comía apresuradamente la hamburguesa.

—Déjame comer tranquila —contestó aún con la comida en la boca.

Pero de cierto modo Hanna tenía razón su apetito había aumentado en el último tiempo.

—¡Hola chicas! —saludo amablemente el rubio de ojos claros.

—¡Dave! —exclamo Emily dejando la hamburguesa de lado para saludar a su amigo que últimamente se había vuelto muy atento con ella.

—Hoy habrá una fiesta luego del partido... —soltó mirando a las dos chicas con una gran sonrisa— ¿Qué dicen? —invitó esperando alguna respuesta.

—Yo... No cre.. —la castaña no pudo terminar y Hanna contestó por ella.

—¡Claro que iremos! —respondió apresurada la pelirroja.

¡¿Por qué Hanna hizo eso?! Se preguntó Emily sintiendo su cara arder de la vergüenza.

La felicidad se veía reflejada en los ojos de Dave quien la miraba dulcemente.

—¡Entonces nos vemos esta noche! —él se acercó y depósito un beso en la mejilla de la castaña.

Y se fue sonriente pero no sin antes guiñarle un ojo.

Dave era su amigo y le tenía un gran aprecio pero ella no lo podía ver de otra forma y tampoco quería darle falsas esperanzas.

A lo lejos Ethan observaba la escena con el ceño fruncido. Estaba molesto debía admitir que últimamente comenzaba a ver a Dave como una amenaza.

¿Y si ella le decía algo? No eso no podía pasar, su vida cambiaría por completo.

Ambas amigas salieron de la cafetería pero la pelirroja se fue por otro camino.

Esa era su oportunidad para hablar con la castaña que continuó su camino sola.

Se dirigía hacia la biblioteca pensó Ethan a medida que avanzaban por el pasillo, a la vez iban desapareciendo los estudiantes que corrían hacía sus respectivos salones.

Ya no había nadie y sin pensarlo más se acercó corriendo hacía ella y le abrazó por detrás tapando con una mano su boca y con la otra abriendo la puerta del cuarto del conserje.

—¡Suéltame! —rápidamente ella apartó su mano. Y él aprovechó para cerrar la puerta con seguro.

No había luz, pero si una pequeña bombilla tiro de la tira y se prendió. Dejando ver apenas sus rostros.

—¿Qué haces?... —preguntó horrorizada con sus ojos casi llenándose de lágrimas. Como si estuviera junto a un monstruo.

Una fuerte punzada se hizo presente en el pecho de Ethan y la culpa, y la conciencia lo consumían.

—Shh... —dijo el tratando de calmarla tomándola de los hombros.

—¡Suéltame!¡No me toques! —gritó nuevamente apartando sus manos bruscamente.

Aquella reacción bastó para despertar la ira en Ethan. Y eso no era bueno todos lo conocían en la universidad por su gran carácter y lo mejor era no tener problemas con él.

—¡Cállate! —exclamó con el ceño fruncido provocando que ella retrocediera chocando contra la puerta— ¡Sólo! —volvió a exclamar posando sus manos a cada lado de la cabeza de Emily.

La estaba asustando y eso era lo que menos quería, por lo menos no en ese momento, tenía que relajarse.

—...Solo vine a recordarte de lo que te advertí de no decirle nada a nadie y menos a Evans po...

El sentimiento de miedo fue disminuyendo de a poco en el interior de Emily.

¿Por qué le tenía tanto miedo?¿Por qué ella debía ocultarse para no cruzarse con él? Ella tenía que ser fuerte y no dejar que nadie la pisoteara. Ella era su propia salvación. Y ese momento bastó para que abriera sus ojos y darse cuenta que era mas de lo que esas personas decian.

—¡YA LO SÉ!¡Recuerdo perfectamente lo que me dijiste imbécil!  —soltó escupiendo con furia cada una de sus palabras.

La situación definitivamente ya le estaba consumiendo la paciencia .

—¡Ya déjame en paz!¡No le diré a nadie de nada!¡¿Acaso crees que vivo feliz con aquel maldito recuerdo en mi mente?!

Emily estaba enojada sus mejillas estaban húmedas de las lágrimas que salían en cada palabra que pronunciaba.

—¡Maldito imbécil!¡Ya deja de seguirme! ¡No vuelvas a acercarte a mi! —dijo provocando que Ethan frunciera su ceño y respirando cada vez más rápido.

Nunca se espero aquella reacción por parte de ella.

—¡Tranquilo olvidare toda esa mierda! Pero ya no me molestes... —dijo está vez hablando más tranquila.

El silencio inundó aquel pequeño lugar. Y Emily no dudo ni un segundo más para salir de allí. Dejando a un muy molesto Ethan que estaba colorado de la ira.

(...)

Su mente y corazón estaban más relajados, ya no sentía la horrible tensión. Pero aún había algo que la tenía intranquila y no podía saber que era.

—¡Apúrate! —Hanna entró a su habitación sin tocar la puerta dirigiéndose al espejo de pie.

—¿No te enseñaron a tocar? —preguntó la castaña que aún seguía recostada.

—¿Y a ti no te enseñaron que tienes que vivir la vida y divertirte, y no encerrarte en esta habitación? —las palabras de la pelirroja la dejaron pensado.

Era verdad ya hacía casi un mes que no salía de su cuarto, sólo se quedaba leyendo o comiendo, o haciendo la tarea.

Sus amigos salían a divertirse, en especial Noah que casi todas las noches se iba de fiesta.

—Además le dijiste a Dave que iríamos no puedes romper tu promesa —dijo la pelirroja terminado de maquillarse.

—¿Yo? Primero tú le dijiste que iríamos, y no le prometí nada. Y además ¡Tu nunca sales! —su amiga pelirroja se giro en su dirección fulminándola con la mirada.




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