—¡Tengo hambre! —se volvió a quejar la castaña.
—¡Es la décima vez que dices eso Emily! —respondió la pelirroja levantándose de su lugar.
Dos pares de ojos las miraron sorprendidos por la repentina reacción.
Ethan y Zack no se había ido de allí aún.
¿Por qué seguían ellos aquí? Se preguntaba Emily. Pero decidió no decir nada y tomar asiento en la sala de espera.
La puerta de la habitación de Noah se abrió y por ella cruzaba un señor alto de bata blanca y junto con el peli morado.
—Bueno jovencito por suerte no sufrió lesiones graves así que aquí tiene —dijo el hombre entregándole un papel— tome esto cada 6 horas y disminuirá el dolor.
—Gracias doctor —el chico se despidió y se acerco hacia sus amigas.
Miro a su alrededor y se dirigió hacía las sillas que se encontraban al frente.
—Gracias por ayudarme —se giró en dirección al azabache que estaba de pie en frente suyo— si no hubieras estado allí yo ya est...
—Solo quería asegurarme que siguieras respirando igual no lo hice por ti —dijo el azabache con soberbia.
Los otros tres chicos se quedaron sin palabras por aquella respuesta.
¿Este tipo no podía ser mas desagradable? Pensó Emily conteniendo el enojo.
—¡Simplemente te estaba dando las gracias simio! —exclamó Noah cruzándose de brazos.
—Y yo te respondí así que no te quejes mariposa y nosotros ya nos vamos —dijo sin mucha importancia tomando del brazo a Zack.
—Eso fue muy grosero Ethan —se libró del agarre y lo miro con el ceño fruncido.
—¿Y que esperabas? ¿Qué lo besara imbécil? —respondió con molestia.
El chico de pelos rizados se acercó hacia donde se encontraban los tres chicos que aun seguían desconcertados por la reacción de Ethan.
—Los invito a tomar algo... ¿Qué dicen? —invitó amablemente.
Unas deslumbrantes sonrisas aparecieron en sus rostros.
—¡Por fin algo digno de oír! —exclamó Hanna feliz levantando sus brazos.
—A dos cuadras de aquí hay una cafetería podem...
—¡Tienes que llevarme a casa imbécil! —el grito de Ethan los hizo sobresaltar.
—¡Vete caminando idiota por algo tienes dos piernas! ¿O el príncipe simio necesita una carroza? —se quejó Hanna mirándolo con desagrado.
—¿Qué dijiste? —Ethan se dirigió hacia la pelirroja.
—¡Basta Ethan! —Zack se paró en frente de Hanna, que seguía molesta— no te llevaré a casa, vete tú solo yo iré con ellos.
El azabache se quedó en silencio y mirando seriamente a Zack.
Ninguno dijo mas nada y se dirigieron a la cafetería.
La noche de a poco estaba cayendo.
—¿Y tú Emibu cómo has estado? —preguntó Noah quien iba caminando a su lado.
—Bien y no me llames así —dijo dándole un pequeño empujón— hoy hablé con Olivia va a venir a visitarme.
—¡Oh al fin! Hacia mucho tiem... —el sonido del teléfono de Noah los interrumpió.
Emily siguió caminando levantó su mirada y vio que mas adelante iban Hanna y Zack hablando.
Paso a paso Noah iba quedando atrás, y a su lado apareció Ethan.
Emily miró hacia su costado y la figura de Ethan apareció, sus latidos se hacían más intensos.
—¡Hanna! —gritó para llamar la atención de su amiga que ya había cruzado la calle.
No quería estar con él y no quería que estuviera a unos centímetros cerca de ella.
Volvió a gritar pero la pelirroja iba entretenida con el simpático chico, volteó hacia atrás y Noah estaba demasiado lejos hablando por teléfono .
Ethan se detuvo a su lado tenían que cruzar la calle pero el semáforo aun seguía en verde. Miro hacia ambos lados necesitaba cruzar la calle de inmediato.
Un sentimiento se hizo presente en su pecho y no lo pensó dos veces y cruzó la calle.
El sonido del claxon hizo que se detuviera en medio de la calle.
Un movimiento rápido e Ethan sostenía fuertemente de su brazo.
—¿Eres idiota? —preguntó el azabache con el ceño fruncido, soltó bruscamente el brazo de la castaña y siguió caminando.
Emily aún seguía sumergida en sus pensamientos. Sintió un fuerte dolor en el pecho y una mezcla de emociones.
—¡Apúrate Emily! —Noah pasó por su lado y la tomó de la mano— ¿Eres una tortuga? —preguntó el peli morado burlándose.
—¡Oye no te metas con las tortugas! —Emily respondió con el ceño fruncido y Noah comenzó a correr.
Llegaron a la cafetería agitados y los demás ya estaban adentro.
—Pensé que te habían dado una paliza —dijo Emily mirando a su amigo de pies a cabeza.
—Mi cara morada, mi ojo hinchado y el labio partido ¿No significan nada? —la castaña comenzó a reírse.
—¡Pero Nochi te molieron a patadas!
—A veces uno tiene que actuar en ciertas ocasiones —dicho esto Noah le guiñó un ojo y se acercó al mostrador donde se encontraban los demás.
La chica repitió la misma acción y dirigió su mirada a los carteles en la pared.
—Siempre tienen la misma mierda —Emily se sobresalto y dirigió su mirada al dueño de aquella Voz.
Y otra vez se encontraba con aquella persona.
—¿Por qué viniste? —inesperadamente las palabras salieron de la boca de la castaña que lo miraba esta vez con el ceño fruncido.
Ethan se giro en dirección a Emily y la miro fijamente.
—No creas que me agrada mucho estar aquí contigo y tus imbéciles amigos —dijo cruzándose de brazos.
Y en ese momento una pregunta cruzó por la mente de Emily. ¿Cómo podía estar ese chico todo el tiempo con el ceño fruncido?
—Y tú no te creas que a mis amigos y a mi nos agrada respirar el mismo aire que un cerdo como tú —contestó mirándolo de la misma forma.
—¡Dave! —chilló Hanna cuando la campanilla de la puerta del lugar sonó y apareció el peli rubio ojos claros.
—Noah me dijo que estaban aquí y como yo estaba por aquí cerca vine —dijo mientras saludaba a todos amablemente.