Los Colores de la Vida

20# Decisiones

—¿Qué haces aquí Ethan? —dijo tratando de evitar conectar miradas.

—¿Por que no entraste a clases? —preguntó tratando de que ella lo mirara.

—¡Déjame en paz! —gritó y a la vez lo apartó del camino— ¡y no te atrevas a seguirme!.

En ese momento sentía odio por su vida y por todo lo que le estaba pasando.

El camino a su casa se hacía eterno a pesar que caminaba rápidamente. Las lágrimas salían de sus ojos. 

Hasta que llegó a su casa y observó que enfrente de la puerta había una pequeña caja.

¿Y esto?

Miró hacía todos lados y no había nadie alrededor.

Abrió la caja y dentro de ella, había una foto del parque de diversiones, otra del cine y del lugar donde hacían batidos. Y al fondo una pequeña nota.

Hermosa sorpresa pequeña zorrita dulce espera

Y en la esquina de esta estaba manchada con lo que parecía ser sangre.

Todo eso parecía una maldita broma.

(...)

—¿Y si aquella noche liberamos algo? —preguntó Felix.

Luego de que Emily le contara lo sucedido a todos los demás habían quedado sorprendidos.

—¿Por qué no me dijiste que sentías ruidos? —preguntó Hanna mirando con el ceño fruncido— sabes que mi madre puede quedarse cuidando a mi abuela.

—Un espíritu —dijo Felix haciendo que todos quedarán en silencio mirándose uno a otros.

—No creemos en esas mierdas —Ethan se levantó de su lugar.

Inicio de flashback

—¿Hay algún espíritu aquí presente? —todo tenían sus manos sobre la tabla de madera.

Como si fuera magia la pequeña maderita se movió sobre el tablero hacia el si.

—¡No lo muevas Felix! —le reprochó Noah.

—¡No lo estoy moviendo carajo! —gritó sacando sus manos.

De repente la luz disminuyó pero no se apagó.

—¡Ya hay que parar esto! —exclamó desesperada.

No era la única que había quitado sus manos sino Ethan también.

—¡Con esto no se juega por Dios! —gritó nuevamente para levantarse de la ronda.

—¿Acaso eres de las que cree que bajará un espíritu? —preguntó Hanna desde su lugar.

—De esto se puede esperar cualquier cosa —finalizó Zack.

Fin de flashback

—No lo sé pero esto se tiene que acabar —Emily se levantó de su lugar tomó su mochila y salió de la casa.

No iba a permitir que su vida se viera acabada y aún las cosas con Ethan no eran seguras.

Ella no estaba lista para algo así no en ese momento.

Se dirigió a una clínica de maternidad donde vería un doctor.

—¿Primeriza? —preguntó una chica sentada a dos asientos lejos de ella.

La chica tenía una gran panza.

—Yo no voy a ser mamá —respondió sin mirarla a los ojos.

—Soy Susan —se presentó no era culpa de la chica de lo que le ocurría y la miró.

—Emily —forzó una sonrisa y su mirada se dirigió a la barriga de Susan.

—Y ella es mi bebé —dijo posando una mano en su barriga— la he deseado con todo mi corazón.

Emily tragó saliva esa bebé definitivamente recibiría mucho amor.

El tiempo concurría y la amable chica hablaba animadamente con ella. Que estaba sola sin apoyo de familiares y el papá de la bebé.

Y ella le contó parte de su historia.

—Emily Miller —llamó un joven doctor desde la puerta.

—Suerte Susan —le sonrió a la joven quien la saludó de la misma forma.

Ingresó al consultorio y a un costado había una camilla y en frente una pantalla, al lado de esta había una máquina con varias cosas.

—Recuéstate allí —le indicó el doctor— y dime ¿hiciste alguna prueba?

—Yo me hice un test y salió positivo, y quería verificarlo —dijo con indiferencia— y tuve varios síntomas mareos, náuseas y vómitos.

—Bien Emily procederemos —el sonriente se sentó al lado y aplicó un gel.

Su corazón latía rápidamente ahora sabría si había algo allí.

—...siete semanas aproximadamente veo algo aquí pero creo que no es nada... —dijo el mirando con una sonrisa la imagen— ¡felicidades será mamá!

Emily se enderezó y tragó saliva. El rostro del médico cambió.

—Yo no quiero tenerlo —el hombre le entregó papel para que se limpiara.

—Muy bien por suerte para usted es pequeño pero aquí no es gratuito —dijo finalmente para entregarle un pequeño papel.

—¿Cuánto dinero sería? —ella elegiría pagar porque sabía que era un lugar seguro.

El doctor seriamente le entregó un papel.

Esto le saldría caro y tendría que buscar una forma de conseguir el dinero.

Salió de la clínica y empezó a caminar por las calles de la ciudad.

Su mente volaba, en su vida estaban ocurriendo varias cosas.

Posó una de sus manos en su vientre. Aún no lo podía creer.

¿Hay algo dentro mío?

Pero no podía clasificarlo porque ella tenía decidido a que no lo tendría, no podía.

Giró su cabeza y en frente suyo había una pizzería.

《 Se busca mesero 》

No lo pensó otra vez y entró.

—¡Bienvenido a Pizzería Doros! —una amable joven la recibió.

—Vengo por el puesto de mesero —dijo mirando a su alrededor.

Tenía un empleo al fin y con cálculos pensó que en solo dos semanas tendría el dinero necesario.




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