Los días pasaban y habían cosas que no podían seguir ocultándose. Ethan había cambiado su forma de ser una actitud que hacía que ella se sintiera cómoda estando a su lado.
Pero en su corazón había algo que no la dejaba tranquila, cada vez que el quería abrazarla siempre buscaba una excusa o se alejaba, su barriga cada vez era más evidente la ropa holgada pronto ya no le serviría de nada.
—¿Estás lista? —dijo Hanna alegremente mientras arreglaba su cabello— Te ves hermosa Emily y ya verás que todo saldrá bien.
Solo quedaba sonreír y mantenerse positiva, la reacción de Ethan para todos sería una incógnita.
Él pasó a recogerla en su auto, con aquel vestido se notaba el leve bulto pero con la chaqueta que llevaba podría disimularlo.
Su día de picnic había comenzado era un lindo lugar el que habían elegido los árboles altos, y el césped verde y con una bella vista a la ciudad.
Su corazón latía rápido al ver como el sol iba cayendo de a poco. Por parte se sentía segura ya que sus amigos se encontraban cerca por cualquier cosa que sucediera.
—Em hay algo que debo decirte —él habló primero.
—Ethan hay algo que también tengo que decirte —en el rostro de Ethan apareció una tímida sonrisa.
En su carterita llevaba aquella prueba que se había realizado. Ella le dió la espalda observando la ciudad una vez más, el corazón parecía que iba a salirse. Sacó la prueba y se giró.
Él se encontraba con una pequeña cajita pero su mirada se dirigió a sus manos y su rostro cambió por completo.
—Es algo que hace mucho quise decírtelo pero no sabia como lo tomarías —dijo al borde de las lágrimas al ver como el rostro de Ethan se transformaba cada vez más.
El enojo era evidente.
—¿Qué mierda dices Emily? —gritó enojado soltando la caja que tenía en sus manos— ¡Ese hijo no es mío!
—Ethan... —su corazón al escuchar eso se hizo pequeño.
—¡Maldita sea!¡Eres una mentirosa! —un fuerte dolor se hizo presente en su pecho y las lágrimas corrían sin parar.
Posó una mano en su vientre al sentir una puntada.
—¡Emily! —detrás de un árbol salió Hanna, junto con los demás.
—¿Tú sabias de esto? —él miró a Zack que se encontraba desconcertado— ¡¿TODOS LO SABÍAN?! —gritó esto y sin mirar atrás se subió a su auto dejando a todos sorprendidos y preocupados.
—Yo... —la punzada en su vientre se hacía más intensa— sólo...pensé —entre sollozos— ¡aah!
Y por un momento todo se volvió oscuro.
(...)
A lo lejos escuchaba unas voces.
¡Ese hijo de perra cuando lo encuentre me las pagará!
¡Sabía que ese simio reaccionaría mal!
Pobre Em y pobre bebé el padre que le tocó.
No creo que Emily permita que ese sujeto se acerque a su hijo.
No puedo creer que el haya reaccionado de esa forma.
Las voces de todos se hacían cada vez más cercanas las voces provenían de afuera, y ella se encontraba en una habitación. Llevó la mano a su vientre que aún estaba abultado.
—¡Emily despertaste! —Olivia entró en la habitación.
—Señorita Miller gracias a Dios usted y su hijo se encuentran bien —dijo el médico mientras anotaba en su planilla— pero la próxima vez no creo que tenga tanta suerte.
...Los episodios tanto de mucho estrés, ansiedad o depresión pueden causarle complicaciones en el embarazo e incluso provocarle la muerte al bebé —él le entregó un papel— tome estos medicamentos para ayudar al bebé y por favor evite situaciones que impliquen emociones fuertes.
Ella solo asintió el saber que su bebé estaba bien hacía que estuviera tranquila pero aún el hecho de recordar aquel mal momento con Ethan aparecía una sensación de angustia.
—Vamos Emily —su hermana ayudó a levantarse.
—Por favor que haga unos días de reposo y evitar situaciones que provoquen malas sensaciones en ella —terminó el doctor y salió de allí.
Ahora si se sentía completamente sola en esto...