El olor a humedad ingresaba por sus fosas nasales, la madera mojada y metal. Y una fuerte luz en frente de sus ojos. Los pececitos en su barriga se movían, sonrió débilmente al sentirlos.
¿Dónde estaba?
—Al fin despertaste hermosura —habló una voz gruesa.
La desesperación aumentó pero al moverse se dio cuenta que sus manos y pies estaban atadas a la mesa en la que se encontraba acostada.
—¿Quién eres?¡Déjame en paz! —gritó tratando de librarse.
—Soy alguien que te admira demasiado —el hombre iba acercándose más y más.
Al acercarse a la luz poco a poco divisó quién era.
—¡Suéltame cerdo asqueroso! —gritó de nuevo.
—Tienes que tranquilizarte recuerda que tienes a dos criaturas aquí dentro —dijo posando una mano sobre su panza.
Aquel acto le causaba repulsión que empezó a moverse bruscamente. Provocando que unas de sus manos se librará.
—Creo que te pondré cadenas —y el tipo le pincho el brazo.
-.-.
Ahora se encontraba en el piso sus manos estaban encadenadas.
—¿Sabes algo? —el tipo fue acercándose a ella con una varilla entre sus manos— eres inteligente y eso te diferencia de otras pero tienes algo que quiero...
El sonido del teléfono lo interrumpió.
—Estaré ahí en un momento querida —el se inclino a su altura— volveré por ti si te mueves les harás daño a ellos...
Al notar que lo que tenía alrededor de su barriga mayor era su desesperación.
Tenía que escapar de allí y recordó del invisible que llevaba en su cabello, al llevar las manos a su cabeza la cadena tiro y empezó a apretar su vientre.
No quería hacerles daño a su bebe, pero al notar las cosas que había a su alrededor se dio cuenta que aquel lugar parecía el hogar de un homicida. Si gritaba no tenía sentido era obvio que nadie la escucharía.
Tenia que mantener la calma y pensar, se inclinó hacía un lado porque el dolor y la presión no sería tanto, y logró sacar el invisible. Eso lo había visto en una película al menos algo lógico debía tener.
Hasta que el candado se abrió. Se levantó aunque al darse cuenta tenia una lastimadura al costado del vientre. Revolvió todo lo que había en el lugar, hasta que una caja llena de papeles se cayó al suelo.
Muchachas jóvenes y embarazadas aparecían en las fotos. Fotos de bebés recién nacidos. Y en la pared había una imagen de la casa que supuestamente estaba embrujada. Tenía que salir de allí una brisa venía de algún lugar. Era detrás de un estante. Con ayuda de una pala logró abrir la puerta que daba hacia un túnel.
¿Qué carajos era todo esto?
(...)
—Tranquilo cariño todo estará bien —mi madre trataba de tranquilizarme como todos lo habían intentado pero nada podía lograrlo.
—La policía no encontró ninguna cámara de seguridad —dijo Hanna que se encontraba sentada a su lado.
—Aquí estoy querida —aquel tipo detestable cruzó la puerta.
—¿Por que llamaste a este tipo mamá? —dijo enojado mirando con desprecio aquel hombre.
—Señor Jensen aún no tenemos el paradero de su novia desaparecida —el oficial ingresó a la casa.
Varios oficiales habían entrado a la casa pero no habían encontrado rastro que dieran con el paradero de Emily.
—Me dijo que alguien estaba acosando a su novia —dijo el señor mientras tomaba nota— pero nunca supieron quién.
—¡¿Señor oficial ya le dijimos los mismo más de cien veces que hacen aquí que no la están buscando en otra parte?! —grité desesperado— ¡Ella está embarazada por Dios!
—Disculpe oficial pero mi hijastro no se encuentra del todo bien para que siga interrogándolo —John habló.
—Les estaremos informando —el señor se retiró.
En cuestión de unos minutos todos los oficiales de la policía se fueron de allí.
—¿La encontraron? —una mujer con un bebé en brazos entró a la casa.
—No Susan aún no sabemos nada de ella —Olivia se dirigió hacía la recién llegada.
Los minutos pasaban y no sabían nada.
—¡Chicos sé donde puede llegar a estar! —un agitado Felix entró corriendo a la casa con una computadora en sus manos.
—Yo tengo que irme —el esposo de mi madre se levantó de allí y se fue.
Sin darle mucha importancia Felix volvió a hablar.
—La casa de los Sobecs —escribió en la computadora— y se quien puede estar involucrado y es mejor que nos vayamos ya.
—¿De qué estas hablando? —preguntó Hanna.
—¡Vamos tenemos que ir a buscar a Emily! —gritó él.
Todos se levantaron rápidamente.
Iría a buscarte y te traería sana y salva...